John Hancock es un superhéroe, posee superpoderes y los usa para salvaguardar a la ciudad de Los Ángeles, aunque en el fondo sufre una profunda crisis de identidad, convertido en un vagabundo, borrachín, antipático y rechazado antihéroe. Bajo esta premisa, se nos presenta el personaje protagonista en esta película que también adolece de la misma falta de identidad. Promete y no cumple, muestra más que deja intuir y donde podía existir una comedia gamberra con acción a raudales, nos encontramos con una cinta de acción simplona, que mezcla demasiadas influencias y que se vertebra en múltiples caminos sin recorrer ninguno con autoridad.
Uno de los blockbusters del verano, que pretendía superar a 'Iron Man' y a 'El increíble Hulk', partiendo con una propuesta más original, pero que obligada a convertirse una cinta para todos los públicos, y forzadamente a ser complaciente, no logra convencer, quedándose a medias en su pretensión y no sabiendo explotar su verdadero potencial.
Will Smith es la perfecta elección para este personaje, y su capacidad cómica (a pesar de que no muestra su sonrisa, lo cual hasta se agradece) parece ideal para encarnar a un superhéroe tan atípico. Y es que Hancock vuela, es inmune a las balas y posee una fuerza inimaginable, pero sus actos heróicos están tintados de despreciado interés, cosechando líos con cada intervención. Lo que provoca que se gane a pulso el rechazo de sus convecinos. Sus espectaculares apariciones, junto con esa divertida actitud antipática podrían haber sido el verdadero rasgo y epicentro para una comedia de acción, si no hubiese sufrido el filtro de la contención para lograr una calificación apta para todos los públicos. Resulta desaprovechada su capacidad para ser un superhéroe gamberro y muchísimo más cómico (y no sólo utilizando cansinamente términos como "capullo").
Sin embargo, la historia escrita por los guionistas Vincent Ngo y Vince Gilligan, no sabe contenerse. Y constantemente busca, sobre todo a partir de la aparición del papel de Charlize Theron (que explota a la perfección su capacidad de seducción, por cierto) un nuevo camino, añadiendo tensión sexual, algo de misterio y más acción, pero en ese intento de ahondar en las posibilidades que ofrece Hancock, encuentra su descalabro. Los gags visuales toman otro sentido, Will Smith se haya algo perdido por momentos, aparece un villano de la chistera sin interés alguno...
Y lo que es más grave, la realización de Peter Berg se torna desconcertante (y alejada de la sutileza). Nos introduce en la relación entre el papel de Smith y Theron a base de primerísimos planos rodados cámara en mano, con una fotografía que parece sacada de otra película, y va perdiendo, conforme avanza el metraje, todos los elementos que identifican las primeras escenas de la historia, para transformarse en no se sabe muy bien qué, y acabando con planos ralentizados del todo ridículos. Con diálogos que se diluyen y que intentar contar más de lo necesario e intentando aclarar cada interrogante planteado de forma totalmente superflua.
Y es que esa falta de identidad de la historia y de la película en sí tiene su causa en una mala concepción como cinta de acción, dando un giro inesperado en su ecuador (no sólo en la trama) hacia un tono más dramático, donde fracasa estrepitosamente, porque realmente quiere seguir siendo una comedia de acción pero no lo logra. La estupenda mezcla de ideas planteadas en el arranque se pierden.
Aún así, y como todo está concebido para el puro entretenimiento, logrará contentar al público más joven, para el que parece destinado, aunque su protagonista no sea precisamente un buen ejemplo de superhéroe y su gracia sea relativa, comparado con lo mucho que un director con más "identidad" hubiese sacado de John Hancock.
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