¿Cómo reaccionarías ante una situación extrema en la que corriera peligro tu vida y la de tu familia? No lo sabes y esta es la idea principal de 'Fuerza Mayor' ('Force Majeure', 2014), del Ruben Östlund, película candidata por Suecia al Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa y uno de los títulos europeos del año. Y es que, aunque no consiguiera estar entre las nominadas -el director subió un divertido vídeo viral sobre su reacción que tiene mucho que ver con la película-, consiguió el Premio Especial del Jurado de Una Cierta Mirada del pasado Festival de Cine de Cannes.
Con 'Fuerza Mayor', Ruben Östlund firma su cuarto largometraje y pasa a convertirse en uno de los autores con más personalidad, llenando cada fotograma de su última película de un sentido del humor casi macabro e incómodo al contar esta historia sobre cómo el ser humano reacciona ante una situación extrema.
La situación extrema
Cuando empieza 'Fuerza Mayor' todo parece idílico. Un fotógrafo toma captura la felicidad de una familia sueca preparada para pasar cinco días inolvidables esquiando en los Alpes franceses. El matrimonio es todavía joven, tienen dinero y unos hijos rubísimos y guapísimos. Están dispuestos a mantenerse alejados del trabajo que impide que pasen demasiado tiempo juntos.
Al segundo día de sus vacaciones, mientras la familia almuerza en un restaurante, se produce una avalancha y todo el mundo es presa del pánico. Ebba, la madre, llama a su esposo Tomas para que la ayude a proteger a sus hijos, pero Tomas ha huido para salvar su vida. La avalancha se detiene sin ocasionar daños; sin embargo, el universo familiar no volverá a ser el mismo.
Y no, no he hecho ningún spoiler, a no ser que te guste llegar sin saber nada sobre la película y para ello, te recomiendo que no lees críticas de cine. Y es que la avalancha es el momento en el que arranca la película, todo lo que hemos visto antes, la llegada de la familia a los Alpes y su primer día de ski no es más que una introducción, una presentación de los personajes, una forma de crear una atmósfera en apariencia perfecta que luego romperá para analizar la figura del padre en la familia moderna y el instinto de supervivencia del ser humano.
Estructurada en varios días, Östlund deja muy claro cuando empieza y acaba un día: empieza con la preparación de las pistas y termina con la familia lavándose los dientes frente al espejo. Un recurso que funciona a la perfección porque nos va mostrando la evolución -o deterioro- del núcleo familiar de forma casi in crescendo. Una forma narrativa con la que el director experimenta, para terminar acertando al conseguir crear una atmósfera casi psicoanalítica e incómoda que satiriza el modo de vida sueca y que puede extenderse, sin ningún problema al mundo occidental en general.
'Fuera mayor' termina siendo un viaje emocional que pasa por todas las fases desde el inicio del conflicto, hasta la negación, la contención, la explosión y la aceptación. Y es que como Östlund nos cuenta, sólo hace falta un pequeño acontecimiento para que nos planteemos un cambio de vida completo. Un planteamiento que el espectador recibe como un psicoanálisis fílmico a través de situaciones a cada cual más incómodas ante las cuales el espectador no puede hacer otra cosa más que reír.
Filmar la nieve
Filmar la nieve no es nada fácil y Ruben Östlund lo hace brillantemente con la ayuda de sus directores de fotografía Fredrik Wenzel y Arne Wergeland, creando un paisaje casi irreal en los Alpes franceses. Una imagen perfecta para contar una historia como esta, que curiosamente viene acompañada por la pieza musical 'El Verano' de 'Las cuatro estaciones' de Antonio Vivaldi, que aparece potente y energética en varios momentos del film contrastando con el frío -en algún momento vemos que los termómetros marcan los -22º C- y el blanco invernal.
Con un reparto idílico en el que destaca Johannes Bah Kuhnke, dando vida al padre de la familia, 'Fuerza mayor' pretende hacer tambalear las concepciones de los roles dentro de la familia moderna profundizando en el comportamiento humano desde uno de los instintos más primitivos: el de la supervivencia. Y todo ello con una puesta en escena atrevida y unos recursos narrativos que convierten a su director en uno de los autores europeos a seguir. Y recordad: si vais a esquiar, ¡cuidadito con las avalanchas controladas!
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