A cada capítulo que pasa, no puedo más que reafirmar mi postura respecto a que '¡García!' es mi serie particular de este curso televisivo 2022. Después del fantástico episodio de la semana pasada, que nos dejó en vilo con su impactante cliffhanger, la producción de HBO Max vuelve con una cuarta entrega que juega con habilidad una vez más las cartas que nos están enamorando a muchos.
Nuevamente, Eugenio Mira brilla en la dirección, Veki Velilla y Francisco Ortíz derrochan carisma, Unax Mendia asegura un espectáculo visual a la altura y el dúo compuesto por Sara Antuña y Carlos de Pando nos brinda un puñado de sorpresas para dejarnos clavados en el sofá entre conspiraciones, revelaciones y traición a múltiples niveles que anticipa una traca final de infarto.
- A continuación arranca el recap del Capítulo 4 de '¡García!', así que si aún no lo has visto y tienes intención de hacerlo, vuelve más tardes porque habrá spoilers a mansalva.
Hachedós
Casi por encima del agente que da nombre a la serie, la figura de Ortíz continúa siendo el gran eje central para hacer evolucionar la trama de '¡García!'. Por ello, no sorprende que el episodio arranque con un flashback al ritmo de Antonio Machín en el que el espía vira de la frustración ahogada en alcohol por la intención de abandonar la Sección IX de su compañero a lo que parece ser una inesperada alianza con el infame Neffenberg.
Pero vayamos por partes, porque la conspiración que se está urdiendo en las cloacas españolas sigue enmarañándose; lo cual empieza por la cobertura de los medios de comunicación del secuestro de Pablo Rodero, de la que Antonia y Riki se enteran mientras cenan con el artífice de la operación. Y ya que hablamos de secuestros, no nos olvidemos de la Capitana, que continúa cautiva a manos de su otrora aliado Manolo, que intenta salvar el pellejo tras meterse junto a la política en tramas de corrupción con gente poco fiable.
¿Y qué hay de nuestro héroe? Pues, como dice en el episodio, ha tenido décadas mejores. Tras el asalto al piso de Feli —y el triste fallecimiento de su antiguo amor—, el agente es acusado en falso por las autoridades de haber perpetrado el atentado del que pudo escapar con vida. Por supuesto, no tarda en informar a Ortíz, que le organiza una extracción de la que saldrá mal parado... a medias.
Después de que Benito le deje inconsciente, es capturado in extremis por Winters, que le informa de las verdaderas intenciones de Ortíz. Su ex-compañero le traicionó antes de la misión de capturar a Neffenberg con la que arranca la serie, y hay muchas probabilidades de que Ortíz mandase a Antonia a abrir la c´apsula de García, cuyo código sólo conocían Winters y su padre... pero, como no podría ser de otro modo, el encuentro entre Winters y García a caba a mamporro limpio y el espía huye de las instalaciones.
Mientras tanto, Ortíz continúa conspirando a diestro y siniestro y poniendo contra la espada y la pared a los políticos que aceptaron jugar a su juego cloaquero —incluyendo a Manolo—, y no duda en mentir a Antonia marcando como responsable de todo lo que ha ocurrido a García después de que su hija ponga en duda su inocencia e integridad.
Como Antonia es mucha Antonia, decide comprobar de primera mano si su padre estaba siendo sincero, y visita a García para terminar de confirmar el doble juego de Ortíz, únicamente para tener que salir por patas en un SEAT 600 tuneado para la ocasión huyendo de los sicarios de la Novena. ¿Y qué mejor lugar hay para refugiarse con un oficial franquista que una boda gay?
La celebración, además de para reconciliar a Riki y Antonia tras las desconfianzas y los malos ademanes del primero, y para aportar algo más de comicidad a la sobredosis de suspense, sirve para reforzar la empatía con un García que parece empezar a comprender que los tiempos han cambiado y que decide poner solución drásticamente a la situación, interrogando a Benito para averiguar el paradero de Pablo Rodero.
Y por si habíamos tenido pocas traiciones —esto ya parece una temporada de '24'—, el capítulo concluye cuando descubrimos que Benito ha vuelto a engañar a García dándole la ubicación del paradero de la Capitana. La política está muerta con una herida en la cabeza y nuestro espía favorito, no sólo no decide huir, sino que deja a Antonia inconsciente para cargar él con todas las culpas por el crimen.
La semana que viene más y, según parece, mejor.
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