Los contrastes que uno puede encontrar cuando echa un ojo a la cartelera cinematográfica son bastantes grandes, pero el hecho de ver juntas a la que quizá sea la última película que vaya a protagonizar Clint Eastwood y a ‘La Saga Crepúsculo: Amanecer. Parte 2‘ (The twilight saga: Breaking dawn. Part 2, Bill Condon, 2012) es algo bastante peculiar.
¿Por qué digo esto? Pues porque ‘Golpe de efecto‘ (Trouble with the curve, Robert Lorenz, 2012) lo tenía todo para haberse convertido en otro estreno de relleno de la semana de pasada de no contar con el reparto que tiene, algo que le permite no sólo superar a la lamentable ‘El hombre de los puños de hierro‘ (The man with the iron fists, RZA, 2012), otro de los títulos que llega mañana a los cines españoles, sino también convertirse en algo parecido a una buena película.
Un relato convencional
El béisbol es un deporte muy usado en las ficciones americanas a la hora de establecer paralelismos con la vida, la realización individual y demás elementos de corte metafísico que luego quedan reducidos a aspectos ya explorados en infinidad de ocasiones. Sin embargo, a la hora de la verdad todo se centra en las relaciones entre dos o tres personajes y la moraleja que uno puede extraer de lo que se nos ha contado, estando todo bastante centrado en un choque entre tradición y cambio en el caso de ‘Golpe de efecto’. Un recurso bastante manido del que Randy Brown no sólo no consigue extraer nada novedoso en su guión, sino que lo trufa de lugares comunes, giros previsibles (incluso el más tramposo de todos ellos), personajes esquemáticos y diálogos que no ofrecen nada particularmente estimulante. La verdad es que no está muy lejos de ser un libreto más propio de un telefilm, y en el mal sentido de la palabra, que de cualquier otra cosa.
Uno de los aspectos más clarificadores sobre ‘Golpe de Efecto’ es la demonización en la descripción del joven bateador sobre el que Eastwood ha de evaluar su capacidad para ser elegido en una alta posición del draft o no. Ahí podemos ver todos los males del relato, llegando a resultar casi vergonzante en la forma de solucionarlo para que todo encaje en la moraleja que se nos quiere transmitir. Lorenz demuestra una solvencia inhabitual en un novato tras las cámaras, pero también es verdad que apuesta por un sencillo acercamiento a un clasicismo formal en la que no utiliza grandes alardes visuales, pues prefiere apostar por suaves movimientos de cámara y una composición de planos bastante sencilla.
A modo personal, me gustaría comenzar el llevar un paso más la promoción positiva de una empresa dentro del relato, ya que Apple se asocia al personaje de Adams, es decir, trabajadora, independiente y responsable, mientras que sus malvados y pocos comprensivos jefes utilizan ordenadores de compañías como Dell o Toshiba. Este punto es, en realidad, insignificante, pero a mí me resultó bastante molesto, ya que hacer una distinción tan clara en un relato que apuesta abiertamente por defender lo tradicional sobre el cambio cuando Apple representa lo segundo es, como mínimo, chocante.
Clint Eastwood y Amy Adams
Estoy convencido de que no pocas personas van a encarar el visionado de ‘Golpe de Efecto’ como si fuera otra película dirigida por Clint Eastwood, pero ya podéis ir olvidando de cualquier parentesco real con su obra más allá de la ya mencionada apuesta por el clasicismo de Lorenz en lo referente a la puesta en escena, algo de esperar al haber ejercido como productor de varios de Eastwood. De esa relación surgió el que aceptase salir del retiro interpretativo anunciado por activa y por pasiva tras el estreno de ‘Gran Torino’ (2008) y la verdad es que sería una pena que pueda darse el caso de que ‘Golpe de Efecto’ sea la última vez que lo veamos en la gran pantalla al no ser una película que vaya a perdurar en nuestra memoria más allá de un puñado de días, aunque no precisamente por culpa del protagonista de ‘La Muerte Tenía un Precio‘ (Per qualche dollaro in più, Sergio Leone, 1965).
Ya he señalado las debilidades del guión de Randy Brown, pero si hay algo que hay que reconocerle es su capacidad para escribir varias líneas de diálogo que resultarían impensable en la boca de alguien que no sea el propio Eastwood, quien, sin mucho esfuerzo, se aprovecha de ello para demostrar que el carisma no tiene fecha de caducidad y a él es algo que le sobra. Además, sorprende la facilidad con la que borda los diferentes estados de ánimo de su personajes a partir de pequeños cambios de expresión respecto al dominante tono malhumorado. No es que sea un actuación memorable, pero sí una proverbial demostración de saber estar que evita que la película se venga abajo a las primeras de cambio.
Amy Adams es el otro pilar que eleva a ‘Golpe de Efecto’ por encima de la monotonía, porque viene a ser la combinación perfecta de talento interpretativo, belleza física y ser adorable, aunque en el caso que nos ocupa se centra en lo primero, recurriendo a lo tercero en determinados momentos. Por si fuera poco, la química con Eastwood como padre-hija está fuera de toda duda, tanto en los momentos más tensos – esa explosión emocional en el bar- como en los más amables – haciendo labores de ojeadora para su padre-. Las transiciones emocionales de su personaje están algo cogidas con pinzas en el guión, pero Adams consigue, al igual que Eastwood, transmitir una naturalidad que hace mucho bien a ‘Golpe de Efecto’. Luego encontramos a otros rostros conocidos como John Goodman, Matthew Lillard, últimamente encasillado en roles con una marcada carga negativa, Robert Patrick que cumplen a la perfección, pero que están por debajo del dúo protagonista. Lo mismo sucede con Justin Timberlake, pero al gozar de un mayor protagonismo se nota más que no está a la altura de Eastwood y Adams.
En definitiva, ‘Golpe de Efecto’ nos cuenta una historia bastante convencional en la que no hay espacio para las grandes sorpresas más allá de un tramposísimo recurso argumental del que echa mano para terminar de rematar un desenlace que se encuentra entre lo más flojo de la película. Sin embargo, el talento de Clint Eastwood y Amy Adams unido a la notable química que demuestran consigue animar el cotarro lo suficiente como para que podamos decir que ‘Golpe de Efecto’ es una cinta disfrutable que nos hará pasar unas (casi) dos horas moderadamente entretenidas. Algo es algo.