Mientras que en el imaginario infantil español están los tebeos de 'Mortadelo y Filemón' de Francisco Ibáñez, los niños franceses crecen con la serie de cuentos de 'Ernest y Célestine' de la autora e ilustradora Gabrielle Vincent sobre la imposible amistad de un oso y una ratoncita. Su versión cinematográfica, estrenada en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes 2012, fue todo un gran fenómeno de taquilla en Francia el años pasado donde llenó salas de nostálgicos y niños que descubrían las aventuras de sus personajes por primera vez.
'Ernest y Célestine' es una película familiar ideal para estas fechas que cuenta la historia de Ernest, un enorme oso músico ambulante y muy cascarrabias que acogerá en su casa a la pequeña Célestine, una ratita que ha escapado del opresor mundo subterráneo de los roedores. Pese a que en el mundo en el que viven no está bien vista su amistad, Ernes y Célestine aprenden a respetarse y entenderse y surgirá una gran amistad que desafiará el orden establecido. Mientras unos esperan con ansias lo nuevo de Miyazaki —'El viento se levanta', la que será su última película como director—, os animo a todos a darle una oportunidad a la animación europea y a esta pequeña delicia.
La ternura en acuarela
Si vas a ver 'Ernest y Célestine' y no te emociona ni una pizca es que no tienes corazón. Seas adulto o niño, la película de Stéphane Aubier y Vincent Patar es un sensible retrato sobre la amistad, la libertad, el arte y sobre todo, una lucha contra lo establecido y los prejuicios narrado de forma sencilla, sin florituras y de forma inteligente porque, al fin y al cabo, los niños son más espabilados de lo que creemos. Esta forma directa e inteligente de dialogar con el público infantil, hace de 'Ernest y Célestine' la película perfecta para los más pequeños de la casa y para que los padres, además, puedan también pasar un buen rato con ellos.
Además resulta de lo más refrescante toparse en cartelera con una película de animación hecha de forma tradicional y casi artesanal y que es fiel a la acuarela original que se utilizaba en la serie de cuentos de Vincent. Esta animación tradicional y la acuarela, no por ello convierte a la cinta en un pastelazo, lo que dice a mucho a su favor, ya que consigue ser fiel a sí misma y crear ambientes hostiles —el mundo subterráneo de las ratas o los rídiculos osos—, sin necesidad de cambiar de estilo o técnica.
La película de Aubier y Patar y la relación que construye para sus dos personajes nos rrecuerda mucho a 'El Chico' de Chaplin ('The Kid', 1921) y al mejor slapstick del antiguo Hollywood gracias a la graciosa combinación de oso torpón y ratita ágil y esa oda a la vida bohemia y creativa que tanto se parece a aquella ternura desprendía el vagabundo más famoso de la historia.
En definitiva, 'Ernest y Célestine' es la opción perfecta si estás harto de la animación más comercial que llega estos días a nuestras pantallas —sin quitarle mérito a la fantástica 'Frozen'— o si queréis ver algo diferente y lleno de valores y que lucha contra los prejuicios y el orden establecido. Una pequeña delicia, tierna, divertida, emotiva y dulce, y ciertamente nostálgica, de la que puede disfrutar toda la familia.
Ver 6 comentarios