Cuatro años han pasado ya desde que Tom Tykwer colaborase con las Wachowski en la ambiciosa ‘El atlas de las nubes’ (‘Cloud Atlas’), un título que desató pasiones tanto positivas como negativas, pero que a mí simplemente me dejó un tanto frío. Tenía curiosidad por saber cómo sería el siguiente trabajo del director de la notable ‘El perfume, historia de un asesino’ (‘Perfume: The Story of a Murderer’) y también cierta incertidumbre por todo lo que ha tardado en llegarnos.
Lo cierto es que el rodaje de ‘Esperando al rey’ (‘A Hologram for the King’) concluyó a finales de junio de 2014, pero apenas hubo noticias sobre la cinta protagonizada por Tom Hanks hasta el lanzamiento de su tráiler este pasado mes de marzo, apenas semanas antes de su estreno en Estados Unidos. Este viernes llega a los cines españoles una cinta bastante digna, en gran medida por la presencia del oscarizado actor, pero con una marcada tendencia a la dispersión.
Un curioso toque de excentricidad
El propio Tykwer se ha encargado de adaptar la novela de Dave Eggers en la que se basa ‘Esperando al rey’, la cual he de confesar que no he leído, por lo que desconozco hasta qué punto la dificultad de la película para decidir qué es exactamente lo que nos quiere contar. Es cierto que podríamos comprimirlo en el viaje emocional de su protagonista, pero incluso ahí resulta un tanto errática y dando la sensación de ir dando tumbos hasta que todo encaja de alguna manera.
Esto es algo que se nota con una fuerza especial a partir del momento en el que queda claro que el personaje de Hanks lo va a tener muy difícil para llevar a cabo la misión por la que ha tenido que viajar hasta Arabia Saudí. Hasta entonces logra crearse un clima curioso que deja claro que la realidad ahí es muy distinta tanto la que el protagonista, que también tiene sus propias particularidades, como nosotros podíamos esperar. Ahí subyace una lectura sobre el capitalismo no muy novedosa, pero tampoco especialmente desgastada.
No es nada deslumbrante, pero sí lo suficiente como para que primero sintamos cierta empatía con el protagonista y también para que disfrutemos con ciertos complementos como ese conductor que tiene que llevarle todas las mañanas a su destino porque siempre se queda dormido. No obstante, esa dispersión ya va entrando en escena en esta historia de pez fuera del agua y llega un punto en el que ese toque excéntrico empieza a perder interés y solamente Hanks, por mucho que vuelva a hacer un poco de sí mismo, impide que la cosa se venga abajo.
’Esperando al rey’, sin las ideas claras
La cuestión es que Tykwer no logra saber cómo equilibrar todas esas pequeñas subtramas para crear un todo con verdadera identidad más allá de ser diferentes episodios, donde además también hay ciertos cambios de tono -unos más ligeros, otros dramáticos sin llegar a ahondar del todo- que no llegan a ser muy abruptos, pero sí lo suficientes como que se note que no es lo mismo y que tampoco existe una continuidad suficientemente marcada, apareciendo, como ya comentaba, esa un tanto molesta dispersión.
De hecho, llega un punto en el que yo directamente descarté que fuera a poder disfrutar de ella como un todo, por lo que me centré en ver qué podía ir ofreciéndome de forma aislada sin preguntarme demasiado si realmente encajaba o si todo era demasiado conveniente -aquí destaca todo lo relacionado con el trabajo del protagonista- para los diferentes mensajes que quiere transmitir al espectador. Todo desde una ¿aceptada? comodidad que se intenta matizar con desigual fortuna a través de esa excentricidad que mencionaba antes.
Ahí encontré pequeños oasis dentro del desierto en el que casi se convierte ‘Esperando al rey’ para que la progresiva transformación de Hanks siguiera interesándome más allá de su actuación, porque la forma de ejecutarla por parte de Tykwer anda mucho por las ramas y se pierde en desvíos que por sí mismos pueden ser más o menos interesantes, pero que van dañando poco a poco la entidad del conjunto, algo que sospecho que incluso llevará a algunos espectadores al aburrimiento.
En definitiva, ‘Esperando al rey’ es una propuesta aceptable pero desigual que se deja ver con cierto agrado siempre y cuando te centres en cada una de sus partes en lugar del todo al que dan forma. Si haces esto último, te queda una notable interpretación de Tom Hanks y varios detalles simpáticos aquí y allá, suficiente para superar a la absurda y aburrida secuela de ‘Independence Day’, pero no para ser una buena película.
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