A veces una piensa si no sería preferible que no se hubiesen hecho obras maestras como 'Psicosis' por todas las imitaciones baratas que hemos tenido que soportar por su culpa. Pero se trata de un círculo vicioso. Ahora recibimos con los brazos abiertos películas que innovan mínimamente géneros tan gastados como el terror, valga el ejemplo de '[REC]'. El problema que eso tiene es que probablemente lo que suponía la innovación también se va a convertir en tendencia, como sugirió alguien en la rueda de prensa sobre el film de Plaza y Balagueró.
Mañana, 30 de noviembre, se estrenará en nuestro país 'Habitación sin salida' ('Vacancy'), otra película que explora los mismos manidos caminos por los que ha pasado ya el género miles de veces, pero que, a pesar de ello, no termina de ser tan deplorable como algunas otras producciones similares.
Kate Beckinsale, Luke Wilson y Frank Whaley son los protagonistas y casi los intérpretes exclusivos de la cinta que dura una hora y veinte, contando unos larguísimos, aunque chulos, títulos de crédito. La dirige Nimród Antal —cuya película anterior es la húngara 'Kontroll' (2003)— sobre un guión de Mark L. Smith. El papel de la mujer iba a ser para Sarah Jessica Parker. Ante tanto excesivo metraje se suele agradecer que los autores tengan la decencia de dejar las películas en 80 ó incluso 70 minutos. El problema es que muchas veces, si se hace eso no es porque se haya condensado hasta la esencia, sino porque el material daba en realidad para unos 50. Así ocurre en 'Vacancy'. Como muchísimos films de terror, 'Habitación sin salida' comienza con una serie de escenas de relleno que transcurren dentro de un coche que viaja por una carretera oscura en mitad de la nada. Supongo que esto es barato de rodar y que les da a los directores la sensación de que están creando una situación muy real en la que cualquiera podría tener miedo. Quizá. Pero búsquense algo nuevo. Pongamos que en este caso era necesario para que se perdiesen y llegasen al hotel, de acuerdo. Pero no hace falta que esta primera parte dure tanto. Bueno, sí hace falta para que la película obtenga la calificación de largometraje.
Una vez se han superado estos minutos de broza y hemos conocido al recepcionista "normanbéitico", por fin se entra en la habitación y aparece algo que puede sorprender: las cintas snuff. Esto podría dar una pista a los guionistas que estén tratando de crear un guión de terror: no hace falta que tengas una idea novedosa, será suficiente con que no se haya utilizado en varios films de ese año, sino hace algo de tiempo. Y es que hasta eso parece refrescante, tan parecidos son entre sí los productos de terror que con que no hayas visto eso mismo en justo las cuatro películas anteriores, te das con un canto en los dientes.
Estas cintas consiguen uno de los momentos de guión más inteligentes y que hacen que 'Habitación sin salida' no sea del todo desechable. Como novedad, presenta a un protagonista que tiene cerebro y que lo utiliza. De este modo, la escena en la que Luke Wilson aprende de lo que ve en el televisor aporta una dimensión nueva que consiste en que haya algo que se pueda hacer en contra de la amenaza y no simplemente esperar a ser liquidado sangrientamente.
El resto del guión no está mal desarrollado, sigue teniendo sus buenas ideas y sus giros e incluso un atisbo de evolución de personaje en el caso de ella, pero el problema de que hay poco que contar y es necesario estirarlo, continúa pendiendo sobre la trama y los momentos bajos de ritmo se suceden hasta el final.
Quizá no valga la pena pagar la entrada del cine para ver este film, ya que hay otros mejores ahora mismo en cartelera incluso dentro del género de terror. Pero sí puede ser una buena opción para un alquiler. Es muy probable que, de no tener actores famosos, hubiese ido directa a vídeo.
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