Además de lo último con el inolvidable James Gandolfini y el esperado nuevo thriller de Alberto Rodríguez, este viernes se estrenó en España una de las propuestas más extravagantes del año: 'Frank' (2014), lo nuevo del irlandés Leonard Abrahamson. Quizá por eso, pese a contar con un estupendo reparto y un tráiler muy convincente, la película llega a nuestro país sin pasar por las salas de cine, directamente en alquiler online (aquí podéis verla). Una pena, la cartelera necesita diversificarse con títulos como éste.
El detalle más llamativo de 'Frank', por lo que empezó a despertar curiosidad ya desde el lanzamiento de su primera imagen oficial, es que su mayor estrella oculta su rostro; bajo la enorme cabeza que aparece en el cartel se esconde Michael Fassbender, uno de los actores más en forma, inspirados y estimulantes del momento (aquí vuelve a demostrarlo creando un personaje único). Este handicap comercial es también su gran baza para diferenciarse del resto, y la buena noticia es que no se trata de un gesto superficial: 'Frank' huye de lo corriente.
Jon Ronson y Peter Straughan firman el guion de esta comedia dramática inspirada por el personaje de Frank Sidebottom (la máscara es prácticamente idéntica), alter ego del músico y humorista Chris Sievey, así como en elementos de la vida y la obra de otros artistas, como Daniel Johnston o Captain Beefheart. Sin embargo, la historia no gira en torno a Frank sino a Jon, un joven ansioso por triunfar dedicándose a la música, interpretado por el ascendente Domhnall Gleeson.
Reivindicación de la expresión artística libre y apasionada
Símbolo de una generación obsesionada con la fama, y la cifra de seguidores en las redes sociales, Jon no encuentra la inspiración para escribir canciones originales pero su sueño parece más cerca cuando un grupo que va a tocar en su localidad pierde a uno de sus miembros, y le ofrecen cubrir la vacante. Por un golpe de suerte Jon entra en la excéntrica banda de Frank, un enigmático cantautor que nunca muestra su rostro. Mientras intentan grabar un disco, el chico descubre que la separación entre la locura y la genialidad puede ser muy difusa...
El peculiar proceso creativo de Frank, en busca de sonidos únicos, obliga a una prolongada convivencia que destapa conflictos y profundas heridas. El contraste de enfoques sobre la música (como vía para el triunfo personal o como forma de expresión e incluso terapia), el delicioso humor absurdo consecuencia de las rarezas, torpezas y miserias de los personajes, y el misterio sobre la carismática figura de Frank mantienen el interés de un film que reivindica la expresión artística, a veces el único modo de encontrar paz y propósito a la existencia. Una necesidad vital.
El trabajo de Abrahamson, entregado a sus actores (responsables de las canciones in situ), cobra fuerza con un sensacional Fassbender en escena, bien secundado por Maggie Gyllenhaal y Scoot McNairy, y se tambalea al apoyarse en Gleeson, en la piel de un personaje más convencional y cuyas cuestionables decisiones pueden despertar antipatía. Quizá decepcione descubrir al auténtico Frank pero se justifica con una escena cumbre cargada de emoción donde todo cobra sentido. No será lo mejor que veréis este año pero se ve con agrado, entretiene y hay momentos muy acertados.
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