En estos momentos Christopher Nolan está en esa fase por parte de los espectadores, de ser odiado o amado a partes iguales. Hay quien dice que eso sólo le pasa a los genios. Kubrick puede ser una buena muestra de ello. Personalmente pienso que es un director bastante fiable, y el futuro del cine americano, por decirlo de alguna forma, puede verse seguro por la figura de este director, que a cada película que ha estrenado ha levantado tantas pasiones como rechazos. Desde su descubrimiento en la maja 'Memento', hasta la estupenda 'El Truco Final (El Prestigio)', la cual aún sigue provocándole dolor de cabeza a algunas mentes privilegiadas. Pero la carrera de Nolan tuvo su comienzo con un film muy poco conocido titulado 'Following', y en el cuál ya presentaba algunas de las constantes de su posterior cine.
La premisa de 'Following' es ciertamente interesante, Bill es un joven escritor que un día decide seguir a gente para ver lo que pasa, qué hacen, a dónde van, y si esto le sugiere alguna idea para escribir. Un día decide seguir siempre al mismo hombre, el cual se da cuenta de que es seguido y decide hablar con su "perseguidor".
La película ya posee todos los tics del cine de Nolan, más desarrollados en sus posteriores films. Narra la historia de forma no convencional, comenzando desde dos puntos, el principio y el final, que van avanzando cada uno por su lado, hasta que lo narrado toma forma. Eso sí, está todo como más ordenado, separando las elipsis o flashabacks por fundidos en negro que aclaran enormemente esos saltos temporales. Quizá en su primera película no quiso arriesgarse tanto como en 'Memento'. El personaje principal tiene, al igual que sus otros films, alguna característica especial que le diferencia del resto. Y al igual que en 'El Truco Final (El Prestigio)' enfrenta a los dos personajes centrales como si de un duelo se tratase, conduciéndolos además hacia un posible final sorpresa. En este caso, más importante, ya que la película está construída en base a ese final.
Lo bueno de 'Following' es el camino que va tomando la historia según va avanzando. Con pocos elementos, Nolan, hace interesante un relato, que va mostrando sus verdaderas cartas según se aproxima el final. Y todo ello, sin demasiadas pretensiones, ni resultar cargante, careciendo de ese aire culto que se dan algunas óperas primas. La sencillez de su puesta en escena, con notable falta de medios, es totalmente efectiva, y el blanco y negro apoya perfectamente lo que se está contando, sin necesidad de aparentar ser únicamente una pose estética.
Los dos actores centrales están perfectamente compenetrados, tanto Jeremy Theobald, que hace de joven escritor, como Alex Haw, en su único trabajo para el Cine, componen dos personajes muy naturales y creíbles, con una relación que evoluciona de forma perfecta en el sencillo guión. No está a la altura Lucy Russell, en el papel de un personaje que remite directamente a las femmes fatales del cine negro, pero la actriz está un poco inexpresiva y bastante fría.
Tal vez haya que reprocharle que en su parte final, a pesar de estar perfectamente explicada, acelera un poco el ritmo, con lo cual éste se rompe, y desentona con el resto. Es como si Nolan tuviera prisa por terminar la película, algo que ocurre a los 70 minutos de empezar, y lo cierto es que podría haberla alargado un poco más sin perjudicarla. No obstante, un buen film, muy lejos de la fastuosa puesta en escena de sus dos últimos trabajos, pero dejando muy claro cuál es su estilo.