Lou de Laâge, Melvil Poupaud, Niels Schneider y Valérie Lemercier lideran el reparto de la primera película del director hablada en francés
Con 87 años y 50 películas como director, cabe preguntarse qué esperamos de un artista como Woody Allen. Su nombre sigue siendo como una marca, de prestigio pero deteriorada, problemática, incómoda; creo que no debería ser así, y que en todo caso hay que diferenciar al autor de su obra, pero lo cierto es que hay que andar con cuidado al hablar de sus películas. Y él tampoco ayuda. Posiblemente porque le da igual, sobre todo a estas alturas. De hecho, sigue haciendo lo que quiere.
Conservar su rutina, rodar sus películas. Donde se lo permitan, donde pueda rodarlas cómodamente, hasta que resulte imposible. Podría haberse retirado hace tiempo pero debe encontrar cierto placer en el proceso de dirigir cine. Un cine que cada vez interesa menos. Incluso a amantes del cine. Una cuestión habitual en conversaciones sobre Allen es: ¿cuál fue su última película buena? Se suele mencionar 'Match Point' (2005) y de hecho él mismo la ha usado como gancho para vender 'Golpe de suerte' ('Coup de Chance', 2023). Tienen elementos en común, sí.
'Golpe de suerte' nos sitúa en París y parte del encuentro casual entre Fanny (Lou de Laâge) y Alain (Niels Schneider). Fueron compañeros de instituto y el reencuentro supone una grata sorpresa. Se ponen al día. Los dos han estado casados; ella dos veces y, según afirma, su actual marido la ayudó a superar su anterior fracaso matrimonial. Por el contrario, Alain está ahora libre, disfruta de su "vida bohemia" y pronto confiesa que siempre estuvo enamorado de Fanny.
Cuando ella vuelve a casa, conocemos al esposo, Jean (Melvil Poupaud), y vemos que forman una pareja estable, encantadora y aparentemente ejemplar dentro de la clase alta parisina. Son ricos, van a fiestas, parecen felices. Por supuesto, Fanny vuelve a ver a Alain, que insiste en hablar del flechazo del pasado y a seducirla descaradamente. Ella empieza a plantearse otra vida; engaña a su marido y sucede lo que ya sabíamos que iba a pasar desde el minuto 1. La tranquila existencia de Fanny se derrumba por este nuevo amor. Arrinconada, debe tomar una decisión clave. Pero Jean empezó a sospechar que algo no iba bien y las cosas se descontrolan...
Por si acaso, por si alguien no había oído lo de 'Match Point' o no ha visto el tráiler (que casi destripa toda la trama), Woody Allen se preocupa de subrayar un importante detalle del pasado de Jean: la muerte de un antiguo socio, un misterioso acontecimiento que le ayudó a prosperar y enterrar un posible fraude que habría acabado con su carrera. Lo comentan varias veces. Cuando sucede "el giro", la madre de Fanny, Aline (Valérie Lemercier), se convierte en una inesperada detective pero solo tiene que sumar 2 + 2. La película enseña pronto sus cartas y carece de verdaderas sorpresas.
'Golpe de suerte', más delitos y faltas pero ahora en francés
De hecho, a Woody Allen le interesa más el conflicto moral, la reflexión y la evolución de los personajes, las consecuencias de sus actos y cómo se afrontan, y prefiere centrarse más en el antes y el después que en el giro de los acontecimientos que lo cambia todo. Y es una película sobre el azar, sobre cómo nuestras vidas están determinadas por un "golpe de suerte" (es inevitable acordarse de la metáfora del tenis en 'Match Point'), así que recrearse en el acto violento desviaría la atención (y Allen no está cómodo con esas escenas). Es ingenioso y elegante cómo resuelve el crimen, quizá la mejor idea de la película.
Hay un homenaje directo a Alfred Hitchcock en el salón de la casa de Jean y Fanny, si bien las manera de afrontar el crimen es muy diferente a la del maestro del suspense. Se habla mucho del cine de Woody Allen como si solo hiciera comedias de enredos románticos con mucho diálogo, neurosis y referencias culturales, pero al neoyorquino siempre le ha fascinado el crimen, quizá por sus orígenes pero desde luego también por su pasión por el séptimo arte, tan unido a la violencia.
Numerosos personajes que viven al margen de la ley aparecen con frecuencia en la obra de Allen, que ha jugado con tramas donde sus protagonistas se ven envueltos en asesinatos, atracos y delitos. De hecho, debutó con la comedia 'Toma el dinero y corre', protagonizada por él mismo. Más dramática es 'Delitos y faltas', todavía su obra maestra en este terreno. Otros ejemplos son 'Balas sobre Broadway', 'Misterioso asesinato en Manhattan', la mencionada 'Match Point' o 'Cassandra's Dream', que siempre me ha parecido infravalorada. Y en todas ellas aparece el elemento de la suerte, recordándonos que no controlamos nuestro destino.
'Golpe de suerte' es entretenida, claro, agradable de ver, una producción de calidad con un realizador experto y Vittorio Storaro al mando de la fotografía para que todo luzca estupendamente, pero la narrativa no termina de funcionar del todo porque, básicamente, es una versión descafeinada de las mejores historias de Allen sobre crímenes. Los personajes no son tan interesantes, quizá por haber filmado en francés por primera vez (recordemos 'Vicky Cristina Barcelona' y su experimento con el español) pero mi apuesta es que, sencillamente, el cineasta no estuvo inspirado con el desarrollo de la premisa.
Creo que su mayor problema está en el personaje que tiene los comportamientos y conflictos más turbios de la película. Más allá de que resulte desagradable o antipático, su desarrollo es inverosímil, se retuerce al extremo y acaba desdibujado, una parodia de villano que se relaja con sus trenes de juguete. La película siempre juega con un tono ligero y se balancea entre la comedia y el drama con la habilidad habitual del cineasta, de hecho resulta muy gracioso cómo transforma a un personaje en la investigadora, pero el equilibrio se le va de las manos en el último acto.
Cuando las cosas llegan a un punto de no retorno, las acción se vuelve una comedia disparatada y solo cabe esperar a ver cómo culmina. Y al final se toma una decisión creativa que me parece totalmente fallida, subrayando la tesis de una forma tan torpe que parece que Woody Allen se hubiera cansado de su propio relato. El mensaje y se acabó, a otra cosa. Siempre ha dicho con humor que no pasa nada si una película no nos gusta, porque tiene otra en camino. Ahora los tiempos han cambiado y quizá no tenga otra oportunidad. Sería una lástima que cerrase su carrera con esta aventura francesa, quizá mejor que algunas de sus últimas comedias (discutible) pero desde luego lejos de sus trabajos más brillantes.
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