'La boda de Rosa', premio del jurado del Festival de Málaga, ganadora del premio Feroz a mejor comedia y ganadora de dos Goyas (mejor mejor canción original y actriz de reparto), es como una canción de La Casa Azul: bonita y alegre por fuera pero con un fondo de tristeza y melancolía debajo.
Y en la cinta dirigida por Iciar Bollaín, al igual que en los temas de Guille Milkyway, es esa parte feliz la que va ganando cada vez más terreno hasta llegar a un final de esos que te dejan con una sonrisa. Pero empecemos por el principio.
Humor costumbrista con estética pop
Rosa (Candela Peña) es una mujer de mediana edad que vive por y para los demás: se deja mangonear en el trabajo por una jefa que la infravalora, y su familia está tan acostumbrada a que siempre esté pendiente de ellos que ya se ha convertido para todos en algo sistemático.
Pero un día, Rosa decide apretar lo que ella llama "el botón nuclear": decide dejarlo todo y comenzar la vida que siempre ha querido. Pero para ello necesita antes volver a quererse, a cuidarse y anteponerse a todo lo demás. Así que decide casarse con ella misma. Pero parece que su obsesiva familia tiene otros planes para ella.
Bollaín ha recuperado su lado más cómico para dar forma a una maravillosamente bien interpretada familia de Rosa: un hermano (Sergi López) que no admite que su mujer le ha dejado y que no sabe lidiar con sus hijos, una hermana (Nathalie Poza, ganadora del Goya) que no ve más allá de su ombligo, un padre (Ramón Barea) que no ha superado la muerte de su mujer y una hija (Paula Usero) que no logra encontrar su lugar en el mundo.
Y todos ellos con una dependencia (física y emocional) absoluta de la protagonista: si Rosa cae, ellos van detrás, como un castillo de naipes. Pero la protagonista no quiere esa responsabilidad, así que decide romper con todo. Y, sorpresa, lo que sucede es que le toman por loca. Pero, como diría Paquita Salas: Rosa no está loca, está hasta el coño.
En su huida hacia adelante, Rosa decide volver a Benicàssim, el pueblo de su familia, y reabrir el viejo taller de costura que regentaba. Solo unos días fuera de su zona de confort y ya es otra persona: está remodelando el vestido de novia de su madre para su boda consigo misma y ha dejado un trabajo en el que no era feliz. Pero las obligaciones anteriores siguen llamando a su puerta, y encontrar el equilibro entre la nueva Rosa y la anterior es una de las tareas más complicadas (y que más carcajadas arranca) de la película.
'La boda de Rosa' pone en alza el valor de los cuidados
Disfrazada de comedia colorista, la cinta de Iciar Bollaín lanza dos claros mensajes. El principal, la importancia del autocuidado, del "quererte primero a ti para poder querer a los demás". Por eso decide la protagonista casarse con ella misma, como muestra de amor, aceptación y autorrespeto.
Pero la historia también destaca la cantidad de trabajo invisible (y no pagado) que supone el cuidar siempre a los demás, el estar pendiente de los tuyos hasta el punto de que estos terminen por acomodarse y consideren legítima esa situación. La familia de Rosa da por hecho que ella está siempre ahí, sin pararse a pensar realmente si ella QUIERE estar siempre ahí.
Hace falta un momento de catarsis personal de Rosa para que todos empiecen a valorar lo que suponen realmente esos cuidados, y el desgaste que provocan en la cuidadora.
Sin duda, uno de los mejores papeles de Candela Peña hasta la fecha. La Academia se lo reconoció con la nominación al Goya a la mejor actriz protagonista y aunque el premio hubiese sido justo para ella (y para su personaje), finalmente la estatuilla fue a manos de Patricia López, la intérprete principal de 'Ane'. Puedes ver 'La boda de Rosa' en Filmin y en Movistar.
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