La semana pasada quedó claro que nos esperaban emociones fuertes en el desenlace de la tercera temporada de 'Estoy vivo'. La serie ya llevaba varias semanas con una tendencia al alza, dando grandes pasos adelanto en términos puramente argumentales y consiguiendo transmitir esa sensación de urgencia e importancia por saber cómo iban a resolver sus responsables el lío en el que estaban metidos los protagonistas.
Ya parecía que no quedaban más balas por gastar, pero ‘Estoy vivo’ ha cerrado por todo lo alto su tercera temporada. Los personajes principales han sido llevados al límite, pero sin que ello haya supuesto renunciar a otras señas de identidad de la serie -seguro que no soy el único que se rió de lo lindo con las caras de incredulidad de Santos ante la avalancha de información que tiene que asimilar-.
A partir de aquí encontraréis spoilers del final de la tercera temporada de 'Estoy vivo'.
Contra las cuerdas
La rebelión en la pasarela ha sido el punto álgido de una temporada en la que cada dos por tres las cosas no eran las que parecían, aunque la mejor llevada con diferencia fue la transición de villana a heroína de DH4. Y es que no nos olvidemos no solamente de que era presentada como una temible amenaza, ya que también acababa con la vida de varias mujeres para completar su misión. El descubrimiento de su humanidad, en un proceso más acelerado que el de Iago, ha sido clave para ello y ha estado muy bien manejado por los responsables de la serie.
Eso llevó a que uno de los momentos más inspirados de este final de tercera temporada fuera su enfrentamiento contra un ejército de Enlaces antes de sucumbir ante DH72, la verdadera villana de esta tercera temporada. Ha sido un arco de personaje muy bien ejecutado y que ni de lejos ha seguido la senda que podríamos esperar al inicio de esta tercera temporada. Además, la elección de Laia Manzanares ha sido todo un acierto, pues ha sido capaz de ir mostrando ese cambio sin que se sintiera fuera de lugar y sin perder tampoco del todo su personalidad como Enlace.
Además, ha conseguido pasar a formar parte de la “familia”, pero al final el verdadero eje emocional de la serie estaba en los Vargas. La serie nos ha hecho sufrir en varias ocasiones sobre la posibilidad de que esa mentira constante se resolviese y lo que se ha hecho en este final de tercera temporada ha sido cerrar ese círculo y para ello incluso se ha permitido recuperar al Carnicero. Todo empezó con él y puede que volver a matarle se sienta como una repetición conceptual, pero era hasta cierto punto necesario para dar un cierre definitivo al asunto.
¿Vuelta a la normalidad?
Si hay algo realmente cuestionable en este final de tercera temporada es que en el fondo deshace esa gran apuesta del inicio de la misma para traer de vuelta a las Laura -antológica la forma de definir por su parte cómo se sentía tras recuperar el cuerpo de Cristina Plazas-, Susana -momentazo también el bofetón a Iago- y Bea de antes. Ese órdago a la grande del que hablaba en su momento Javier Gutiérrez quedaba así neutralizado y quizá hasta se podría ver como una solución demasiado plácida.
Si es que hasta devuelve la vida a DH4 y David. Es verdad que por contraste funciona, ya que se habían quedado apenas a uno segundos de perder la batalla y esa sobredosis de felicidad rematada por la reflexión en off de Márquez puede llegar a atragantarse -o también emocionar de lo lindo-. No obstante, la clave está en que sea Márquez y no Vargas, un detalle que debería tener mucha importancia en una por ahora hipotética cuarta temporada.
Sí que hay algún detalle que no me termina de convencer -¿los otros cuerpos de Laura, Susana y Bea qué personalidad tienen realmente ahora? Que Vero era una policía corrupta y parece que simplemente siga siendo Laura-, pero en líneas generales ha sido un episodio vibrante que llegado un punto ha dado una pequeña dosis de fan service para dejar satisfecho al espectador con el lugar en el que han quedado los personajes.
En resumidas cuentas
Luego llega el inevitable cliffhanger, quizá menos intenso que en temporadas anteriores pero que deja la puerta abierta para recuperar una vez más a los personajes. Daniel Écija, creador de la serie, ya comentó que ‘Estoy vivo’ podría llegar a diez temporadas si contase con suficiente apoyo del público. Esta tercera temporada no ha dado motivos para dejar de serlo, pero he de reconocer que si la cosa se quedase aquí, tampoco me parecería un mal final para la serie.
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