Vuelve la serie del matrimonio King que ha roto cualquier expectativa que se puede poner sobre un producto de terror. ‘Evil’ temporada 3 llega al canal SyFy con su habitual combinación de humor, temas sociales, escenas de tensión inquietantes y personajes no unidimensionales que juega con las reglas del género sin tomárselo demasiado en serio, pero logrando inquietar de forma más efectiva que muchas películas supuestamente terroríficas.
El dilema de las plataformas y el terror
Antes de entrar en ella, conviene situarnos en el momento actual del género. El cine de terror ha alcanzado un récord de números uno en taquilla este 2022. Películas como ‘¡Nop!’, ‘Barbarian’, ‘Scream’, ‘The Invitation’ lo lograron, las recientes ‘Halloween: el final’ y ‘Smile’ no solo han tenido el podio, sino que lo han compartido simultáneamente, y si contamos variaciones superheróicas como ‘Morbius’ y ‘Doctor Strange en el Multiverso de la locura’ el límite se amplía. Hay un interés generalizado que pocas veces se ha dado en la historia, y al mismo tiempo la burbuja del contenido streaming desconcierta.
Series como ‘Chapelwaite’ o ‘Evil’ son consecuencias de ese interés general, pero a su vez son propuestas hechas desde plataformas residuales. Epix o Paramount tratan de ir rompiendo la barrera y hacerse un hueco en el mercado Norteamericano, pero siguen estando en unos márgenes que dificultan que sus productos de calidad se hagan realmente populares. Y el caso se hace más grave en España, en donde muchas de esas producciones se delegan a canales de la “vieja normalidad” del cable, con horarios y difícil acceso, algo que para series como ‘Evil’ es una gran barrera.
Esto no solo crea una falta de disponibilidad, sino una falta de asociación con la calidad definida por su canal fuente. El formato procedural de ‘Evil’ es percibido como perteneciente a “la antigua televisión” en un elitismo de baratillo muy sesgado por la disponibilidad, cuando lo que realmente hace el estilo del matrimonio King es el juego con esos planteamientos y cómo dinamitarlos para crear una idea casi postmoderna de lo que es hoy día una serie de televisión que no depende de un concepto y cierre, de los que también ahora llevan en muchas ocasiones al típico capítulo de relleno.
Un procedural que juega constantemente a no serlo
Por ello, la narrativa se mantiene bastante parecida a como siempre se ha desarrollado desde el principio, con el trío sólido como una roca en el centro, formado por la psicóloga Kristen Bouchard (Katja Herbers), el sacerdote recién nombrado David Acosta (Mike Colter), y el genio tecnológico escéptico Ben Shakir (Aasif Mandvi), ya una extensión de la serie en su conjunto, que se ha adaptado a su propio ritmo y conoce exactamente su nicho en la televisión, lo que ayuda a mantener a los tres estudiando fenómenos tan alucinantes como científicos que estudian el peso de un alma, demonios sexuales cachondos o un Diablo que emplea a personas en un edificio de oficinas.
El equipo que la Iglesia ha asignado para investigar estos sucesos extraños sigue siendo eficaz y muy unido, con diferentes perspectivas para desafiarse unos a otros, con sus posturas, eso sí, cada vez más flexibles. David está abierto a lo sobrenatural, y Ben quiere desacreditarlo, pero ambos experimentan signos que les hacen dudar siempre de sus convicciones, al igual que Kristen, algo afectada por sus experiencias en la anterior temporada. ‘Evil’ parece que solo se reafirma como una serie procedimental gracias a las relaciones de sus personajes, pero las sacude constantemente para evitar dejarnos demasiado cómodos con el statu quo.
De esta forma, ha pasado de ser una serie centrada en casos de la semana para que estos sean a veces un detalle de fondo dentro de un puzzle más grande. Si la temporada 2 dinamitó las reglas de lo que puede o no puede ser una serie de sus características, la 3 abre su mundo a nuevos jugadores y posibilidades, aprovechando muchas de las vías abiertas que quedaron sin respuesta en la anterior para establecer un nuevo tablero de juego con los elementos del bien contra el mal más definidos. Seguimos con los sigilos como un plan maestro con el que pueden explicarse muchos casos.
En la linde de 'La semilla del diablo'
El guion va uniendo algunos de los puntos que había esparcidos y al mismo tiempo tira un nuevo puñado de ellos, siempre con la idea de lo sobrenatural como una posibilidad, cada vez menos ficticia y más real, pero siempre dejando ángulos muertos para ver la mano negra detrás del plan maestro de la maldad. Otro apunte insólito es que la temporada 3 demuestra es que los casos de la primera temporada también son recuperados y rescatados, de todo se aprovecha algo, por pequeño que sea, que indica que el plan de la serie está bajo un control invisible donde nada es casualidad.
Los óvulos de Kristen son recuperados, detalles visuales de su casa se revelan en un final que deja la boca abierta y muchas ideas van rebotando alrededor de códigos, pistas, personajes recurrentes y claves del cine de terror clásico como ‘La semilla del diablo’ y ‘La profecía’. El guion siempre juega con las convenciones del terror como si fuera una parodia, a menudo con humor absurdo, situaciones costumbristas o demonios exagerados, pero siempre guarda una carta para, al mismo tiempo, lograr dar miedo, incomodar y hasta llegar a zonas muy oscuras.
El final de temporada o el del episodio 8 son bofetadas que rompen cualquier convención esperable en una serie de estas características. En ‘Evil’ puede pasar cualquier cosa. Hay mensajes ocultos, pistas subliminales y material suficiente para dejar al foro de reddit de la serie haciendo teorías y descifrando códigos ocultos cada semana. En esta temporada los episodios tienen más entidad, llegando casi a una hora en ocasiones, aunque el número se ha reducido. Quizá no hay un episodio como el del monasterio o el ascensor, pero la solidez conjunta es mayor.
No nos la merecemos
En cuanto a las apariciones, con maravillosos diseños y FX tradicionales, tampoco hay que olvidar episodios hasta del 2019, ya que se vuelven a tener en cuenta viejos conocidos y nunca dejan de aportar un elemento atractivo para fans del terror más tangible y visual. Una pena que ni con esos regalos la serie no entre más en la conversación de los fans del género que en su día auparon ‘Expediente X’ como una de las series clave del formato. Con atención a franquicias de calidad decreciente como ‘Halloween’ o elevando a altares experiencias de un visionado como ‘Barbarian’.
‘Evil’ es una de las series más inteligentes y ricas que se han creado nunca dentro del terror. Punto. Por una parte juega en la liga de los clásicos de RKO, con la elegancia y ambigüedad de Val Newton, y por otra funciona dentro de los grandes estándares del cine satánico, con lo que es difícil entender cómo no hay una conversación periódica con cada nuevo estreno. Hay un montón de podcast especializados en terror, en España particularmente, y sin embargo, es difícil encontrar análisis de la serie, menciones o un seguimiento que se le da a otros estrenos mediocres que tienen la ventaja de entrar desde otras plataformas masivas.
Una pena, porque la temporada 3 de ‘Evil’ pone las cartas sobre la mesa para una cuarta en la que nada podrá ser nunca igual. Un final atrevido, inconcebible y hasta repulsivo, que permite repasar todo lo visto, recuperar episodios, establecer teorías y debatir sus muchos apuntes agudos sobre la actualidad y sobre la relación de la fe con el devenir social y político, pero siempre con demonios, seres extraños y animatronics dignos de cine de los 80. Esperemos que Paramount+ siga apostando un tiempo por la serie porque, dicho sin rodeos, no nos la merecemos.
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