Más allá de las alegrías en términos crematísticos que han dado —y darán— a la todopoderosa Disney, los nuevos spin-off de la saga galáctica por excelencia —con permiso de 'Star Trek'— no sólo están permitiendo a 'Star Wars' expandir considerablemente su universo, explorando la mitología de sus personajes más queridos y presentando a algunos inéditos. Por encima de todo, están abriendo la franquicia a juguetear con nuevos géneros que la permiten desmarcarse del tratamiento de space opera de los episodios numerados y que, por cierto, la sientan de maravilla.
La notable 'Rogue One' —de la que soy un férreo defensor—, estrenada en 2016 bajo la batuta de Gareth Edwards, supuso el debut de este universo extendido en la gran pantalla; una primera piedra sobre la que edificar una nueva línea de largometrajes que cautivó a muchos gracias a su aproximación al género bélico, inspirada por filmes como 'Black Hawk Derribado' o clásicos de la talla de 'La batalla de Argel' o 'Los cañones de Navarone'.
Ahora, dos años más tarde, la nueva 'Una historia de Star Wars', opta una vez más por la hibridación genérica para abrazar sin ningún tipo de complejo el western más añejo, sustituyendo caballos y revólveres por naves espaciales y blasters, y recorriendo los inicios del eterno Han Solo en una aventura a la antigua usanza: divertida, espectacular, nostálgica, rebosante de carisma y que parece emanar un delicioso aroma a barrica vieja de whisky.
De tener que señalar a un único responsable del derroche de encanto y magia que exhibe 'Han Solo: Una historia de Star Wars', todas nuestras miradas deberían posarse sobre Lawrence Kasdan —y, en segunda instancia, sobre su hijo Jonathan—; coescritor de un guión que destaca sobre el resto de elementos del filme gracias, principalmente, a la estimable construcción y al tratamiento de la inmensa mayoría de sus personajes.
No sorprende lo más mínimo la inmensa química, la evolución y el atractivo que atesora la dupla protagónica compuesta por Han Solo y Chewbacca; centro de —casi— todas las miradas y verdaderas estrellas de la función. No obstante, lo que sí es motivo de asombro es como, en muchos momentos, son los fantásticos personajes secundarios los que roban todos los focos; desde el soberbio Lando de Donald Glover hasta el androide L3, pasando por el arquetípico cazarrecompensas de Woody Harrelson, todos ellos particularmente inspirados.
Pero, sobre todo esto, el mayor logro de Kasdan padre es el modo en el que ha transmitido su código genético al tono, el tratamiento genérico y, en definitiva, a la esencia de la película. De este modo, a lo largo de 'Han Solo' puede atisbarse un reflejo de su obra que trasciende a sus libretos para 'El imperio contraataca', 'El retorno del jedi' y 'El despertar de la fuerza' y que da forma a un cóctel perfecto entre la aventura quintaesencial que escribió para 'En busca del arca perdida' y el western de corte clásico que también dirigió bajo el título de 'Silverado' en 1985.
Esta idílica mezcolanza alcanza su plenitud gracias, en parte, al buen hacer de un reparto entregado al cien por cien a la causa. A excepción de una Emilia Clarke que vuelve a mostrarse insípida y plana lejos de su rol como Daenerys Targaryen, el resto de intérpretes impulsan el relato con su talento y talante; mención especial para un chulesco Alden Ehrenreich que encandila con su encarnación de un Solo primerizo e inexperto y que, ni es Harrison Ford, ni necesita serlo.
En un segundo plano queda una dirección sin alardes y simplemente eficiente de un artesano como Ron Howard, quien aprovecha hasta el último centavo de los cerca de 250 millones de dólares de presupuesto para articular un espectáculo de primera categoría, con unas secuencias de acción trepidantes, unos efectos visuales intachables y un tempo narrativo óptimo en el que, por desgracia, puede entreverse una bicefalia fruto de la salida prematura de Phil Lord y Christopher Miller del proyecto.
El mayor defecto que puede echarse en cara a 'Han Solo: Una historia de Star Wars' es la sensación que transmite tras su genial plano final, dejando un poso agridulce que invita a pensar que tan sólo hemos presenciado una suerte de aperitivo que culminará en próximas entregas. De ser así, he de confesar que no puedo esperar a que se confirme una secuela de esta blanca y honesta peripecia espacial que ha logrado disipar casi por completo el mal sabor de boca que dejó 'Los últimos jedi'.
Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com
VER 55 Comentarios