Que viva el cine y que siempre tengamos una película que ver durante el resto de nuestras vidas, pero lo que ha pasado con esta producción, ganadora del premio Goya a la mejor película de animación es bastante escandaloso. No era la mejor: 'La gallina Turuleca' era la única.
Mala canción, peor película
Seguro que alguna vez os habéis sorprendido entrando a un bazar y descubriendo una impresionante retahíla de películas en dvd tirando a piratas. Versiones de los cuentos clásicos o imitaciones del éxito de la temporada que fuera. Y seguro que muchos de vosotros habréis vivido en vuestras carnes lo que suponía un mal videojuego de la primera generación de Playstation. Bien, pues la película de Eduardo Gondell y Víctor Monigote es un híbrido entre esos dos estilos. También es una adaptación de una canción de los payasos de la tele.
Entre las décadas de los 80 y 90 hasta en cuatro ocasiones se llevó el gato al agua la única película nominada. 'Los cuatro músicos de Bremen' en 1989, 'El regreso del viento del norte' en 1994, 'Megasónicos' en 1997 y 'Goomer' en 1999. Cualquiera de ellas tiene una identidad visual muy aproximada a lo que ofrece la película de la edición de 2021, algo que no deja en muy buen lugar a nuestra animación, y además por partida doble.
¿Por qué no se elige evitar la categoría si no hay títulos? ¿Es justo dar el premio al único participante? ¿Cómo es posible pasar de no premiar 'Klaus', ganadora del BAFTA y nominada al Óscar, a dar la estatua a una película como esta? La animación nacional no ha pasado un buen momento, como no lo ha hecho nadie en realidad. A lo largo de los últimos años hemos visto productos dignos (las películas de Tadeo Jones), brillantes ('Buñuel en el laberinto de las tortugas') o vibrantes y rompedoras ('Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo'), pero con una personalidad marcada y una historia que contar.
Cuestión de huevos
Más allá de la mediocre animación, más cercana a las cinemáticas de videojuegos de telefonía móvil, el sonido de 'La gallina Turuleca' es un ingrediente que tampoco está equilibrado. La voz de la gallina protagonista es realmente molesta, y las canciones, en más de una ocasión, hacen que uno piense realmente en taparse los oídos. La historia tampoco es mucho mejor, y la trama avanza a trompicones hasta el punto de que a eso de mitad de película me costaba pensar en cuál era el argumento de la película.
Tal vez el problema sea en que una película construida sobre una base tan endeble como pueda ser una canción infantil de hace cuarenta años no termine de encontrar a su público ahora mismo. Que suene una versión de La Macarena a modo de gag cómico o que el reguetón juegue un papel destacado en la modernidad de los personajes no son más que reflejos caducos de un humor vacío en una película infantil a la que soy incapaz de encontrar un público adecuado. Eva Hache y José Mota hacen lo que pueden, demostrando uno mejor que otro su capacidad para este tipo de trabajos.
'La gallina Turuleca' es un enigma, una campeona por incomparecencia de rivales, dignos o no, y que no es un buen ejemplo de lo que debería ser nuestro cine de animación cuando nos estamos sorprendiendo y echando unas risas con producciones animadas foráneas que no están a la altura o que parecen meras imitaciones desganadas de éxitos morrocotudos. Si queremos salvar nuestro cine podemos empezar con el animado.
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