No tengo nada en contra de un héroe interesante, pero hace ya tiempo que siento un mayor interés por las historias protagonizadas por criminales de la más diversa índole. Sus motivaciones son mucho más complejas y en los mejores casos tienen un carisma arrollador que hace que queramos saber más de ellos, aunque luego ese aura de misterio sea una parte fundamental de su encanto y muy pocos sepan aclarar cosas sobre ese tipo de personajes sin echarlos a perder.
Parece que esa ha sido la idea que ha aplicado Andrea Di Stefano en 'Escobar: Paraíso perdido' ('Escobar: Paradise Lost', 2014), ya que Pablo Escobar no es el auténtico protagonista de la función, pero la influencia de un estupendo Benicio Del Toro sobrevuela sobre todo el relato. De no haber sido así, la película habría mejorado de forma sustancial en lo interpretativo, pero no tengo del todo claro si hubiera sido mejor o no -distinta desde luego que sí- que el apreciable thriller de corte romántico que ya es.
La singular apuesta de 'Escobar, paraíso perdido'
Que Pablo Escobar era un peligroso narcotraficante responsable de infinidad de muertes es algo que todos ya deberíamos saber a estas alturas. Ya ha habido varios acercamientos en esa línea y no tardaremos en ver alguno más como la serie que Netflix prepara con Wager Moura dando vida a Escobar. Sin embargo, 'Escobar: Paraíso perdido' no es eso y Di Stefano tiene claro desde el principio que la relación romántica entre los personajes interpretados por unos meramente aceptables Josh Hutcherson y Claudia Traisac sean el eje principal y no me parece mal que así sea.
Para conseguir ese efecto, el director debutante juega de forma efectiva con la alteración de la narración lineal, pues el hecho de utilizar a Escobar como una sorpresa y dejar para demasiado tarde su primera aparición habría sido un error. De todas formas, sí que prefiere ir introduciendo de forma paulatina su naturaleza malvada para que antes sea mucho más fácil entender las formas en las que embaucaba a sus seguidores, lo cual puede llegar a dar la sensación que comentaba mi compañera Lucía de ser una estrella del rock o algo por el estilo.
Sin embargo, esa corrupción interior de Escobar acaba saliendo a la luz y yo me acordé mucho de la sociedad española y cómo hay personas que han apoyado masivamente el indulto para otros criminales convictos. No es algo en lo que Di Stefano tenga especial interés en profundizar, pero ayuda a que esa aparente superficialidad con la que aborda la figura de Escobar no sea obstáculo para dibujar un interesante mosaico sobre lo que representó en su momento para la sociedad colombiana. Aparte de eso, algún momento de tensión conseguido sí que hay, pero en ningún momento alcanza la brillantez y eso hace que 'Escobar, paraíso perdido' no tenga la fuerza necesaria.
La fuerza arrolladora de Benicio Del Toro
Está claro que me habría encantado ver más minutos en escena a Benicio Del Toro en pantalla, ya que borda todos los registros que ha de mostrar su personaje, un encantador de serpientes que no tendrá problema en traicionar a quien sea para salirse con la suya. Además, humaniza a un ser despreciable sin caer en tópicos fáciles o sentimentalismos baratos y se come la película en todos los momentos que tiene a su disposición, incluso en aquellos en los que su presencia parece hasta casi anecdótica. Eso sí, ampliar sus minutos desequilibraría el delicado equilibro conseguido por Di Stefano, por lo que creo que habría que cambiar la película por completo para que estuviera correctamente justificado y no tengo del todo claro que eso fuese lo más acertado.
Por desgracia, ese huracán que es Del Toro no encuentra un igual en el resto del reparto, donde no hay nadie que lo haga mal, pero tampoco un actor o actriz que hagan un despliegue de talento lo suficientemente algo como para estar a su altura. En algunos casos es porque sus personajes son demasiado esquemáticos como para lograrlo -pienso por ejemplo en el de Carlos Bardem-, pero en otros es porque parecen simplemente incapaces de poder “competir” con él, algo que se nota especialmente en las escenas que comparten.
En definitiva, 'Escobar: Paraíso perdido' es una interesante reflexión sobre el poder embriagador de un terrible maleante como Pablo Escobar. Eso es que algo que Di Stefano sabe reflejar muy bien, pero lo hace a costa de añadir algunas tramas que, por un motivo u otro, no terminan de funcionar con todo el acierto que me hubiese gustado. Además, no es que Josh Hutcherson lo haga mal, pero su corrección resulta insuficiente en los momentos más dramáticos y eso también daña el resultado final al ser el auténtico protagonista. Recomendable con ciertas reservas.
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