‘Las escalofriantes aventuras de Sabrina’ es una serie en la que en principio tenía muy pocas esperanzas. Las alabanzas recibidas por su primera temporada fueron las que me decidieron a darle una oportunidad y lo cierto es que acabe muy contento con el resultado. No estaba exenta de fallos, pero supo dar con el tono adecuado para equilibrar brujería y serie juvenil de una forma exquisita.
Con la segunda temporada me quedaba la duda de si no se iba a resentir tras perder la frescura de la novedad, un mal que afecta a muchas series, pero lo cierto es que ha sabido evolucionar en la dirección adecuada. En ningún momento se ha estancado y la mitología ha ido a más, pero sí que ha sido muy evidente cuál ha sido su principal problema: algunos episodios son demasiado largos y eso afecta al resultado final.
Más es menos
Mucho se ha criticado a algunas series por tener demasiados episodios y parece que eso es algo de lo que ha tomado nota Netflix, pero en el caso de ‘Las escalofriantes aventuras de Sabrina’ dio pie ya de entrada a episodios que iban más allá de los 40-42 habituales para producciones de este tipo. En la primera se compensaba por la novedad, pero aquí llega a hacer que el visionado se haga un tanto cuesta arriba.
El hecho de ser una serie que apueste por la ligereza en su forma de aproximarse al satanismo da pie a múltiples alegrías en detalles o escenas concretas, pero resulta inadmisible que haya incluso un episodio que se dispare hasta la hora de duración. No es un tipo de serie que lo justifique.
Mi compañero John Tones ya incidió en el que el arranque de esta parte 2 de ‘Las escalofriantes aventuras de Sabrina’ se decantaba por el elemento más terrorífico, algo que ha ido yendo a más a medida que transcurrían sus nueve episodios. Sin embargo, nunca ha dejado de lado su componente más juvenil, aunque la parte centrada en los adolescentes de Greendale nunca ha alcanzado el mismo interés que el resto pese a nobles esfuerzos como la llegada de Theo.
Hasta cierto punto eso es una consecuencia directa del hecho de que haya muchas fases en las que la participación de Sabrina en esas tramas es, siendo generosos, reducida. Esto se compensa con creces en el tramo final -aunque haya ocasiones en la que la credibilidad de la aportación de sus amigos humanos resulta cuestionable-, donde incluso se permiten un simpático guiño a ‘La invasión de los ultracuerpos’. Ese episodio también permite a Kiernan Shipka jugar con su interpretación y resulta de lo más refrescante.
El difícil camino de Sabrina
Donde brilla más la serie es en la evolución de su protagonista, primero desafiante ante Blackwood, quien termina de dejar claro su rol de villano a largo plazo -podrían haber acabado con él aquí, pero los responsables de la serie saben que todavía puede dar mucho de sí con una reaparición más adelante- y luego enfrentándose a una profecía de la que ha completado la mayoría de los pasos sin ser consciente de ello.
Así se ha conseguido pasar de una mitad de temporada a otra manteniendo el hilo conductor de la temporada: ¿será Sabrina maligna en realidad? Sin embargo, los guionistas de la serie nunca juegan realmente con la idea de la maldad de la protagonista, sino que oponen quién es a quién se supone que está destinada a ser, provocando un conflicto que en ocasiones le vale el rechazo de sus seres queridos, pero todos damos por sentado que va a acabar enderezando la situación de una forma u otra.
Además, esta segunda temporada propone el inicio de una clara ruptura con lo visto hasta ahora, por lo que la ya confirmada parte 3 se va a ver obligada a plantear una estructura diferentes. La etapa de estudiante del mal debe quedar atrás y proponer un camino diferente. El efectivo cliffhanger con el que se despide ya apunta por donde pueden ir los tiros a nivel argumental, pero hace falta una base situacional sobre la que ir pivotando.
En lo referente a la llegada del señor oscuro, ya en su apariencia física se nos recuerda la naturaleza juvenil de la serie y posteriormente quizá da la sensación de creerse demasiado superior. La contundencia y el no mirar atrás deberían ser su guía, pero bueno, ya habrá tiempo, que tengo muy claro que esto no ha sido más que un aperitivo de lo que nos espera, aunque ya me da que será de cara a un hipotético final de la serie. Vamos, que tardará.
En definitiva, la parte 2 de ‘Las escalofriantes aventuras de Sabrina’ amplía el universo de la serie y señala en una dirección que promete ser estimulante, aunque por el camino se ha excedido con la duración de algunos episodios y su característico equilibrio entre ficción adolescente y drama satánico se ha roto en beneficio de una mayor apuesta por su naturaleza terrorífica.
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