Si bien devoré en su momento los siete libros (ocho, si contamos 'El legado maldito') y disfruté bastante de las películas, no me considero un fan fatal de 'Harry Potter'. Quizás más por no corresponderme en la generación que por otra cosa. Aún así es difícil no embriagarse de emoción en los primeros compases de 'Harry Potter: Regreso a Hogwarts', el especial de HBO Max que celebra los 20 años de la saga cinematográfica.
Había evitado conscientemente empaparme de expectativas y, más allá de lo inevitable, le di al play prácticamente sin saber nada de lo que iba a encontrarme. Lo primero, una invitación a la fiesta del 20 aniversario, junto a los protagonistas, principalmente Emma Watson, llegamos al gran refectorio de Hogwarts emocionados con la música y esperando grandes festejos. Vaya decepción cuando veo que lo que sigue no es exactamente eso.
Un encantador making of
Con un estupendo truco más de ilusionista que de mago, de repente nos metemos en un embellecido, festivo y particular "cómo se hizo" comentado por los actores y directores de la saga. Moviéndonos, eso sí, entre escenarios icónicos (la sala común de Gryffindor, el despacho de Dumbledore, el callejón Diagon, etc) en los que se comparten recuerdos y narran su pedazo de historia oral de Harry Potter.
Así nos encontramos con conversaciones entre Watson, Rupert Grint y Daniel Radcliffe, este último sirviéndonos como puente para entrevistar y contar batallitas con Chris Columbus, Helena Bonham-Carter o Gary Oldman. Estas charlas que, en el fondo es lo que distinguiría un BTS al uso de este especial, no terminan de tener una chispa o una espontaneidad suficiente.
Más allá de las ausencias tristemente inevitables —los fallecidos Richard Harris (Albus Dumbledore), Helen McCrory (Narcissa Malfoy) y Alan Rickman (Severus Snape)— y alguna también notable, este Regreso a Hogwarts es todo un desfile de grandes actores británicos que encarnaron a "los adultos" de la saga.
Con estos intercambios vemos dos generaciones distintas que ahora se mira (o lo intenta) de igual a igual y que comparten sus anécdotas y lo que aprendieron unos de otros. Son puntos enternecedores en los que se recalca la idea (esa que muchas veces nos hace arquear la ceja) de que estamos ante una gran familia extendida.
Sí, hay momentos preciosos y de sincerarse entre ellos —los típicos enamoramientos, por ejemplo—. Pero (imagino que por temas COVID) está todo demasiado reducido, quitándole un tono celebrativo al programa en lo que se va contando desde los orígenes hasta la claqueta final de 'Harry Potter y las reliquias de la muerte Parte 2'.
También hay decisiones entre lo extraño y lo sospechoso como destacar a un personaje algo rándom de la saga como el Dean Thomas de Alfred Enoch. Si bien Enoch se está haciendo un nombre (le hemos visto hace nada en 'Fundación') en la televisión, me ha sorprendido verle por aquí puesto que su papel era muy secundario.
Dejando de lado a la autora de los libros
Pero la joya de movimientos sospechosos se la lleva la participación de J.K. Rowling a través de una vídeo entrevista de 2019. Una sentada en el banquillo en toda regla ya que, si bien la presencia de la polémica autora es sin duda obligatoria, el que no haya estado en los fastos refleja su status de señora cancelada por sus opiniones tránsfobas.
De hecho, parte del especial (ya cuando comentan las últimas películas) incide en la inclusión en el universo Harry Potter de aquellos que no encajaban. Pero sobre todo, 'Regreso a Hogwarts' pone todo su foco en narrar cómo se forjaron las adaptaciones y su impacto en sus fans más que en el resabido origen de la franquicia.
Ya hemos admitido que estamos en una era de explotación de la nostalgia y HBO Max es partícipe con los especiales de 'Friends', 'El Príncipe de Bel-Air' y 'El Ala Oeste de la Casa Blanca', pero este tipo de programas no logra refinar cómo hacer este ¿subgénero?.
'Harry Potter: Regreso a Hogwarts' es una buena muestra de ello al querer hacernos beber una poción que si bien funciona está ligeramente aguada. Funciona, y estamos el centenar de minutos atentos a la pantalla, pero se nota carente del encanto y la magia que desprendían las películas.
Ver 36 comentarios