La animación, considerada como género, no tiene ningún sentido. Un medio que puede traer cosas tan dispares como 'Inside out', 'Unicorn wars', 'Spider-man: un nuevo universo', 'Flee', 'La tumba de las luciérnagas' o la película que nos ocupa y hemos podido ver en el Festival de Sevilla, no puede ser considerado género bajo ningún concepto. No hay más puntos en común que las imágenes dibujadas en movimiento. 'My love affair with marriage' es una prueba más de que la animación está más viva que nunca, por mucho que algunos quieran anquilosarla y convertirla en un reducto infantil.
Hecha entre todos
En 2017, Signe Baumane decidió que su película era demasiado personal como para dejarla en manos de una productora y se fue a probar suerte a Kickstarter para terminarla. Consiguió lo que quería, aunque por la mínima: pedía 124000 dólares y llegó a los 132000 apoyada por, entre otros, Bill Plympton. Y si algo exuda de 'My love affair with marriage' es libertad creativa absoluta. De esa que reconforta y es agradecida incluso cuando no termina de dar en el clavo.
Esta película solo podría existir como animación. Los personajes se estiran, deforman, moldean, convierten en otras cosas o fusionan creando híbridos increíbles. Es imposible hacer una versión en imagen real sin traicionar todo lo que representa, sus mezclas imposibles, los personajes diseñados de la forma más pintoresca posible, su estilo deudor de la escuela animada de Europa del Este (de la que 'Proletario y parásito' fue una perfecta parodia y una manera de que todo el mundo entienda a lo que me refiero) y, ante todo, una trama que, rodada en imagen real, daría lugar a fallos de ritmo y a sensación de leccioncita.
Pero Baumane logra mezclarlo todo en una película que mezcla casi a la perfección el humor, el drama humano y la historia contada sin complejos con un estilo único que la hace destacar por encima de la mayoría de las producciones de los últimos años. La historia de Zelma, una mujer encadenada a la personalidad que le han dicho que tiene que tener, y su búsqueda incansable del amor y el matrimonio en la época soviética, es única, diferente, hilarante y tristísima al mismo tiempo. Ah, sí: y además, un musical.
¡En vez de matar, cantan!
Es cierto que el guion es estupendo, la dirección magnífica y el estilo único, pero hay que reconocer que las canciones no son el fuerte de la cinta. Claro, el presupuesto no ha dado para más, pero incluso para un amante de los musicales como yo, cada vez que los personajes rompían a cantar, por ingeniosas que fueran las letras, era más un suplicio que una bendición, y lo peor de una película a la que, por lo demás, es difícil rascar pegas.
'My love affair with marriage' acierta en uno de los puntos clave: sentimos empatía por Zelma porque conocemos sus orígenes y lo que ha pasado, pero se niega tanto a victimizarla como a convertirla en un modelo de bondad improbable. Nuestra protagonista, como parte de estar perdida en el mundo y no entender lo que le rodea, no solo es especial y diferente al resto: es desagradable e injusta como fruto de haber vivido en países fríos y grises que se negaban a dejar que pudiera expresarse con libertad.
Pero la propia película, sin justificar, explica las reacciones de Zelma al verse encerrada en relaciones tóxicas y tomar decisiones incorrectas mediante la representación del sistema cognitivo y su consiguiente liberación de diferentes sustancias, como la serotonina y otros neurotransmisores, que hacen que no solo podamos entenderla, sino también vernos reflejados y comprendernos a nosotros mismos. Porque todos, alguna vez en la vida, hemos hecho tonterías por amor... Y tiene una explicación científica.
¿Está el presente? Que se ponga
La película trata de abrir un diálogo entre el pasado y el presente, mostrando que algunos temas que ahora parecen invenciones de la época moderna, como la transexualidad o las relaciones tóxicas, siempre han estado ahí, solo que ahora hay una manera de llamarlo y normalizarlo cuando antes eran estigmas que había que llevar por dentro.
Al final, por dura que sea la historia que se nos está contando, repleta de luz de gas, dolor, incomprensión y sometimiento, 'My love affair with marriage' siempre abre una ventana a la carcajada, a la sonrisa y la esperanza, convirtiendo un drama inabarcable en una comedia improbable.
'My love affair with marriage' es la demostración de que no hace falta tener detrás a un gran estudio y estudios de márketing apoyando cada una de tus decisiones artísticas para hacer una buenísima película de animación que, en este caso, sobrepase cualquier expectativa gracias, precisamente, a no ponerse ningún tope en la forma de contar la historia. Una pequeña gran maravilla que, desde luego, no merece pasar inadvertida.