Quiero mucho a Fry, Bender, Leela y compañía, pero para esto mejor no haber vuelto
Creo firmemente que prácticamente ninguna serie ha alcanzado un nivel comparable al de 'Los Simpson' durante los años de oro de la familia amarilla. Sin embargo, se da la casualidad de que una de las pocas excepciones es 'Futurama' durante sus cuatro primeras temporadas. Por desgracia, Fox decidió prescindir de ella cuando todavía no mostraba síntoma alguna de agotamiento, por lo que fui el primero en mostrar entusiasmo ante su primera vuelta.
Es cierto que las cuatro películas que se hicieron ya no eran igual de buenas que la serie, pero el bajón más pronunciado llegó con las temporadas que emitió Comedy Central entre 2010 y 2013. Afortunadamente, el último episodio era una buena despedida y servía para cerrar la historia de Fry y Leela de forma satisfactoria. Siempre queda la posibilidad de que este nuevo regreso, que arrancará este lunes 24 de julio en Disney+, también lo logre, pero lo que he podido ver como ahora me ha dejado una sensación muy nítida de que para esto mejor no haber vuelto.
FuTurraMa
Una cosa que quedó ya clara en el primer regreso de 'Futurama' es que sus protagonistas seguían llamándose igual pero su personalidad había cambiado. Eso llevaba a que fuera un poco como encontrarte varios años después con un amigo de la infancia con el que llevas mucho sin hablar y tampoco tenéis ya mucho en común. Sin embargo, todavía hay temas que tratar y existe ese cariño de la sorpresa por volverle a ver. En el caso de la temporada 11 es como si te volvieras a encontrar con ese amigo meses o años después pero sin que en vuestra vida haya cambiado nada relevante y tengas más ganas de zanjarlo todo con un simple saludo o una conversación lo más breve posible que con una auténtica charla.
Y es una lástima que suceda algo así, porque, tal y como se había anunciado, 'Futurama' no esquiva la actualidad y aborda temas que han dado pie a infinidad de comentarios jocosos durante los últimos años, pero es que uno ve que lo hacen con el tema de las criptomonedas, se acuerda ya solamente de momentos como Bender con el casino y las furcias de la primera temporada y se le cae el alma a los pies.
Con eso no quiero decir que 'Futurama' caiga en su temporada 11 a los niveles más bajos con los que 'Los Simpson' coqueteó durante muchos años, pero sí que se sitúa en esa incómoda posición de que no odias lo que estás viendo en pantalla, pero en lo que estás pensando en todo momento es que ojalá te estuviese gustando mucho más en lugar de generarte una tremenda indiferencia. No completa, porque aún tienes cariño por sus personajes -aunque haya algunas actitudes aquí y allá que ya no te cuadren demasiado-, lo cual acaba llevando a una frustración que da pie a que decidas bajarte del barco antes de que termine de hundirse o confíes en que haya al menos algún capítulo inspirado, cosa que sí sucedió en la etapa en Comedy Central. No eran muchos, pero al menos así te quedabas con mejor sabor de boca.
Por lo demás, la serie apuesta por un claro continuismo visual, prescindiendo así de un salto un poco chocante como el que sí hubo un poco en su momento con 'Los Simpson'. En ese aspecto sí que podría pasar perfectamente como que estás viendo una de las temporadas originales, pero claro, la reproducción tiene que ir más allá de eso y llegar a los guiones, pues al final la clave siempre está realmente ahí.
Lo que realmente falla ahí es que, más allá de sus geniales personajes, 'Futurama' solía asentarse sobre tres grandes bastiones. El primero e irrenunciable es la comedia. Aquí hemos venido para reírnos y cualquier fan recordarán incontables gags de las primeras temporadas y hasta le resultará difícil llegar a una conclusión con cuál es el mejor de todos. En los tres primeros episodios de su temporada 11 -a la prensa han pasado seis, pero no he tenido tiempo ni, sobre todo, ganas de seguir viendo más-, solamente llegué a reírme con una cosa -y no es por falta de gags, simplemente es que no funcionan-, que encima no dejaba de ser un recurso nostálgico al recuperar a un gran personaje secundario de una forma bastante cambiada.
El segundo sería el factor emocional, con el sensacional episodio de la tercera temporada titulado 'La suerte del frylandés' como quizá el mejor ejemplo de que sí, muchas risas con 'Futurama', pero ojo a la facilidad y maestría con la que puede tocar la fibra sensible del espectador. Aquí por ahora hay algún pequeño intento, pero nada que haga pensar que esa chispa de genialidad vaya a reaparecer.
El tercero y no por ello menos importante es su naturaleza de serie de ciencia ficción, un telón de fondo inmejorable que servía tanto para abordar cosas de nuestro tiempo desde otro perspectiva -esa abogada soltera de la primera temporada claramente inspirada en 'Ally McBeal', por citar un único ejemplo- como para dotar de una personalidad única a 'Futurama'. Aquí se recurre mucho a grandes éxitos del pasado de la propia -obvio que el hipnosapo tarda bien poco en aparece-, pero falta inventiva para crear algo nuevo que añadir a su legado. Es como si no tuviesen mucha idea de qué hacer con los temas que trata, confiando más de la cuenta en lo mucho que queremos a estos personajes, incluso aunque a veces nos cueste reconocerlos tanto como cuando Homer Simpson de repente se volvió simplemente idiota.
Lo que tenemos al final son unos capítulos abiertamente mediocres, cuya existencia no molesta por sí sola. De no titularse 'Futurama', podría decir que no es gran cosa y que quizá le está costando encontrar su tono para brillar, pero aquí es que eso estaba muy claro y simplemente hace mucho que no lo consiguen, por lo que la única esperanza es algún pequeño chispazo aquí o allá. Una verdadera lástima, que duele mucho cuando esto pasa con algo que amaste tanto en su momento.
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