'Grupo 7' (Alberto Rodríguez, 2012) era una de las producciones con más nominaciones a los Goya de este año. Aspiraba a dieciséis premios y ganó dos: mejor actor de reparto (Julián Villagrán) y actor revelación (Joaquín Núñez). Pocas, en mi opinión, la de Rodríguez es la mejor película española que se estrenó en 2012.
Pero como sabéis la gran triunfadora de la edición de los galardones de la Academia del cine español fue 'Blancanieves' (Pablo Berger, 2012), que consiguió diez estatuillas, incluyendo la de mejor guion original --casi tan absurdo como haber sido premiada con el Gaudí a la mejor película en lengua catalana--.
Creo que no lo había dicho antes en Blogdecine, me sorprende la fascinación que ha despertado el sobrevalorado film de Berger --poco afortunado con un micrófono delante--, a mí me dejó frío, excepto en su poderosa escena final. Desde luego hay en ella planos muy bonitos, técnicamente tiene mucho mérito y algunos actores están estupendos, pero al relato le falta ritmo y progresión dramática, todo está centrado en lucir un concepto inusual, una Blancanieves muda, andaluza y torera, en blanco y negro, dejando descuidados los engranajes narrativos. 'Grupo 7' no aporta nada nuevo, quizá el lugar y el momento de los hechos, pero lo que narra se sigue con gran interés de principio a fin. Es un drama policial convincente, audaz, crudo y vibrante, uno de los títulos más potentes del género en los últimos años (incluyendo todas las nacionalidades).
'Grupo 7' parte de un guion escrito por Rafael Cobos ambientado en Sevilla antes de la inauguración de la Expo de 1992, si bien en algún momento llega a parecer que estamos en algún thriller norteamericano de los años 70. La trama gira en torno a un grupo especial de la policía que tiene la misión de limpiar las calles del centro de la ciudad, acabar con el narcotráfico antes del gran acontecimiento. El comando, formado por Rafael (Antonio de la Torre), Ángel (Mario Casas), Miguel (José Manuel Poga) y Mateo (Joaquín Núñez), se caracteriza por saltarse la legalidad y hacer lo que sea con tal de lograr el objetivo. Sus métodos son violentos pero obtienen resultados y esto les proporciona reconocimiento y libertad. También traerá consecuencias y cambios que no habían previsto.
Este enfrentamiento diario con la cara más sórdida de la ciudad altera profundamente al más inexperto, Ángel, que al empezar el film parece aspirar a ser un agente brillante. Con el tiempo, tras probar en sus carnes los peligros y los sinsabores de su trabajo, se corrompe y comienza a abusar de la impunidad de la que goza el Grupo 7. Lo hace con el permiso de Rafael, a quien Miguel y Mateo respetan y siguen. Está muy bien plasmada la relación dentro del equipo, la camaradería, el liderazgo del lobo viejo, ganado con autoridad silenciosa y luego cuestionado por el lobo más joven, una vez que adquiere confianza y comprueba que no se le puede frenar. Rafael evoluciona de forma inversa, al inicio se muestra desequilibrado y brutal pero las circunstancias nos descubren a un hombre que ha estado demasiado cerca de la muerte, herido y desesperado por hallar paz. Miguel y Mateo son personajes de apoyo, menos relevantes, aunque el primero destaca en varias escenas por el humor que aporta Núñez al personaje.
La película es estupenda pero podría haber sido mejor con otro actor más capacitado para encarnar a Ángel. Me consta que Casas es un chico muy simpático y trabajador, hay momentos en 'Grupo 7' donde se le ve muy entregado pero aún tiene mucho que aprender para dar credibilidad a su interpretación. Cumple en escenas físicas, corriendo, saltando, dando golpes o fingiendo dolor, pero cuando está parado y tiene que ser alguien diferente sin hacer nada especial, se pierde. Se le nota demasiado el esfuerzo, sus diálogos suenan falsos y posa demasiado ante la cámara, en lugar de interiorizar y dejarse llevar por el papel. Siendo optimista, aún es muy joven y va a acumular mucha experiencia, es conocido y tiene muchas fans, así que tendrá tiempo de sobra para mejorar. Nunca será un actor brillante pero puede resultar efectivo si aprende a disimilar sus torpezas y explotar sus virtudes.
Casas encarna al personaje que más tiempo aparece en pantalla pero queda eclipsado prácticamente cada vez que aparece otro actor en pantalla. Solo Inma Cuesta, que hace de esposa muy feliz primero y después muy sufridora, y Carlos Olalla, en la piel de un comisario caricaturesco, están al nivel del Taylor Lautner español. Los demás (Alfonso Sánchez, Estefanía de los Santos...) responden con solvencia y Villagrán tiene un par de escenas formidables, me recordó a lo que logra Luis Zahera en 'Celda 211' (Daniel Monzón, 2009). Como era de esperar al tener el segundo papel más importante del film, quien destaca por encima de todos es De la Torre, y es una pena que el guion no se sumerja más en la vida del antihéroe al que encarna. El malagueño domina a su personaje desde el interior, no se luce innecesariamente, no fuerza un gesto, no importa que la cámara no le esté enfocando, se mete en la piel de Rafael y lo dota de alma y singularidad, de vida.
Rodríguez cuida a los personajes de 'Grupo 7' y esto ayuda a crear tensión ya que el espectador se preocupa por lo que puede ocurrir a un grupo que, en otras circunstancias, podrían ser perfectos villanos --quizá por eso la (auténtica) policía nacional atacó el film durante la gala de los Goya a través de su cuenta oficial en Twitter--. Pero 'Grupo 7' destaca asimismo por unas magníficas escenas de acción, cargadas de intensidad y nervio, ejecutadas con inteligencia y destreza; no es habitual encontrar algo tan bien filmado, no ya en España sino en cualquier parte. La música de Julio de la Rosa, la fotografía de Alex Catalán y el montaje de José M.G. Moyano sirven de apoyo a la visión del director y el talento del reparto, logrando un conjunto equilibrado y coherente, una joya del cine policiaco.
- Otra crítica en Blogdecine | 'Grupo 7', con el imperio de la droga
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