Este viernes 8 de noviembre al fin llega a los cines españoles ‘Estafadoras de Wall Street’, una de las grandes sensaciones del año en la taquilla americana. Las franquicias cada vez tienen una mayor presencia en Hollywood, por lo que el hecho de que una película ajena a ellas supere los 100 millones de recaudación en Estados Unidos es un hito demasiado inusual durante los últimos años.
De ella se ha destacado mucho la arrolladora presencia de Jennifer Lopez, existiendo cierto consenso en que se trata de la mejor actuación de su carrera. No es que en ella haya muchas interpretaciones memorables, por lo que eso puede sonar a poca cosa para algunos, pero es que se su notable actuación es solamente una de las múltiples virtudes de este curioso relato criminal basado en hechos reales.
Un enfoque afortunado
Durante un tiempo se valoró la posibilidad de que Martin Scorsese o Adam McKay se encargasen de la puesta en escena de ‘Estafadoras en Wall Street’. Una decisión que hubiese tenido su lógica teniendo en cuenta el material que maneja la película escrita por Lorene Scafaria a partir de un artículo de The New York Times escrito por Jessica Pressler, pero probablemente habría sido un error. Aquí se necesita un enfoque femenino y Scafaria parecía consciente de ello, ya que apostó durante mucho tiempo por sí misma para dirigirla y finalmente se llevó el gato agua.
Y es que el primer gran eje sobre el que se apoya ‘Estafadoras de Wall Street’ es la amistad que se establece entre sus protagonistas, unas strippers cuya vida se ve afectada de forma brutal por la crisis económica que arrancó en 2008 y de la que todavía muchos no se han llegado a recuperar.
Scafaria construye la película como un gran flashback resultante de la entrevista que Destiny (Constance Wu), la verdadera protagonista de la función, está concediendo a una periodista, pero dentro del mismo hay un cambio notable por esa terrible crisis que hundió la existencia a muchos. Antes no es que se intente dar glamour a la vida dentro del club, pero sí que hay una luminosidad y un optimismo asociado a su actividad porque simplemente han encontrado la forma de ganarse muy bien la vida de esa forma.
Este punto se construye alrededor del nacimiento de la amistad entre Destiny y Ramona (Lopez), la gran estrella del club. La primera es una recién llegada que no termina de cogerle el truco a su nuevo trabajo y la segunda la acoge con los brazos abiertos. Acostumbrados como estamos a que relatos así potencien las rivalidades, es un soplo de aire fresco que los malos rollos se dejen para otra ocasión y se fomente una hermandad que resulta además decisiva para dar una energía diferente a la etapa criminal del relato.
Una propuesta efectiva
La propia película hace una pequeña pausa a modo de transición entre ambas etapas, siendo ahí cuando el protagonismo de Wu, que hace poco ya participó en muy exitosa ‘Crazy Rich Asians’-, se vuelve a potenciar para ilustrar a través de su personaje el hundimiento del modo de vida de las protagonistas y qué les llevó a idear una curiosa estafa. Además, Scafaria es muy inteligente al desligarla a ella de su creación en beneficio de verlo como una especie de única salida para una situación desesperada.
De esta forma se aligera aún más el hecho de ir estafando a antiguos clientes para salir adelantes. El problema es que cuando todo parece demasiado bueno para ser cierto llega un punto en el que surgen los problemas. Aquí es justo señalar que ‘Estafadoras de Wall Street’ mantiene siempre su frescura, pero que en este tramo llega a resultar algo redundante en los temas que aborda antes de que vayan surgiendo las grietas en el plan por la avaricia de Ramona.
Lo que siempre se mantiene es un cuidado desarrollo emocional de la historia. Uno realmente siente que la amistad que surge entre Destiny y Ramona como algo genuino, con Wu apoyándose más en el registro dramático y Lopez en su capacidad para encauzar su presencia y carisma. Es una relación muy especial que siempre sirve como punto de apoyo para Scafaria, incluso cuando las cosas entre ellas no van precisamente bien.
Además, ‘Estafadoras de Wall Street’ tiene muy buen ritmo. Scafaria sabe manejar muy bien los momentos en los que parar la evolución de la historia o volver al presente. Todos ellos aportan algunos detalles que enriquecen el relato y a sus personajes. Es cierto que algunos secundarios podrían haber dado más de sí, pero el enfoque de la historia está bien perfilado y ahí sí que la película podría haberse perdido en callejones sin salida.
En resumidas cuentas
‘Estafadoras de Wall Street’ propone un eficiente acercamiento a una curiosa historia real. Ésta se podría haber abordado de forma muy diferente, pero el hecho de potenciar la amistad -casi hermandad- entre sus protagonistas dota a la cinta de una energía que no suele aparecer en relatos de estas características. Y sí, Lopez llena la pantalla cada vez que aparece, pero en general todas las protagonistas encajan de maravilla en sus personajes. Eso sí, aquí prima el entretenimiento sobre cualquier tipo de análisis profundo de lo que sucedió en la vida real.
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