Seguimos con nuestra cobertura del 54º Festival de Cine de Gijón con la que, quizá sea, la jornada más intensa. Ya no sólo por la duración de las películas vistas -que también-, sino porque las tres películas digeridas ayer por la tarde, puede que sean las más especiales de las proyectadas en esta edición.
Por un lado, 'Lo tuyo y tú', la última película del maestro coreano Hong Sang-soo, que se presentó dentro de la sección Gran Angular, al igual que la sensación alemana 'Toni Erdmann' de Maren Ade y la búlgara 'Glory' de Kristina Grozeva y Petar Valchanov, que junto a 'Paradise' de Konchalovski y 'The Teacher' de Jan Hrebejk, se coloca entre las favoritas del certamen, aunque de ésta última os hablaremos en nuestra próxima crónica.
'Lo tuyo y tú' de Hong Sang-soo
El año pasado, el realizador coreano Hong Sang-soo y su exquisita película 'Ahora bien, antes mal' se alzaba con el premio a la Mejor Película y al Mejor Actor aquí en Gijón. Su último trabajo, 'Lo tuyo y tú', quizás más raro y especial, se ve ahora en la Sección Gran Angular, tras haberle valido a su director la Concha de Plata al Mejor Director en el pasado Festival de Cine de San Sebastián.
En ella, Sang-soo regresa al consumo del alcohol como elemento motivador de sus personajes. Si en su anterior trabajo, el nivel del consumo de alcohol nos mostraba lo diferente que podía ser un encuentro bastante 'Linklater', en 'Lo tuyo y tú', juega a crear una divertida confusión para reflexionar sobre la pareja y la indecisión amorosa.
La película comienza cuando Youngsoo se entera de que su novia, Minjung, se tomó unas copas con otro hombre y se peleó con él. Esa noche misma noche, la pareja discute por lo mucho que sale y bebe ella y Minjung decide que deben tomarse un tiempo. Al día siguiente, Youngsoo va en su busca, pero no consigue encontrarla. Mientras tanto, en su mismo barrio, Minjung, o una mujer idéntica a ella, tiene citas con distintos hombres. Youngsoo vaga por las calles y lucha consigo mismo, que es lo mismo que luchar contra el mundo
Sang-soo se centra en descifrar a la enigmática Minjung o más bien, dejar que la descifremos nosotros: la joven admite ser otra persona ante diferentes interlocutores y podemos creerla o no y entender esa táctica como una forma de rehabilitarse, de mostrar dos caras distintas y de jugar a empezar de cero. Y la conocemos a ella y sus interlocutores de la forma en la que su director nos tiene acostumbrados: con largos planos secuencia fijos en los que los personajes conversan alrededor de la mesa de un bar.
'Lo tuyo y tú' es rara y descarada, pero es en la confusión que crea en el espectador al jugar a la doble personalidad -o a la gemela, que cada uno piense lo que quiera-, reside todo el encanto de este relato sobre la indecisión, las relaciones de pareja y como a veces es necesario resarcirse de los errores y comenzar desde cero.
'Toni Erdmann' de Maren Ade
Es díficil, muy díficil, escribir sobre 'Toni Erdmann', y mucho menos hacerlo con poco tiempo. Y es que la cinta de la alemana Maren Ade, que recibió el Premio FIPRESCI en el pasado Festival de Cannes y varios premios más posteriormente, es de esas películas que cuentan sin realmente hacerlo y su magia reside ahí, en lo que entendemos de las miradas y lo que no se dicen sus protagonistas.
La vida de Inés está completamente organizada: es seria, responsable y trabaja para una gran empresa alemana establecida en Bucarest. Pero cuando su bromista padre Winfried llega de improvisto y casi las primeras palabras a su hija son las de la pregunta "¿eres feliz?", todo se tambaleará para Inés: no es capaz de responder.
La presencia de Winfried en su ordenada y controlada vida estorba a Inés, la avergüenza en diferentes actos sociales y hasta provoca que ella, estropee su relación con algún cliente al no sentirse cómoda ante la presencia de su padre. Winfried, consciente de lo que supone para su hija, crea a un extravagante personaje llamado Toni Erdmann, que, también de forma muy excéntrica, ayudará a que su hija se tome las cosas un poquito menos en serio.
Lo que nos propone Ade es, a simple viste, una premisa de lo más sencilla: una mala relación entre un padre y una hija en la que sabemos -porque nos lo vemos venir-, que se arreglará al final de la película. Pero no es esto lo que nos interesa, sino el viaje que realizan para llegar hasta allí. Y es que la realizadora alemana planea entre el drama y el humor algo absurdo con maestría y regalándonos dos personajes -los magníficos Sandra Hüller Peter Simonischek- incapaz de comunicarse y hacerse entender.
El hieratismo de la hija y la extravagancia del padre -como juega a la doble personalidad portando una dentadura postiza siempre en el bolsillo de la camisa-, chocan y se complementan, resultando enternecedor los titánicos esfuerzos del padre por conseguir hacer entender a su hija que el descontrol es igual de necesario que el orden.
Aunque quizá le sobre unos minutos de metraje y visualmente sea casi tan hierática como su protagonista femenina -entendemos que su puesta en escena es buscada para que el clímax sea más impactante-, 'Toni Erdmann' es una de esas películas de apariencia sencilla, pero tan complejas de las que en cada visionado se descubre algo nuevo. Y mejor no hablar más, porque es una absoluta delicia descubrirla con la mente más limpia posible.