Mucho tiempo lleva hablándose de ‘Enola Holmes’, spin-off del célebre detective creado por Arthur Conan Doyle que llega hoy 23 de septiembre a Netflix. Lo cierto es que la película toma como base una saga literaria de Nancy Springer publicada entre 2006 y 2010 que consta de seis novelas, por lo que la hay material de sobra para varias secuelas si la cinta dirigida por Harry Bradfeer se convierte en un gran éxito.
Conviene tener en cuenta que probablemente Netflix jamás hubiese podido hacerse con ‘Enola Holmes’ de no ser por la pandemia de coronavirus, ya que no le vendieron los derechos de la misma hasta el pasado mes de abril. Eso no quita para que sobre el papel parezca un proyecto idóneo para la plataforma, ya que une a Millie Bobby Brown y Henry Cavill, protagonistas de dos de las series más populares de Netflix, pero lo que realmente debería importar al público es una película ágil y entretenida que se disfruta bastante.
Una actualización refrescante
Uno de los primeros aspectos que llama la atención de ‘Enola Holmes’ es que la elección de Bradfeer para ocuparse de la puesta en escena no es para nada casual, ya que él se ocupó de la puesta en escena de 11 de los 12 episodios de ‘Fleabag’ y aquí se opta por un elemento estilístico que la emparenta con la joya televisiva creada por Phoebe Waller-Bridge. Me refiero a las constantes rupturas de la cuarta pared para que la protagonista se dirija abiertamente al público en lugar de a los personajes que la rodean.
Eso permite a Bradfeer dotar a ‘Enola Holmes’ de una energía diferente, logrando así que su naturaleza de historia de origen nunca llegue a resultar pesada. Para ello resulta esencial la implicación de Brown en el personaje, ya que la película se vendría abajo si ella no estuviera a la altura. Afortunadamente, la actriz de ‘Stranger Things’ confirma aquí que es un talento muy a tener en cuenta al saber mostrar de maravilla tanto la determinación de su personaje como sus habilidades como detective pese a contar con apenas 16 años.
Y es que la premisa de ‘Enola Holmes’ está en que la madre de la protagonista desaparecer cuando ella cumple 16 años, empezando entonces una búsqueda incansable para dar con ella. Sin embargo, el guionista Jack Thorne acierta al dar una importancia similar esa y la otra desaparición que se desvelará más tarde, pues el personaje de Brown demuestra estar lo suficientemente dotada como para resolverlo pese a la oposición de sus hermanos, sobre todo un Mycroft (correcto Sam Claflin) que representa la resistencia al cambio, con Sherlock (solvente Cavill) en una posición intermedia pero sin querer mojarse demasiado.
Enola Holmes y el misterio de la doble desaparición (Enola Holmes. La novela gráfica 1)
Enola es la que representa ese futuro que parece estar a punto de de llegar en la sociedad victoriana, y es que el segundo misterio que introduce la película está vinculado a ello. Esto ayuda a dar más unidad a la película en lugar de convertirlo en una pausa para el auténtico objetivo de la protagonista, permitiendo además mostrar algún síntoma de flaqueza en ella sin por ello sacrificar el envidiable ritmo de la película.
Una cuestión de química
A eso ayuda lo que mencionaba antes de las constantes rupturas de la cuarta pared, pero hace falta algo más que eso para sostener una película y es ahí donde la química de Brown con el resto del reparto resulta esencial, desde ese esbozo de romance adolescente con el personaje interpretado por Louis Partridge hasta su enemistad con Mycroft -o la que mantiene con esa especie de versión alternativa de la Señora Rottenmeir con el rostro de Fiona Shaw-, pero la que nos da más alegrías es la que tiene con Cavill.
Es verdad que Cavill y Brown apenas comparten un puñado de escenas, pero hay algo en ellas que simboliza muy bien esa búsqueda del progreso de la protagonista y cómo va consiguiéndolo poco a poco pese a que no falten precisamente los obstáculos, sintiéndose además como algo natural. Solamente ella ya deja con ganas de volver a verla en acción, pero es la idea de una colaboración más amplia entre ambos la que resulta más estimulante a priori.
No hay nada que realmente me desagradase de ‘Enola Holmes’, pero es justo señalar que ninguno de los dos misterios que plantea resulta especialmente memorable -pero ahí el acierto está en combinarlos, ya que la película sí hubiese sufrido de optar por solamente uno de ellos- y que quizá me hubiese gustado que Helena Bonham Carter se dejase ver algo más, pero tal y como está construida, la película fluye muy bien y cumple con creces su objetivo de hacer pasar un buen rato al espectador.
En resumidas cuentas
‘Enola Holmes’ es un pasatiempo de lujo que ofrece un estimulante giro al universo del detective más famoso de todos los tiempos al contarnos la historia de su hermana. Es cierto que ya teníamos una estimable alternativa cómica con ‘Sin pistas’, pero aquí tenemos un cóctel más equilibrado en el que hay espacio para multitud de elementos, consiguiendo un cóctel satisfactorio que deja con ganas de más.
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