El 19 de junio se estrena ‘¿Hacemos una porno?’ (‘Zack and Miri make a porno’), el film de Kevin Smith que protagonizan Seth Rogen y Elizabeth Banks, Traci Lords, Brandon Routh y Justin Long.
Zack y Miri son amigos de toda la vida y compañeros de piso. En su casa, la confianza es total, pero hay algo que les diferencia de una pareja… o que les iguala a un matrimonio, como se quiera ver: la ausencia de sexo en su relación. Aparte de eso, ninguno de los dos gana suficiente dinero para pagar el alquiler y otros gastos, así que, cuando descubren que un antiguo compañero de colegio se gana la vida, y muy bien, haciendo porno, deciden imitarle. Aunque han conseguido a varios actores, están empeñados en que ellos dos tienen que interpretar juntos una de las secuencias.
‘¿Hacemos una porno?’ comienza con salero y, paradójicamente, tiene sus momentos más graciosos en la parte en la que la trama principal aún no ha arrancado. La mejor escena es la del reencuentro escolar con Brandon Routh y Justin Long, en parte gracias a estos dos actores y también porque los diálogos son más divertidos que más adelante. El cásting, las localizaciones y ese primer intento fallido –no desvelo nada para mantener la sorpresa— siguen siendo de lo mejor. Pero una vez la cosa se pone en marcha, va decayendo el humor y los personajes se van ablandando.
Smith hace patente que su interés sobre la industria del porno es limitado, ya que el supuesto homenaje al género queda muy pobre. Claro está que, de todo lo que se introduce en el guión, algunos chistes tienen que ser buenos… e incluso muy buenos. Pero la referencia se queda corta porque el tema daba para mucho más. El director no afronta de verdad cuáles serían los problemas de rodar una película pornográfica. Y tampoco demuestra una auténtica cinefilia porno, como sí la hay en ‘El deshollinador’ (‘Le Ramoneur des Lilas’), de Cédric Klapisch. Traci Lords, por ejemplo, está desaprovechada. Ni siquiera hace un cameo visto y no visto, sino un personaje secundario de mucha presencia, pero de poquísima importancia, que podría haber hecho cualquier otra persona.
Seth Rogen disfruta de un papel con gracia, al que aporta bastante carisma. Pero físicamente no es muy adecuado para su personaje, pues tendríamos que creernos que a ella le gusta y, aunque no sea imposible, no es fácil de ver. Elizabeth Banks tiene un papel más difícil, ya que Smith ha tratado de poner la personalidad de un freak varón en una chica y eso puede funcionar en algunas ocasiones, pero en otras queda artificial. Cualquier sensación de falsedad lo que nos producirá siempre es una mayor dificultad para identificarnos con los personajes. Es poco creíble que se tome las cosas con esa tranquilidad, por ejemplo, el asunto de las bragas de abuelita –que, por cierto, es un chiste que ya hizo Brigdet Jones—. Pasando un poco por encima esto, se puede ver a Miri como una mujer simpática y sencilla y lograr que nos caiga bien.
Lo romántico de esta comedia no nos emociona porque desde muy al principio ya se ponen los sentimientos sobre el tapete. Podríamos haber adivinado lo que sienten, pero si se mantuviese oculto o fuese algo contra lo que ellos mismos luchasen, el clímax sería mucho más efectivo. Es llamativo el concepto de que SPOILER un polvo aséptico y profesional se convierta en algo cariñoso que demuestre el amor que sienten el uno por el otro. FIN DEL SPOILER. Sin embargo, no se saca todo el provecho que esta idea ofrece. Además, resulta muy casposo lo que ambos consideran imprescindible al final del film para poder reconciliarse.
El problema de Kevin Smith es que en su interior conviven dos seres: una persona convencional con ideas rancias y alguien que quiere seguir teniendo la imagen de un Peter Pan gamberro y eternamente divertido. Ya solo el hecho de que contraponga madurez a diversión demuestra cuál es su mentalidad tradicional. Debido a esta dicotomía, el cineasta trata de rodar su comedia romántica trillada sin que le tachen de ñoño. Para ello, busca el ingrediente que más cafre puede quedar, sin llegar a temas ilegales como el asesinato o la venta de drogas. ¿Y qué se le ocurre? El porno. No es tan bruto, no es original –recientemente se pudo ver ‘Vaya par de productorex’, que era algo mejor—, pero podría alejarle de la imagen marujona que tienen las comedias románticas. Pues ni por esas.
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- Otra crítica en Blogdecine:
‘¿Hacemos una porno?’, el Kevin Smith más light, de Jesús León.