‘Frank’ (id, Lenny Abrahamson, 2013) está inspirada en un personaje cómico del músico inglés Chris Sievey, Frank Sidebottom, imagino que libremente. Sievey obtuvo un éxito espectacular con dicho rol, el cual llegó a tener su propia serie de televisión a principios de los noventa. El film de Abrahamson toma prestado dicho personaje para motivación personal del verdadero personaje de su película, un joven inglés preocupado porque no es capaz de componer una canción de su agrado, personaje a cargo de Domhnall Gleeson, quien aún deberá caminar más para defender el apellido que lleva.
El verdadero reclamo del film es el actor Michael Fassbender, uno de los actores del momento, uno que está durando afortunadamente mucho, y en el que demuestra su enorme versatilidad para un oficio que pronto se le quedará pequeño. Al igual que otros actores en un momento determinado de su carrera, Fassbnder se arriesga por completo, y sin que le importe lo más mínimo como a otros, a que su rostro permanezca oculto la mayor parte del metraje, realizando uno de esos tour de force a los que no tiene acostumbrados. El resto de la película no hay por dónde cogerlo.
Gleeson es Jon, un chaval con una vida anónima que un día ve llegar una oportunidad que no esperaba ni en el mejor de sus sueños, formar parte como teclista de un grupo al que admira, una banda con música muy particular, y cuyo líder es Frank, misterioso personaje que provoca en Jon la mayor de las admiraciones por considerarle un genio que merecería más fama. Es por ello que la red social Twitter, cada vez más presente en el séptimo arte, tiene también su protagonismo en la película, como reflejo de los gustos de la gente, y también como arma de doble filo para todo aquel que ame el arte por encima de las ventas y el reconocimiento popular.
El mensaje de ‘Frank’ es claro, o lo parece. Todos podemos ser Frank, y tal vez lo fuimos alguna vez, el arte más auténtico es quizá aquel que nace libre y sin ataduras ni condicionamientos de ningún tipo. En esta película, dirigida con poca mano firme por el irlandés Abrahamson, la banda que lidera el llamativo Frank está llena de personajes tan raros como él, siendo coherentes con su forma de ver las cosas. Seres, algunos de ellos completamente perdidos, que defienden a muerte la originalidad de su música, diferente a lo de siempre, y a los que la presencia de Jon llevará a un punto de duda y quebranto de unos ideales.
Frank como paladín de lo diferente...
Todo muy bonito, pero a mí no me cuela. Que algo sea diferente no significa que sea bueno, o vaya a conectar con alguien. Como la película en sí misma. Su trama, llena de personajes raros por doquier y situaciones completamente incoherentes —supongo que para ir acorde con los roles que pululan por el film—, puede llegar a ser interesante, a conseguir plasmar una defensa de lo extraño y lo raro, como filosofía y forma de vida, al menos en cuanto a expresiones artísticas, en este caso la insufrible música que atormenta el oído del espectador en numerosas ocasiones, a los que los propios actores se lanzaron a interpretar ellos mismos los temas. Es fácil, llega con ponerse a emitir sonidos con la boca y gestos llamativos.
Sin embargo donde se acobarda Abrahamson es en la siempre y vital puesta en escena que para nada es acorde con lo que narra, en un ejercicio de incoherencia realmente alarmante. Narración totalmente convencional, tirando a telefilm, en la que no hay el más mínimo riesgo, ése que defiende su aburrida trama, desaprovechando por completo el formato scope, que muchos utilizan porque queda vistoso y espectacular en una película. A ello hay que sumar una labor actoral que nada tiene que hacer al lado de ese monstruo apellidado Fassbender, que se hace con la película sin el más mínimo esfuerzo.
Ni siquiera Maggie Gyllenhaal, actriz muy adecuada para personajes raros o difíciles, parece estar a gusto, componiendo un personaje muy mal escrito y definido, por no hablar de Gleeson, que esta vez esta vez está más pesado que nunca con un personaje obsesionado con la fama. Y así el resto, incluido Frank, y no es que los personajes sean un exceso en cuanto a lo raro o extraño o que caigan rematadamente mal, sino que a la media hora sus vidas no resultan interesantes ni lo más mínimo. Cuando Frank se quita su cabeza, concesión innecesaria por otro lado, Fassbender se corona mostrando cicatrices físicas que ya se intuían antes. Una película que parece original y diferente, pero se muestra enormemente convencional y vulgar.
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