Saoirse Ronan, Eric Bana, Cate Blanchett, Tom Hollander, Olivia Williams y Jason Flemyng protagonizan ‘Hanna’ (2011), la película de Joe Wright que nos habla de una joven de 14 años que ha vivido toda su vida en el bosque, donde su padre la ha estado preparando para enfrentarse a cualquier sopresa: mientras la ataca para probar sus capacidades defensivas, le examina en materia de idiomas y otros datos importantes. Hanna ha memorizado una vida inventada por si tiene que fingir ser una adolescente común y corriente, pero no ha tenido oportunidad de aprender a comportarse como tal.
El trabajo de Wright como realizador en esta película es excelente, así como el resto de sus labores como director, por ejemplo, la dirección de actores o la narración de la historia. La fotografía de ‘Hanna’, que firma Alwin H. Kuchler, es espectacular. A este excelente resultado estético contribuye una acertadísima elección de las localizaciones, como el parque jurásico abandonado o el aterrador barrio obrero de Alemania. Para el espectador internacional puede aportar, igualmente, la escena en un cámping español en la que se interpreta una canción flamenca, aunque desde aquí lo veamos como el toque más pintoresco.
Destaca el diseño de sonido, que se basa en un fuerte contraste entre los momentos tranquilos y las escenas de acción. Estas vienen remarcadas con una utilización de los ruidos a un volumen muy alto, que permite un juego muy interesante con todos los matices que puede aportar el sonido ambiente. La banda sonora de los Chemical Brothers sirve al mismo propósito y resulta idónea para el trepidante montaje de las escenas de acción.
El tono de ‘Hanna’
‘Hanna’ combina escenas de diferente temperatura: momentos de especial sensibilidad con movidas escenas de acción y ciencia ficción. Estos pasos de un extremo a otro no se perciben como salidas de tono, ya que, a pesar de su tremenda diferencia de velocidad, se integran entre sí pues son equivalentes en intensidad: una intensidad emocional en unos y otra referida a la tensión en el resto. En mi particular opinión, es esta fusión de tonos opuestos lo más interesante de la película. Comprendería, no obstante, que para otros espectadores fuese ni más ni menos que lo que les echase atrás, debido a que ni es un film de género al uso, ni es un drama contemplativo sin más.
Personajes
Esa sensibilidad da como fruto, entre otros hallazgos, el personaje de la niña protagonista. Hanna es algo así como una superheroína, sin embargo, su comportamiento en sociedad es extraño. A lo largo de la película, iremos viendo cómo se esfuerza por encajar y cómo los sentimientos normales van haciendo mella en una personalidad endurecida, que no está acostumbrada a sentir.
Es muy interesante, asimismo, el estudio de los antagonistas, que no se presentan como seres planos, sino que también están aquejados de problemas y poseen sus propias motivaciones, lo cual no impide que supongan una tremenda amenaza. Es decir, que la profundización psicológica no impide que la cinta funcione perfectamente como producto de género. En todo caso, el personaje del padre, interpretado por Eric Bana, podría sobrar desde el momento en el que ella huye, pues su búsqueda en paralelo no aporta demasiado. Eso sí, en las primeras secuencias, es un personaje clave.
Conclusión
Después de el absurdo que supuso para Joe Wright adaptar ‘El solista’, esta nueva propuesta significa una recuperación con mayúsculas. Aunque parezca tan distinta a ‘Expiación’ que las comparaciones resulten odiosas, la considero superior a ella. Hasta ahora, el film que más me había satisfecho del director era ‘Orgullo y prejuicio’. A partir de ahora, tendré que poner ‘Hanna’ a la misma altura, compartiendo el primer peldaño del podio. Puede que no sea para cualquiera —y que quizá por eso ha tenido estos problemas con la fecha de estreno—, pero particularmente la he encontrado gozosa, original, sorprendente y refrescante.
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