Las franquicias son la gasolina de Hollywood. Cualquier gran estudio va a preferir recuperar un universo que ya ha demostrado que gusta al público que contar una historia original que puede acabar pasando desapercibida. Incluso en el cine de terror sucede eso por mucho que los presupuestos sean habitualmente más reducidos, lo cual hace más sencillo recuperar la inversión y ganar algo de dinero.
En el caso de ‘Escape Room’ ya se ha anunciado que Sony ha dado luz verde a la secuela. Lógico si tenemos en cuenta que la película ha recaudado ya más de 133 millones de dólares cuando costó 9. Además, sus ingresos van a ir necesariamente a más, ya que es este viernes 15 de marzo cuando llega a los cines españoles. Todo apuntaba a una especie de cruce entre ‘Saw’ y ‘Cube’ y así ha sido, el problema es que el resultado es algo descafeinado.
Perfil bajo
Seis desconocidos reciben una invitación para participar en una revolucionaria Escape Room que promete pagar 10.000 dólares a los que consigan superar todas las pruebas. Todos ellos tienen diferentes motivos para querer el dinero, pero no esperéis que el guion firmado por Bragi Schut y Maria Melnik profundice demasiado en sus motivaciones. Una vez superado el breve prólogo apenas tendremos unos pocos flashbacks para intentar diferenciarlos entre sí.
Una vez asumido eso lo que nos queda es disfrutar del ingenio que las diferentes pruebas puedan tener y ver cómo los supervivientes van pasando de una a otra. Ahí Adam Robitel hace lo que puede para añadir intensidad al libreto, pero se me francamente limitado por la decisión de no orientar la película al público adulto. Eso provoca que la violencia y todo lo vinculado a ella resulten demasiado suaves como para que los hechos provoquen el impacto deseado.
Además, los actores tampoco tienen mucho material con el que jugar, lo cual limita sus posibilidades para que el público pueda conectar con ellos. Y es una pena, porque hay ahí varios intérpretes con talento que merecían un guion mejor para que la película no acabe convirtiéndose en un correcalles pero sin que eso suponga que tenga un ritmo especialmente vivo.
‘Escape Room’, pasable y gracias
Es cierto que lo que se pierde en cualquier tipo de profundidad sí se traduce en la agilidad necesaria para que uno nunca se detenga a pensar demasiado en los problemas de la película. Tampoco me olvido de la posibilidad de que la curiosa mitología que plantea podría dar mucho de sí en sucesivas entregas, pero la sensación que me queda es que o lo dan todo en la segunda parte o irán dando detalles con una excesiva parsimonia. Lo mínimo necesario para mantener nuestra curiosidad.
Eso último es lo que realmente mejor define a ‘Escape Room’, ya que no hay nada que haga realmente mal, pero tampoco es esfuerza nunca en desarrollar nada. Ni siquiera las pruebas en sí mismas son memorables cuando se nota que ahí es donde quiere dar lo mejor de sí misma. Es un buen ejemplo de película que ves, no te aburres -que no creo que sea lo mismo que el que te entretenga- y te vas a olvidar de ella en nada. Bueno, quizá los epilépticos se acuerden mucho de cierta secuencia que tengo mis dudas sobre que sea apta para ellos.
En definitiva, ‘Escape Room’ es un pasatiempo digno al que les vas a encontrar multitud de problemas a poco que medites sobre ella, pero Robitel tiene la suficiente audacia para no dejarnos tiempos muertos para que podamos hacerlo mientras la vemos. Pasable y gracias, aunque con eso ya les da para que quiera ver su secuela.
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