Yo mismo he criticado a muchas películas por ser demasiado complacientes optando por el más de lo mismo como fórmula para conquistar al público. Está claro que no hay ninguna solución milagrosa que funcione en todos los casos, pero la que nos ocupa sí ha demostrado hacerlo las suficientes veces como para que a las productoras les compense no arriesgar lo más mínimo. Además, poco esfuerzo les habrá supuesto si acaban fracasando.
Esto ha llevado a la existencia de multitud de cintas genéricas que en ningún momento aspiran a entusiasmar a nadie, pero sí a satisfacer la “necesidad” de muchos de ver algo sencillo, rápido de digerir y cuyo visionado no requiera el más mínimo esfuerzo intelectual. Cine para desconectar el cerebro -ya puedes huir como se te ocurra activarlo-, vaya. ‘Feliz día de la madre’ (‘Mother’s Day’) es una de esas películas y como tal no puedo decir que no cumpla con lo que promete.
Es lo que es (y eso no es necesariamente malo)
Seguro que no descubro nada a nadie al decir que ‘Feliz día de la madre’ sigue la fórmula empleada en 2010 por ‘Historias de San Valentín’ (‘Valentine´s Day’) y un año después por ‘Noche de fin de año’ (‘New Year’s Eve’): Reparto repleto de rostros conocidos para un inocuo relato de vidas cruzadas alrededor de una fiesta muy señalada del año con una clara orientación romántica y con Garry Marshall tras las cámaras.
Como tal no hay nada que realmente sorprenda de lo que vamos a encontrar en la película, y no hablo sólo de lo previsible que resulta todo –eso es algo que ya se da por sentado-, sino de cualquier detalle, desde la anodina funcionalidad de la puesta en escena hasta la interpretación de sus actores que no va mucho más allá de dejarse caer por ahí y al menos no recitar con aburrimiento sus líneas. Todo es lo que debe y sabemos que va a ser .algo que provocará urticaria a muchos-.
Lo más llamativo en todo caso es que en esta ocasión el amor romántico pasa a un segundo plano -también lo hay, ojo- para dejar el protagonismo al familiar, un cambio poco menos que obligado dada la fecha elegida por Tom Hines, Lily Hollander, Anya Kochoff y Matthew Walker -¿tantos guionistas para hacer esto?- para sentar las bases de su guion. Eso sí, no esperéis nada que vaya más de una superficialidad tan cómoda para hacerlo como para la digestión de los espectadores.
La importancia de TU estado de ánimo
La cuestión es que ‘Feliz día de la madre’ es una demostración del grado de “perfeccionamiento” que pueden alcanzar estos pasatiempos anodinos -lo cual también tiene su mérito- y lo que realmente importa no es tanto si es bueno o malo como el estado de ánimo y la predisposición del espectador a disfrutar con una cinta así. Puede ser porque sientas especial empatía por alguno de los actores, porque estés sensible y te llegue más alguna de sus historias o porque simplemente quieres pasar el rato sin pensar mucho.
A mí fue esto último lo que me sucedió con ‘Feliz día de la madre’, una película que estoy convencido que en otras circunstancias habría destrozado tildándola de bodrio -o similar-, aludiendo a cómo desaprovecha todos los elementos que tiene a su disposición, pero en esta ocasión lo que he visto es que consigue de forma holgada su objetivo. No es una buena película, pero tampoco lo pretende, pero sí es un buen e inofensivo genérico para responder a una necesidad -real o inventada, ese ya es otro debate-.
Podría seguir detallando otros aspectos de la función, pero es que todo sigue esa misma línea y simplemente estaría repitiéndome una y otra vez. ¿Queréis una buena película, algo que os suponga un reto o un entretenimiento que no se conforme con cumplir unos mínimos muy mínimos? Huid entonces de ‘Feliz día de la madre’, pero si el cuerpo os pide algo de estas características -que no sería la primera vez, estoy convencido-, y solamente entonces, no la descartéis sin más.
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