Es lo que tiene el verano. Películas de cuyo argumento no se acordará nadie dentro de dos años, arrasarán en la cartelera gracias a infinidad de personas con poco o nada que hacer durante las vacaciones, y acuden como alternativa de ocio a los pequeños cines de la playa donde disfrutan del periodo estival.
'Hancock', dirigida por Peter Berg y protagonizada por la estrella Will Smith, es sin duda una de esas películas. Anunciada como una vuelta de tuerca a las películas de superhéroes, ciertamente no trae nada nuevo, o al menos ninguna virtud que no se haya visto en la magnífica 'Los Increíbles', de Brad Bird. Resulta que John Hancock (Smith) es un antipático superhéroe que más que salvar las vidas de los ciudadanos, se dedica a despreciarles, fruto del rechazo que las masas tienen sobre él. Cada vez que quiere realizar una hazaña, se convierte en una mayúscula metedura de pata. Los medios de comunicación le lapidan, y él se refugia en el alcohol y en una vida solitaria. Cuando salva de una muerte segura al ejecutivo idealista Ray Embrey (Jason Bateman), éste se lo agradece prometiéndole un lavado de imagen. Hancock, sin embargo, parece más interesado en la mujer de Ray, Mary (Charlize Theron).
Que 'Hancock' sea un bluff de inmensas proporciones no se debe ni mucho menos a su interesante propuesta, desarrollada con habilidad a lo largo de su primera media hora. El ritmo, llevado con irregularidad pero dotado de una simpatía innegable, no da a priori señales de sufrir el derrumbe que luego condiciona toda la película. Will Smith es un superhéroe que se siente más solo que la una, y no cae en lo fácil, es decir, de mostrarle como un graciosete sarcástico y prepotente. Al contrario. Hancock promete ser un personaje profundo al que le duele sentirse diferente y denostado por una sociedad desagradecida. Cuando Ray le anima para empezar de cero, su escepticismo es muy revelador. No obstante, el guión de Vincent Ngo y Vince Gilligan demuestra muy rápidamente que no estamos ante una obra maestra. La dirección de Peter Berg (responsable de la curiosísima 'Very Bad Things'), al principio solvente, se hace más torpe cuanto más avanza el metraje.
Y es que el punto de inflexión, determinado por el personaje que interpreta Charlize Theron, se carga todas las posibilidades de una historia ya de por sí desaprovechada. La trama se hace inexistente y fastidiosa, y se acerca más a una burda copia de 'La Fuente de la Vida' que a una película estimable. La serie 'Heroes', mientras tanto, emerge como influencia perpetua de este blockbuster, que no esconde sus progresivos fallos de coherencia. Al darse cuenta Hancock de que no está tan solo como pensaba, su reacción es inconsistente y antinatural. Da la impresión de que sus noventa minutos, aunque se agradecen porque uno termina pidiendo la hora, es una limitación muy grande para desmenuzar las motivaciones de un superhéroe en declive. Finalmente, los efectos especiales se encargan de recordarnos lo que era obvio desde un principio: 'Hancock' es cine palomitero, ni más ni menos, igual que lo fue 'Transformers', y lo único que busca es aprovechar el tirón taquillero y el carisma de Will Smith para disfrazar una mediocridad de algo mínimamente decente. Si al menos las interpretaciones fueran memorables, se valoraría el intento, pero Smith define una actuación pasiva, menos entregada que en otras ocasiones, como asumiendo su rol de estrella comercial antes que de actor talentoso (algo que demostró recientemente en 'En Busca de la Felicidad'). Charlize Theron está horrible (actoralmente, claro), y parece que esté rodando un anuncio de colonia que tanto le gustan antes que una película que pretende ser seria. Y Jason Bateman, como su personaje es tan innecesario en su segunda mitad, pues se dedica a poner caretos y a mantener el tipo.
Lo que más hay que resaltar es la gran decepción que supone el resultado final de la película, cuando la premisa se podría haber exprimido mucho más y desde luego habría sido una de las mejores películas de 2008 con diferencia. Sólo por mostrar a Hancock de la misma manera que se hace en el primer cuarto de hora, la historia habría ganado muchísimo. Pero claro, SPOILER en el momento que uno ha de creerse, porque sí, que Charlize Theron también era una superheroína y que se han reencontrado por obra y gracia de Dios, y ¡ah sí! con amnesia de Hancock que le impide recordar su milenaria relación, la cosa resulta vomitiva y exasperante FIN SPOILER. Los malos son además de pacotilla. En ningún momento, a excepción de por forzadísimas exigencias de guión, dan la sensación de peligro ni de tener relevancia alguna en la trama.
La necesidad que tiene Hollywood de ofrecer giros narrativos con vistas a proporcionar material "diferente", provoca que 'Hancock' sea un despropósito en el que la palabra caos es su primer apellido, y ñoño el segundo. Will Smith lleva unos añitos en los que parece empeñado en despilfarrar su talento, y sería mejor para el cine que se diera cuenta de que a base de 'Yo, Robot', 'Hitch', 'Soy Leyenda' o ésta misma, está consolidando su lugar en el séptimo arte de estrella de blockbusters de dudosa calidad.
La pregunta, seguramente de cualquiera que (gracias por adelantado) haya leído hasta aquí, es si realmente 'Hancock' podría merecer la pena teniendo en cuenta que es verano, en época de vacaciones, con mucho calor en la calle y aire acondicionado dentro de la sala. Mi consejo es: vea los primeros cuarenta minutos, luego salga de la sala y, una vez fuera, piense tranquilamente en cómo le gustaría que acabase la película mientras se toma un helado. Seguramente, el resultado que obtenga en su mente será infinitamente mejor que lo propuesto por Peter Berg. Por ello, 'Hancock' es una película lamentablemente floja, que no le llega a la suela del zapato a 'Los Increíbles' a pesar de tener idéntica premisa argumental.
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