Joaquin Phoenix es un monstruo de la interpretación que además lleva años demostrando tener muy buen ojo para los papeles que acepta. Otro ya habrían hecho varios blockbusters, pero en su caso hay que remontarse trece años en el tiempo para encontrar ‘El bosque’ (‘The Village’) y desde entonces seguro que no le han faltado las ofertas de los grandes estudios, pero él ha sido muy cuidadoso tras su muy merecida nominación al Oscar por ‘En la cuerda floja’ (‘Walk the Line’).
La parte negativa de todo eso es que sus apariciones en la gran pantalla son más esporádicas de lo que nos gustaría. De hecho, no estrenaba película alguna desde la fallida ‘Irrational Man’, pero eso al fin ha cambiado gracias a ‘En realidad, nunca estuviste aquí’ (‘You Were Never Really Here’), cinta que también contaba con el aliciente de ser la primera película dirigida por Lynne Ramsay desde ‘Tenemos que hablar de Kevin’ (‘We Need to Talk About Kevin’). El resultado es una estimulante y sorpredente revisión de los relatos de justicieros urbanos.
Con las ideas claras
Algo muy habitual en los personajes que ha interpretado Phoenix durante los últimos años es que estaban heridos por dentro, pero él ha sido capaz de ir dándoles a todos ellos un enfoque diferente, demostrando así su gran versatilidad. Aquí perfectamente podría haber acabado reducido a ser otro justiciero urbano más, pero ‘En realidad, nunca estuviste aquí’ tiene más interés en la raíz de esos vengadores en lugar de seguir sus patrones narrativos habituales.
En este tipo de relatos se suele presentar rápidamente el trauma del personaje o a veces va dosificándose para ir en paralelo a la ejecución de su venganza, pero en ‘En realidad, nunca estuviste aquí’ ese es el verdadero eje del relato: cómo ha acabado Joe convertido en lo que es hoy, habiendo espacio tanto para sus particulares manías -su decisión de poner punto y final a la relación profesional con uno de sus clientes- como para el inevitable pasado traumático.
Está claro que los arrebatos de violencia explosiva van a llegar en algún momento y la película sabe manejarlos para que tengan el impacto deseado -aunque sí que hay algún personaje que queda algo desdibujado como consecuencia de ello-, pero el objetivo aquí es deconstruir al protagonista, mostrando todo lo que hay detrás de un hombre que intenta salvar a jóvenes mujeres que están siendo explotadas sexualmente. Hay una clara base de drama íntimo, pero también ciertos elementos que me recordaron a algunas películas de terror algo olvidadas de los años 70 como 'Entrada forzada' ('Forced Entry')
'En realidad, nunda estuviste aquí' da un giro de tuerca al thriller
Eso se traduce en decisiones de puesta en escena y montaje que van a chocar a no pocos espectadores y que es cierto que no funcionan siempre igual de bien, pero sí están ahí con un objetivo claro y en ningún momento se preocupa en si le va a poner las cosas fáciles al espectador. ‘En realidad, nunca estuviste aquí’ se aleja sobremanera de lo que uno esperaría de un thriller al uso. Hay algunos ingredientes, sí, pero mezclados de tal forma que sabe a nuevo cuando se trata de un tipo de historia muy trillada.
Además, estas decisiones permiten a Ramsay dotar a ‘En realidad, nunca estuviste aquí’ de una inusual intensidad que permite al mismo tiempo que baje al barro y rodar varias escenas con una enorme fuerza visual. Ahí hay una clara simbiosis entre guion y dirección, ocupándose Ramsay de ambas facetas -para la primera inspirándose en una obra literaria de Jonathan Ames-, sabiendo cómo dar el toque deseado a cada momento, se base éste en el silencio, la acción o el simple sufrimiento, logrando así una atmósfera absorbente.
La parte no tan positiva es que esa especie de puzzle violento que plantea Ramsay hay momentos en los que quizá se deleite demasiado en cocerlo todo al fuego lento al mismo tiempo que lo complica más de la cuenta. No voy a decir que sea confusa, porque no lo es, pero sí que esa densidad de la que hace gala se vuelve ligeramente en su contra en algunas fases de su reducido metraje.
El gran despliegue de puesta en escena de Ramsay consigue que eso nunca llegue a ser particularmente molesto y la extraordinaria interpretación de Phoenix -sabe mostrar al mismo tiempo una evidente fragilidad y una capacidad física que casi hace pensar más en un animal que en una persona- consigue sacar jugo de todo ello, pero esa austeridad de la que hace gala para algunas cosas choca con una complicación narrativa excesiva en otras. ‘En realidad, nunca estuviste aquí’ es una historia de contrastes y a veces simplemente no terminan de funcionar.
En definitiva, ‘En realidad, nunca estuviste aquí’ es un thriller diferente y una versión de las historias de justicieros urbanos que se aleja sobremanera de lo visto hasta ahora. Se la querido comparar con ‘Taxi Driver’ y es cierto que hay algún punto en común, pero Ramsay opta por una propuesta más sencilla conceptualmente pero más compleja en su ejecución. Bienvenidas sean ambas opciones.
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