En estos tiempos en los que la industria cinematográfica opta —salvo honrosas excepciones— por el lavado sistemático de sus producciones con el fin de rebajar la calificación por edades y abarcar al mayor número de público posible —y, en consecuencia, incrementar la recaudación en taquilla—, resulta especialmente satisfactorio que un gran estudio decida apostar por cintas que apuntan sin pudor alguno al sector adulto del patio de butacas.
Es por esto que, a pesar de lo insatisfactoria que resulta en cómputo global 'Gorrión rojo', se me hace imposible contener el aplauso hacia el nuevo trabajo de Francis Lawrence; quien ha conseguido sacar adelante un filme de estudio en el que uno de los rostros más populares del star-system hollywoodiense se presta a un —teniendo en cuanta los cánones actuales— violento y perverso thriller con una considerable carga sexual.
Por desgracia, una calificación por edades para mayores de 18 años y un contenido medianamente sensible no son ingredientes suficientes para hacer destacar un largometraje, terminando esta nueva colaboración entre el director austriaco y la actriz Jennifer Lawrence perdida en un limbo situado entre medias de su estimable propuesta tonal y de su rutinario y manido ejercicio de suspense.
Es complicado no sucumbir an los encantos que exhiben los primeros compases de 'Gorrión rojo', cuyos ecos al pulp más pasado de vueltas, su elegancia y la impecable sobriedad de su tratamiento formal se alzan como los único elementos que necesita la película para captar nuestro interés. Sin embargo, una vez superado el impacto de su premisa y asimiladas sus florituras estilísticas, el encanto se termina diluyendo hasta hacer visibles las costuras que hilvanan su ordinario relato de espías.
Alcanzar el ecuador de las eternas e innecesarias dos horas y veinte minutos de duración de 'Gorrión rojo' supone una ruptura de la magia que materializaba la falsa sensación de estar ante una obra realmente especial. Una vez esta desaparece, tan sólo queda por descubrir una propuesta menos sexy, inteligente y provocadora de lo que sus responsables pretendían hacernos creer; algo que sería totalmente perdonable si su intriga estuviese a la altura.
Lamentablemente, el libreto del filme, una vez abandona los orígenes de su protagonista y se vuelca al cien por cien en los enredos y complots entre la CIA y la inteligencia rusa, resulta tan descafeinado y vulgar como la interpretación de una Jennifer Lawrence a años luz de su compañero de reparto Joel Edgerton y que, pese a sus esfuerzos, aún no ha conseguido superar su notable actuación en 'Winter's Bone'.
'Gorrión rojo' se encuentra localizada en una tierra de nadie que será incapaz de atrapar al respetable que busque ver una nueva 'Atómica' con la Lawrence luciendo palmito —los desnudos están a la orden del día, pero la acción brilla por su ausencia— y, de igual modo, decepcionará a los amantes del thriller más clasicista, ocultando entre su contención una trama insulsa son sabor a deja-vu que manifiesta una irritante duda hacia la inteligencia del espectador. Más de lo mismo, pero con un envoltorio mínimamente estimulante.
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