Esta crítica se podría incluir entre las que versan sobre lo que dejé pasar durante su estreno cinematográfico y que he rescatado en su pase por televisión. Como la anterior, constata no solo que prescindir de ella entonces fue lo acertado, sino que tampoco habría sido insensato convertir esta omisión en un estado permanente. En cualquier caso, acercarme ahora a ‘Happy thank you more please’ (‘Happythankyoumoreplease’, 2010) ha resultado más óptimo que en el momento de su proyección en salas, pues en aquella época, el personaje a quien da vida Josh Radnor en ‘Cómo conocí a vuestra madre’ (‘How I Met Your Mother’), Ted Mosby, se me antojaba repelente y moñas, mientras que en los capítulos de emisión actual, gracias a una profunda transformación a la que lo han sometido, no me produce ese rechazo.
Para gravar constancia de que su debut cinematográfico no es una extensión de la serie que le ha dado la fama, el Radnor director y guionista escoge un estilo de realización muy alejado del televisivo, con algunas decisiones estéticas de loable intención diferenciadora, pero en ocasiones tan marcadas que nos recuerdan a los cortometrajes. El comienzo se ve atrayente y podría pasar por original, gracias a ese aire “indie“ o quizá neoyorquino con el que busca distanciarse de los productos comerciales. La selección musical, capitaneada por melodías de baja intensidad, redondea la ligereza de tono con la que el autor se aproxima a los acontecimientos narrados. La ausencia de ímpetu responde a esas intenciones independientes y tiene como contrapartida que los instantes que podrían sentirse como memorables o llamativos queden aplastados y mezclados con lo demás.
Por fortuna, el conjunto no se las da de sesudo ni de espeso. Los diálogos no caen en la pretensión de escoger un vocabulario más elevado que el cotidiano, no versan sobre asuntos culturales para los que sea necesaria una preparación intelectual. Donde sí se acusa la fatuidad es en el contenido de esas conversaciones, que analizan la vida, filosofan sobre el amor y la amistad y de demuestran lo que es cierto acerca de las relaciones.
El mayor acierto de ‘Happy thank you more please’ reside en la inclusión de una trama no amorosa. El pequeño artista al que Sam rescata de un vagón de metro aporta al protagonista una profundidad y una madurez de las que carece, cosa que él sabe muy bien, como demuestra cuando se plantea escribir sobre su encuentro en la nueva versión de su novela –al primer manuscrito, como le indica el editor, le faltaba algo y no quiero ni imaginar cómo sería esta película si se le restase el único aliciente que Radnor ha tenido la inspiración de incluir–. Aunque se trate de un niño negro y desfavorecido, la intención de este añadido no es la crítica social, lo cual se agradece, ya que así se evitan el drama y la demostración de un falso altruismo. En este aspecto, sí aprecio que el tono se mantenga comedido. Sin embargo, este punto a favor no ofrece material suficiente como para sostener todo el metraje, ya que lo que el niño aporta se agota en seguida.
Lo que resta es el paralelo entre tres parejas con sus respectivos conflictos, ninguno de ellos demasiado impactante o cercano. Por ello, contemplo la cinta sin penetrar en absoluto en lo que me cuenta, sin situarme junto a sus protagonistas y sin desear que sus peripecias culminen bien. Si tomamos el agregado como retrato de una generación, lo cual se podría considerar al tratarse de varios ejemplos, lo consideraría más valioso, ya que parece que como reflejo de la realidad sí demuestra certeza. La falta de energía o de impulso que marca el tono de la narración es la que, según cuentan otros films, caracteriza a los contemporáneos a los protagonistas. (Spoiler) Al menos, en este caso, Sam sí decide perseguir el amor. Pero incluso esto se resuelve de forma pedestre: el desencanto del personaje de Kate Mara está provocado por un truco barato de guionista donde los haya: un malentendido. Además, no se explica es que ella siga enfadada una vez le han contado la verdadera razón de la ausencia o que, con aparecer más adelante, todo quede resuelto. (fin del spoiler).
El personaje al que interpreta Josh Radnor se afronta con una carga de autocrítica –situada en boca del editor que rechaza su novela– de la que carecía Ted al inicio de ‘HIMYM’. Gracias a esta capacidad de no perdonárselo todo y de admitir que tiene defectos, lo intuyo más humano que en los primeros capítulos de la serie. Sin embargo, sería necesario dar un paso más allá para llegar de la ausencia de rechazo a la empatía, ya que ni me cae especialmente bien ni me importa lo más mínimo que culmine su romance con Mississippi o que triunfe como escritor. Como ya he indicado, esto que me ocurre con él, me sucede con cualquiera de los otros seis personajes.
‘Happy thank you more please’ resulta, en total, una película anodina y aburrida, aunque por lo menos, no es tan pretenciosa como me temía ni su protagonista tan odioso como barruntaba. Engrosa esta cantidad reciente de acercamientos independientes a las historias de amor, que presentan como supuesta ventaja con respecto a las más comerciales la baja intensidad con la que se tratan sentimientos que siempre habrían de ser intensos. El amor no está de moda ni bien visto, pero en lugar de hablar de otra cosa, estos autores lo tratan con intenciones aniquiladoras, para dar lugar a los mismos relatos, aunque, en mi opinión, menos eficientes.
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