El deslumbrante trabajo de Gareth Evans en las dos catedrales del cine de artes marciales moderno tituladas 'Redada asesina' —'Serban Maut', 2011— y 'Redada asesina 2' —'Serbuan maut 2: Berandal', 2014—, le ha convertido merecidamente en uno de los grandes referentes mundiales dentro del nutrido panorama del cine —y, ahora, también las series— de acción.
Cuando el cineasta galés reveló que había descartado la idea de regresar a Indonesia para cerrar la trilogía en una tercera 'The Raid', dedicando la mayor parte de sus esfuerzos en sacar adelante un proyecto para la pequeña pantalla, fueron muchos los seguidores de su obra que se lamentaron sin prever lo que tenían por delante.
Y es que el debut catódico de Evans con la soberbia 'Gangs of London', cocreada con su director de fotografía de cabecera Matt Flannery, ha logrado superar cualquier expectativa que, como devoto de su trayectoria, podría haberme generado; todo ello en nueve episodios que van más allá de las espectaculares y violentas set-pieces marca de la casa pasa servir en bandeja de plata un thriller para enmarcar.
Todo lo que cabría esperar de Evans, y mucho más
Finn Wallace, el criminal más poderoso de Londres, ha muerto; y nadie sabe quién ha ordenado el golpe. Con esta simple premisa arranca un primer capítulo de 'Gangs of London' —dirigido por el propio Evans— que, en sus 90 minutos de duración, comienza a situar las piezas en su amplio e intrincado tablero mientras deja al descubierto las cartas con las ejecutará su jugada maestra en el resto de temporada.
Estas comienzan por la construcción de un submundo de la mafia británica tan rico como extenso, poblado por una nutrida selección de personajes con diferentes secretos, orígenes y afiliaciones que, en primera instancia, puede llegar a confundir. No obstante, conforme se desarrolla la historia, que bien podría encorsetarse dentro de los cánones habituales del drama criminal más arquetípico, el caos se ordena entre giros de guión y arcos redondos, sinónimo de una narrativa tan depurada como efectiva.
Esto no quiere decir, bajo ningún concepto, que 'Gangs of London' no nos dé todo lo que se espera de un título firmado por Gareth Evans en lo que a la acción respecta; porque la serie de Sky Atlantic y Cinemax —actualmente sólo puede verse en la plataforma de streaming Now TV— encierra en su absorbente metraje algunas de las escenas de combate más salvajes, explícitas y encarnizadas que se hayan visto en la mal llamada caja tonta.
Estas set-pieces, además de ofrecer una dosis de adrenalina cafre e impagable que hará que nos rechinen los dientes en más de una ocasión, evidencia una uniformidad envidiable en la impecable realización de los tres responsables tras las cámaras: un Xavier Gens sobradamente eficiente, un Corin Hardy que se eleva como la gran revelación del trío, y un Gareth Evans que, como cabría esperar, es quien pone toda la carne en el asador.
El director de 'El apóstol' rubrica las secuencias más espectaculares de la temporada empleando recursos de cámara y puesta en escena similares a los utilizados en las dos 'Redada asesina'. Una nueva exhibición de destreza y puro nervio hipervitaminada por el músculo logístico de la producción y que encuentra su cénit en la impresionante carnicería del quinto episodio, salpimentada por un buen número de cadáveres y cuerpos destruidos por la metralla de un modo que haría enrojecer al mismísimo Paul Verhoeven de 'Robocop'.
Una cuestión de contrastes
Por suerte, 'Gangs of London' es mucho más que mutilaciones, muertes y huesos rotos rodados con un estilo impoluto. Lejos de dar demasiada importancia a este aspecto, la serie muestra una evolución en la que la acción se va diluyendo progresivamente para abrir paso a su elemento central: el drama de sus personajes y la enrevesada intriga que les rodea.
Este aspecto está ejecutado con igual o mayor solvencia, invitando a quedarse clavado en el sofá mientras intentamos desentrañar quién es quién en un juego de máscaras, traiciones y desengaños en el que cada personaje principal —interpretados, todo sea dicho, por un reparto formidable— hace gala de un tratamiento notablemente cuidado, explotado una vez se supera el ecuador del relato.
Es a partir de este momento cuando el show saca la artillería pesada narrativa y se vuelca en reforzar su inesperado calado emocional incidiendo de lleno en su nutrido repertorio de temáticas, entre las que figuran clásicos del subgénero como la podredumbre del sistema, el sentido de la justicia y del honor, el peso del apellido y el legado familiar, o la posibilidad de que un peón pueda terminar convirtiéndose en rey.
Esta ristra de lecturas, una vez finalizado el irrepetible viaje por el submundo del crimen londinense de la familia Wallace, no hace más que acrecentar la idea de que, si 'Gangs of London' triunfa rotundamente del modo en que lo hace, es gracias a su dualidad. A su capacidad para aunar la brutalidad y contención, y satisfacer tanto a los amantes de la acción sin cortapisas como a quienes busquen una épica criminal a la vanguardia del medio.
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