Cuando se lee un título tan sugerente (y el original ‘Zack and Miri make a porno’ también lo resulta) y sabe que está detrás Kevin Smith, uno de los llamados a mantener la comedia en los terrenos de la originalidad, se puede esperar realmente algo especialmente picante, fresco y con toda las dosis gamberras necesarias. El título es lo más sugerente, porque detrás se esconde el Kevin Smith más light, más condescendiente y también más blando hasta el momento.
En ‘¿Hacemos una porno?’, Smith nos arrastra con un comienzo prometedor a una comedia con su personal visión, con una pareja de amigos, chico y chica que comparten piso y un largo recorrido de pura amistad sin derecho a roce, que se ven forzados a ingeniarse la vida para salir de su compleja situación económica. Quizás el hecho de que pretendan realizar una película porno como vía de salida ya es de por sí un punto de arranque de difícil convencimiento, pero al menos Smith lo intenta y le pone su personal visión. El resto es un pastel con contados momentos divertidos (como su habitual reverencia a ‘Star Wars’), pero que acaba empalagando por el abuso de azúcar y una enorme falta de pimienta.
Smith introduce en esta historia disparatada a su particular (y habitual) galería de frikis, que otorgan sus momentos hilarantes, pero que aparecen demasiado forzados, metidos con calzador y con escasa presencia, quizás desaprovechando lo mucho que podrían dar de sí personajes como el de ex estrella del porno, Traci Lords. Todo se resume en un problema de guión que queda evidente en sus dos correctos actores protagonistas. Un Seth Rogen como auténtico alter ego del realizador, haciendo lo que sabe hacer (sin demasido brillo) y una Elizabeth Banks que resulta todo una acierto, destacando por su buen hacer y su adecuada belleza a la historia.
Sin embargo, la historia, a pesar de no perder el ritmo, no consigue explotar todas las posibilidades el tema propuesto. Eso de que dos amigos, hombre y mujer, se vean metidos en una producción porno chapucera, sin recursos pero con una gran ilusión no resulta creíble en su desarrollo. Y sin embargo, Smith parece poner todo su esfuerzo (junto con una gran carencia de inspiración) para hacer reír con una historia floja, con diálogos impropios de su estilo (a excepción de algún detalle esporádico), y con una historia que avanza a base de pequeños momentos. Escenas que aportan un punto de comicidad, pero que no refuerzan el hilo principal.
Claro que con todo ello, ‘¿Hacemos una porno?’ llega a un desenlace impropio, inesperado y decepcionante. Una historia de amistad, con amor subyacente oculto que brota cuando la pareja mantiene un roce íntimo, sexual, pero a la vez frío, forzado y sin sentido. Abandona los elementos que más diversión prometían para convertirse en una comedia dulzona y convencional, con dos protagonistas entregados, celosos y en un final tan previsible y light que hacen que resulte casi desconocido el Kevin Smith que la ha dirigido.
Se aleja por completo de su lado más gamberro, de la frescura de ‘Clerks’ o incluso de la tramposa pero entretenida ‘Persiguiendo a Amy’, para demostrar que quizá no sea una alternativa tan a tener en cuenta para mantener la comedia norteamericana a buen nivel. Y para los que más defendían su estilo y sus propuestas resulta un paso atrás que esperemos le sirva para ofrecer más arrojo y riesgo en sus próximos trabajos.
Mi puntuación: