Tenemos que hablar de la manera en la que Hollywood representa a las chicas jóvenes, sobre todo cuando son guionizadas por señores que pasan de los cuarenta años. Ante la falta de referentes reales, estos personajes tienden al histrionismo, las decisiones absurdas y los diálogos imposibles que pegan con el absurdo propio de un slasher en el que tenemos conciencia de que van a acabar siendo pasadas por el machete, pero no en una película en la que, supuestamente, tenemos que anhelar su supervivencia.
Este es el mayor problema de 'Fall', una película que, apretando los tornillos adecuados, podría haber sido sobresaliente.
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Hay que tener cierto toque para hacer que una película como 'Fall', que transcurre casi al completo en apenas dos metros cuadrados, no canse y mantenga la tensión. Claro, influye que esos dos metros cuadrados sean una plataforma en lo alto de una torre televisiva de 600 metros de altura de la que no tienen manera alguna de bajar. La tensión va en aumento de manera constante y persistente, aunque a veces llega a la autoparodia no buscada (los paletos que las ven desde la caravana) y se echa en falta un tono más adulto que de lugar a unas reacciones más orgánicas y realistas.
Y es que aguantar a Becky y Hunter durante más de 90 minutos puede ser duro: son tan anodinas que poner todo el peso de una película tan pretendidamente emocionante como esta puede costar un poco. Si vas a poner a alguien en una situación límite y a intentar mil triquiñuelas para que salga de ahí durante una hora, asegúrate de que su personalidad es atrayente o al menos va más allá de "Se le murió el marido" y "Es Youtuber y está locuela".
Sin embargo, las secuencias funcionan, los giros (bueno, uno de los dos) logran sorprender si no has estado muy atento y termina siendo una cinta más que decente con unos planos espectaculares no aptos para personas con vértigo y algunas soluciones de guion potentes. Es difícil conseguir que una historia como esta se sienta así de natural, y aunque tiene esas escenas en las que un espectador avezado deduce que son cebos para recoger más adelante, en ningún momento se encalla: 'Fall', incluso en sus peores momentos, siempre sabe seguir adelante sin dejar de entretener, y, teniendo en cuenta las circunstancias, es un mérito.
Que yo no tengo la culpa de verte caer
Estoy bastante seguro de que ha habido un tratamiento de esta historia que comenzaba y terminaba con las dos chicas subidas en lo alto, sin necesidad de contar al espectador cómo llegaron allí: habría sido una película mejor. La media hora inicial que da contexto a la película se hace tediosa y aburrida, sobre todo porque ni siquiera el propio guion o el director está interesado en lo que cuenta, y le da demasiadas vueltas para un viaje del héroe que, francamente, no tiene ninguna importancia.
'Fall', eso sí, termina dando lo que ofrece: emociones a 600 metros de altura, supervivencia extrema y giros de guion entre la sorpresa y la engañifa. Es, además, la demostración de que para hacer un buen thriller no hacen falta disparos, explosiones y complejas tramas criminales: una buena idea vale mucho más que mil escenas clónicas.
Tristemente, la película se olvida a veces de su punto fuerte (la lucha de ambas chicas por escapar de un punto altísimo sin escalera) e intenta indagar en una trama que ni funciona durante sus primeros compases, ni lo hace una vez se adentra en el metraje, con uno de los giros más obvios y vergonzantes del cine actual, muy mal escondido entre miradas y silencios. Por más que lo intente, el carisma de los personajes tiende a cero: su histrionismo y unidimensionalidad lleva a que estas escenas no aumenten la tensión, sino que sirvan como innecesaria válvula de escape. Si emocionas al espectador hasta un nivel y después le sueltas, tienes que recogerle de nuevo desde más abajo. Como thriller, 'Fall' va continuamente hacia arriba, pero en las supuestas secuencias emocionales cae en picado.
Ay, joder
Decía al principio que 'Fall' podría haber sido más adulta. Y es que, de hecho, lo fue: funcionó bien en los pases con público que Lionsgate decidió estrenarla en cines a condición de que se quitaran 30 "fucks" mediante una tecnología que automáticamente dobla los tacos y los cambia por otros aceptables modificando también el movimiento de los labios. Y en el fondo, define bien la película: una idea original lastrada por querer convertirla en algo que no es y contentar al público más mainstream.
Cuando la película de Scott Mann tiene claro lo que quiere hacer, es intachable: la lucha por la supervivencia no llega al extremo pero sí ofrece por el camino sorpresas, momentos de pasarlo mal e infortunios variados que te mantienen, como poco, interesado. Es más: si hubiera apretado un poco más a los personajes centrándose más en la supervivencia y menos en su aspecto emocional, sin temer lanzarse de lleno al cine adulto, estaríamos ante una película más que notable.
Al final, 'Fall' pasa con más gloria que pena por la cartelera. Las imágenes son ciertamente espectaculares, el núcleo de la trama es original y se intuye un gran thriller entre unas escenas algo aguadas por dos protagonistas a las que el guion maltrata ya desde la escena inicial, reduciéndolas a tópicos andantes que causan más apatía que empatía. Habría una gran película aquí si tan solo hubiera pensado menos en el público general y más en contar una historia de supervivencia extrema que no necesitaba adornos sentimentales.
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