Desde el principio, '¡García!' ha tenido un problema: Antonia. No es que el personaje sea malo, sino que vive en otra dimensión diferente a la del resto del reparto. Si García y el resto de la Sección 9 forman parte de una película de espías y acción repleta de giros y conspiraciones, la parte de Antonia es mucho más humana, naïf, liviana y, por qué no decirlo, fuera de lugar.
Cuidado: puede haber algún spoiler de '¡García!', pero no muchos. Por si acaso sois muy aprensivos.
Contra el gang del Chicharrón
El episodio 5 de '¡García!', a solo un episodio de terminar, ha tenido más de 'Mortadelo y Filemón' que de la compleja trama político-social que se adivinaba en episodios anteriores. El núcleo del episodio es una misión de rescate de Antonia con un plan que parece ideado por el Súper y en el que participa, literalmente, el Profesor Bacterio. Siempre abogo por el humor como manera de escapismo en el cine de acción, pero en este caso es un sainete alargado que no aporta nada a la historia.
Es comparable a hacer zapping dentro de un mismo episodio: si las partes iniciales y finales siguen siendo oscuras, repletas de misterio, con personajes dispuestos a todo por conseguir sus intereses y en el que los requiebros, las conspiraciones y las verdades a medias salen a la luz en cada escena, la parte central parece más bien una serie procedimental de los 90 que se olvida del pulp para parecer, directamente, una tontería digna de los productos seriados de Disney Channel.
Puede que en los primeros compases se agradecieran estas partes de humor un poco más liviano, pero llegados al episodio 5, con las espadas en todo lo alto, este desvío en el camino (figurado y literal) es un pequeño bache en el camino de '¡García!' hacia lo que merece ser considerada: una de las mejores series del año.
Conspiración ibérica
Pese al pulp que adorna cada plano de la serie, esta acierta en algo fundamental: las conspiraciones y las reuniones en secreto, a oscuras, en restaurantes de lujo, parecen fundamentalmente reales. Los misterios, los susurros, los planes concebidos para "salvar España", parecen sencillos, pero están hilvanados con una precisión detallista, en el que los políticos más mayores tratan de salvar los trastos antes de que "los rojos" los destruyan.
Decía Emilio Gutiérrez Caba que, viendo la serie, cada espectador entenderá las imágenes de una manera u otra, según su sesgo político, como si esto fuera una especie de 'Malnazidos'. Pero no tengo mucha idea de la serie que creía estar interpretando el actor: dentro de un mensaje general de "la clase política está corrupta", '¡García!' es una serie contra el fascismo y el ambiente reaccionario actual.
A la serie de HBO Max se le pueden poner todas las pegas que uno quiera: algunas interpretaciones resultan forzadas, a las escenas de acción les sobra folletín y les falta realidad, el viaje de García es demasiado rápido... Pero es inevitable disfrutar cada episodio, desde el inicio en blanco y negro imitando los seriales de los años 40, hasta las revelaciones sobre las intenciones de los personajes. Es imperfecta, pero es nuestra imperfección.
El arte del cliffhanger
Sara Antuña y Carlos de Pando dominan como nadie el arte del cliffhanger, dejando la serie siempre en su momento más emocionante hasta entonces. Si en el episodio 4, García estaba en la cárcel tras una traición por parte de su antiguo amigo Ortiz, en este el peligro sube aún más decibelios, por mucho que, como público habituado a las series y películas de superhéroes, podamos intuir lo que va a pasar a continuación.
Puede que este episodio no tenga el foco bien puesto en lo que los espectadores queremos ver, pero es fácil perdonarla a cambio de unos diálogos fabulosos y un protagonista simplemente perfecto. Y es que hay que ser sinceros con nosotros mismos: la mera existencia de esta serie ya es un pequeño milagro en una España que hace unos años jamás se atrevería con una fantasía pulp protagonizada por un superhéroe fascista. Y, desde luego, no la trataría desde esta óptica.
Solo queda un episodio para ver el desenlace de '¡García!', y a pesar del traspiés de la parte central del que hemos podido ver esta semana, sigue siendo una serie divertidísima, única, diferente, una rara avis realizada por gente harta del algo rígido audiovisual español y ha querido meter un poco de rock and roll. O, bueno, de chotis falangista.
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