Su recién encontrada proliferación creativa se vuelve un arma de doble filo en su versión de las cintas bélicas incorrectas de los sesenta
Cada vez encontramos más casos de directores que parecen haber encontrado una manera de trabajar que sea eficiente y, sobre todo, rápida. Su estilo está lo suficientemente bien definido y tienen bien medida la escala de sus obras para ir encadenando rodajes tan consecutivos que puedan tener una película estrenada al año, como si de un Ryan Adams de la vida sacando varios discos al año (o el mismo día) se tratase.
M. Night Shyamalan se acerca a ese ritmo, Yorgos Lanthimos está ya en ese modo prácticamente. Pero quien lo está llevando a extremos increíbles es Guy Ritchie, donde hasta se le apelotonan los estrenos que llegan a veces de la manera más inesperada. Y en ocasiones despiertan ciertas señales de preocupación como con 'El Ministerio de la Guerra Sucia' ('The Ministry of Ungentlemanly Warfare').
Una guerra poco limpia
Su nuevo thriller bélico tras ‘El pacto’ nos lleva a la Segunda Guerra Mundial con un reparto potente liderado por Henry Cavill, Alan Ritchson, Henry Golding y Eiza González. Un intento de canallizar el conflicto con un comando clandestino que recuerda a ‘Malditos bastardos’ y que ahora mismo está arrasando en streaming a través de Amazon Prime Video, donde se estrenó en España la pasada semana.
La guerra en Europa se está intensificando, Alemania cada vez domina más territorios para preocupación del primer ministro británico. Es por ello que da luz verde a una operación que conlleva una misión suicida no sancionada, no autorizada y no oficial. Con un grupo de soldados de élite con maneras poco convencionales, se buscará realizar una masacre de tropas nazis de manera inesperada.
Ritchie mantiene el género bélico con respecto a su anterior película, quizá para seguir explorando maneras de hacer eficaz la acción además de para recuperar un registro más tradicional en su carrera, ya que ‘El pacto’ contaba con una tensión más oscura y dramática. Aquí es fácil trazar las comparaciones con Quentin Tarantino por ese interés en llevar la irreverencia y la incorrección al contexto histórico.
'El ministerio de la guerra sucia', entretenimiento de mínimos
Por supuesto aquella película contaba con un proceso más esmerado, diferentes capas narrativas para no quedarse en un ejercicio de estilo. Ritchie claramente quiere un entretenimiento muy de la época, queriendo ser heredera directa de una ‘Doce del patíbulo’ o más apropiadamente de ‘El desafío de las águilas’. Quizá el problema es que se centra tanto en esa referencia sin llegar a su verdadera esencia, quedándose en rescatar los aspectos más superficiales.
Hay un aspecto lúdico y poco pretencioso hasta en cómo rescata a Henry Cavill, del que ya sacó su mejor versión en ‘Operación U.N.C.L.E.’. Pero igual que el actor termina pareciendo una estrella más sobre el papel que en la práctica, ‘El ministerio de la Guerra Sucia’ deja la sensación de colección de retales propia de un primer borrador que se llevó directamente al set de rodaje. Algo que adolecía la etapa tardía de otro prolífico autor como Woody Allen, que sacaba películas anuales cada vez más decepcionantes. Por suerte Ritchie no ha sacado nada realmente condenable, pero la tendencia a la baja debería llevar a pensar en decelerar el ritmo.
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