“Adiós tristeza. Seamos personas que merezcan ser amadas, que sean dignas de ello, porque lo somos”.Annie (Malin Akerman)
Tras proyectarse en varios festivales (ganó el premio del público en Sundance), el pasado 8 de abril llegó a nuestras carteleras sin hacer mucho ruido una comedia dramática-romántica titulada ‘Happy thank you more please’ (‘Happythankyoumoreplease’, 2010), la primera película escrita, dirigida y protagonizada por Josh Radnor, famoso por interpretar a Ted Mosby en la popular serie televisiva ‘Cómo conocí a vuestra madre’ (‘How I Met Your Mother’). Es habitual que las estrellas de la pequeña pantalla intenten (a menudo con escasa fortuna) hacer algo diferente cuando dan el salto al cine, escapar de la imagen que tiene el público de ellos y demostrar su versatilidad, que son capaces de mucho más de lo que ya hemos visto de ellos. Sin embargo, Radnor ha hecho justo lo contrario, hasta el punto de que su ópera prima llega a parecer un spin-off de ‘Cómo conocí a vuestra madre’. Sin el ingenioso e irreverente humor de la serie, por desgracia.
La historia de ‘Happy thank you more please’ tiene lugar en Nueva York (la mejor ciudad del mundo, en la modesta opinión de los neoyorquinos) y se centra en las relaciones de amistad y los conflictos amorosos de un puñado de personajes, entre los 30 y los 40, mientras intentan descubrir qué hacer con sus vidas, y cómo lograr la felicidad. Un argumento que hemos visto miles de veces, en todos los formatos posibles, pero que al tratar cuestiones tan generales, por las que pasamos todos, con las que nos podemos identificar, sigue resultando efectivo e interesante de ver. Además, aunque en el fondo las cuestiones y las reflexiones sean siempre más o menos las mismas, el cambio generacional obliga a renovar situaciones, diálogos y actores, incorporando los cambios sociales y culturales de cada momento, actualizando el escenario a un público que busca verse reflejado en la pantalla. Desde luego, la película que nos ocupa es hija de este tiempo, pero una vaga e intrascendente, que no tiene nada que aportar. Visualmente es anodina, es realización televisiva disfrazada de cine, y su discurso excesivamente optimista llega a resultar de lo más empalagoso.
Josh Radnor da vida a Ted… digo, a Sam, un joven escritor de relatos que intenta publicar su primera novela (lo que es una metáfora de sus asuntos amorosos, como le argumentan en una escena). Es uno de esos personajes que constantemente nos lo pintan como un desastre, pero encantador; ya sabéis, el típico protagonista irresponsable de buen corazón y buenas intenciones que siempre mete la pata, hasta que llega el último tramo de la película y entonces todo queda arreglado. Llega tarde a citas importantes (por ejemplo con un importante editor que ha leído su novela, fugaz aparición del gran Richard Jenkins) y descuida las relaciones con las chicas que pasan la noche en su cama (Radnor va de seductor). Pero dos personas entran en su vida y la transforman, más de lo que él esperaba. Durante un trayecto en metro conoce a Rasheen (Michael Algieri), un niño sin hogar con una increíble habilidad para el dibujo; Sam sabe que debe llevarlo a la policía, pero por diferentes motivos va retrasando la ocasión. Además, el chico le viene de perlas para acercarse a Mississippi (Kate Mara), una atractiva camarera de la que se ha enamorado. Tras pasar una noche juntos, empiezan las dudas, Sam ya no tiene tan claros sus sentimientos…
Pero ‘Happy thank you more please’ no se centra solo en este personaje, otros amigos de Sam tienen sus propias historias. Por un lado tenemos a la joven pareja formada por Charlie (Pablo Schreiber) y Mary (Zoe Kazan), cuya situación sentimental podría tener fecha de caducidad. El primero ha vuelto a la ciudad con una idea en la cabeza, la de que se muden a Los Angeles, donde podría trabajar con un amigo; la decisión enfría su relación con su novia, que no desea abandonar Nueva York, pero pronto surgirá otro conflicto aún más importante. Por otro lado, Annie (Malin Akerman) es una mujer con escasa autoestima, debido en parte a su delicada salud; tremendamente decepcionada con su último novio, y con el sexo masculino en general, responde con antipatía al flirteo de uno de sus compañeros de trabajo, un abogado al que llama Sam 2 (Tony Hale), pero un día acepta salir con él y darle una oportunidad.
Uno de los mayores problemas del guion de Radnor es que es bastante previsible, desde que comienzan las historias de las tres parejas ya sabes a dónde van a llegar, no hay verdaderos conflictos, cuando surgen resultan forzados y débiles, sin apariencia de insalvables. Otro grave defecto del film es que prácticamente solo hay dos personajes, el masculino y el femenino; ellos son impulsivos y románticos, irresponsables y torpes, encantadores niños grandes, mientras que ellas son las pobres víctimas de sus corazones confiados, comprensivas hasta casi el infinito, totalmente entregadas y siempre dispuestas a dar más oportunidades a cambio de un simple gesto de compromiso. Que hay mucha gente así, está claro, son arquetipos, pero se echa en falta un poco más de variedad en una película con seis protagonistas. Además, todos hablan más o menos igual, y todos tienen sus “espontáneos” discursos sobre la vida o el amor, muy trillados. Como puntos a favor, podría destacarse la sencillez de la propuesta, que no veo cargada de pretensiones, el esfuerzo constante por buscar la sonrisa del espectador, la relación del protagonista con el pequeño, a la que se podría haber sacado más partido, y la pareja Akerman-Hale, sin duda la más interesante. Y bueno, que dura 90 minutos.
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