Sin apenas tiempo de digerir el interesante (y excesivamente largo) documental 'Conversaciones con asesinos: Las cintas de Ted Bundy', el director Joe Berlinger repite la historia para contar en clave de ficción, otra vez, lo que más o menos se intuía en su anterior trabajo.
La mujer detrás del monstruo
'Extremadamente cruel, malvado y perverso' es un biopic desde el punto de vista de un personaje que no es el principal, algo que tampoco es nuevo. Ahí tenemos títulos que van desde la historia del quinto Beatle, a la doncella del doctor Jekyll o a la banda que eclipsó el maldito Bono de U2.
Tras la tormenta del documental llega la calma ficticia, donde Joe Berlinger vuelve a insistir en la misma historia desde el punto de vista de su mujer. Es tal su empeño en esquivar toda la parte truculenta de la historia que la película termina por ser poco menos que una novela aburrida e inconexa, donde salvo que uno sea conocedor de la obra (entre comillas) de Bundy no va a tener ni idea de lo que está pasando en la película.
El director de la secuela de 'El proyecto de la bruja de Blair' se confirma como uno de los directores más antipáticos del último Hollywood, donde ha estado disipando cualquier beneficio de la duda que le ha acompañado desde los días de aquella desafortunada continuación.
Extremadamente poca cosa
'Extremadamente cruel, malvado y perverso' no tiene ritmo ni apenas coherencia interna. Es una especie de grandes éxitos no oficial, como aquellas grabaciones recopiladas y rancias que comprabas en las viejas franquicias de tiendas de discos. El montaje no ayuda demasiado y la transformación física de Zac Efron, quizás lo más destacado de la película, tampoco es que llame demasiado la atención. Incluso las barbas parecen falsas.
La película tampoco sabe encontrar un tono adecuado, algo que juega en su contra constantemente. No puedes hacer una comedia con este material, y muchas secuencias están planificadas en esa clave, como la huida de los juzgados por la ventana o la primera vez que lo detiene la policía.
Ya sea por esquivar la sanguinolenta realidad del personaje (cosa que al final tampoco logra esquivar) o por querer ser algo más que el biopic de un asesino en serie sin asesinatos en serie, la nueva película de Joe Berlinger está muy lejos de ser superior a la película sobre el personaje dirigida por Matthew Bright en 2002 o al propio documental dirigido por Berlinger.
Una nueva decepción en forma de película hecha deprisa y corriendo para Netflix. Si la gracia está en reflejar la historia de un personaje que no parece para nada el que responde al título extremadamente largo y pesado de la propia película, yo no la pillo.
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