Tom Tykwer demuestra con cada trabajo que le pone eso de adaptar novelas complicadas. Empezó haciéndolo en 2006 con el retorcido pero impresionante film —aunque mucho más el libro— ‘El perfume: historia de un asesino' (‘Perfume: The Story of a Murderer’) y siguió en 2012 con otro algo más complejo e irregular, ‘El atlas de las nubes’ —‘Cloud Atlas'—, que codirigió junto a las hermanas Wachowski.
Ahora, cuatro años más tarde, Tykwer nos trae a las salas de cine ‘Esperando al rey’ (‘A Hologram for the King'), una película basada en el libro ‘Un holograma para el rey’, escrito por el estadounidense Dave Eggers, que también ha elaborado guiones para el cine, como el de ‘Un lugar donde quedarse’ (‘Away We Go’) o el de ‘Donde viven los monstruos’ (Where the Wild Things Are) ambas del 2009.
Tykwer y Hanks, junto de nuevo
‘Esperando al rey’ supone además el segundo trabajo en común para el realizador alemán y Tom Hanks, que se conocieron e hicieron equipo en la mencionada ‘El atlas de las nubes’. Como por casualidad y casi al mismo tiempo, ambos leyeron la novela de Eggers y se quedaron prendados de ella, así que, esta nueva película se convertía en el pretexto perfecto para llevar a cabo un nuevo proyecto juntos, aprovechando lo satisfechos que quedaron con el anterior.
Así nació esta película cuya historia aborda, desde la perspectiva personal del personaje principal (Hanks), el derrumbamiento económico del mundo occidental en pro del oriental. Pero esto es solo un pretexto para confirmar la necesidad de “renovarse o morir” y me explico: Alan Clay es un comercial ya maduro, bien entrado en los 50, que está pasando por una acusada crisis profesional, física y sentimental como consecuencia de la reciente crisis financiera.
En este contexto Alan viajará a Arabia Saudita donde tiene pendiente cerrar un acuerdo con el mismísimo rey para venderle al país un complejo sistema de comunicaciones basado en hologramas. Arabia Saudita se encuentra en plena expansión tanto a nivel económico como en el resto de sus ámbitos por lo que ésta parece la oportunidad perfecta para conseguir dar un giro radical a su rancia carrera. Sin embargo, cuando llega, nada de lo que se encuentra allí es como esperaba.
Superando los viejos (y nuevos) obstáculos
Allí se hará amigo de Yousef, el taxista que le llevará a diario a la "Metrópolis Real de Economía y Comercio", una ciudad aún vacía a excepción de unos cuantos edificios a medio construir y sin habitar. A propósito del personaje del taxista (al que interpreta un divertidísimo Alexander Black), Tykwer comentó que estaba basado en el verdadero chófer que había tenido Eggers y con el que él también coincidió tras viajar allí para documentarse antes de hacer la película. Curioso.
Sorprendido por el trato burocrático que recibe, por encontrarse a su equipo informático trabajando en una tienda de campaña a modo de oficina temporal en el medio de la nada, por el choque cultural, el inevitable jet lag y sin saber si realmente el rey aparecerá algún día, Alan se siente totalmente perdido y sin saber qué hacer. Su estancia allí es cada vez más insoportable, a lo que se unen sus penosas circunstancias personales y la gran incertidumbre sobre el futuro del negocio.
Hanks, al rescate de este irregular film
Todos estos hechos hará que lleve a cabo una serie acciones que le permitirán conocer personas y acumular nuevas experiencias con las que, sin preverlo, redescubrirá su vida. Lo cierto es que estamos ante un relato bastante sencillo, como habéis podido leer, el problema es que mientras que estamos esperando para conocer si finalmente el contrato de venta sale o no adelante, el guión del film no consigue tener la fuerza y cohesión necesarias para mantener al 100% el interés del espectador.
Tykwer toca bastantes palos y aunque algunos sí funcionan, el conjunto de ellos no logra ser eficiente. Y esto no significa que la película esté mal, pero es cierto que se hace especialmente larga (sobre todo tras conocer el resultado del negocio), su desenlace no convence y solo logra ser divertida a ratos. También me da la sensación de que el romance que contiene la historia se precipita al final de forma artificial, aunque hay que tener en cuenta que se trata de un amor muy diferente a los que se dan en la parte occidental de la Tierra.
A pesar de lo estimulante de la propuesta visual de Frank Griebe (que ofrece bonitas localizaciones ubicadas entre Marruecos, Egipto, Boston y Arabia Saudí) lo realmente destacable de este confuso film es la actuación protagonista de Hanks y su inigualable carisma. Algunos pensarán lo contrario, pero realmente es él quien consigue mantener a flote el tinglado y salvarlo del hundimiento.
Lo mejor: La interpretación de Hanks (aunque también tengo que mencionar la de Alexander Black, que consigue sacarnos más de una sonrisa).
Lo peor: Un guión descentrado hace que su ritmo sea irregular y en ocasiones repetitivo.
- Otra crítica en Blog de Cine: 'Esperando al rey', dispersa pero aceptable (por Mikel Zorrilla)