Está claro que nada ha vuelto a ser igual para Chris Hemsworth desde que Marvel decidiera ficharlo para dar vida a Thor en su ambicioso universo cinematográfico. Sin embargo, su carrera al margen de La casa de las ideas no ha sido tan meteórica como se esperaba, ya que ‘Blancanieves y la leyenda del cazador’ (Snow White and the Huntsman) no fue el enorme éxito que se esperaba, mientras que ‘Blackhat: Amenaza en la Red’ fue un sonado fracaso.
Por su parte, ‘Rush’ no arrasó en taquilla, pero sí que dio beneficios. Además, Hemsworth nos ofreció su mejor interpretación hasta la fecha en la que era su primera colaboración con el director Ron Howard, por lo que es comprensible que no dudase en volver a trabajar con él en cuanto tuvo la ocasión. El resultado de ello ha sido ‘En el Corazón del Mar’ (In The Heart of The Sea), un ambicioso drama basado en la historia real que inspiró ‘Moby Dick’ que da la talla como espectáculo visual, pero no en la parte emocional.
’En el Corazón del Mar’, un gran espectáculo visual
No voy a negar que nunca he tenido especial interés en la obra de Howard como director, pero de cuando en cuando se ha desmarcado con cintas muy interesantes y confiaba en que, por mucho que el aplazamiento de su estreno crease ciertas dudas –lo habitual en estos casos-, ‘En el Corazón del Mar’ fuera de una de ellos. Por desgracia, se ha quedado a medias, aunque en su aportación específica no hay muchas pegas que ponerle –aunque sí hay una de cierta importancia-.
Es cierto que Howard nunca creará escenas tan apabullantes visualmente como otros directores más hábiles en este campo, pero en este caso sí ha sabido imprimir la fuerza necesaria al relato para que los momentos visuales culminantes realmente sean espectaculares. Aquí es cierto que el apartado de los efectos creados por ordenador juega un papel esencial –aunque ojo también a la propia belleza de los escenarios naturales donde se rodó-, como también lo hace la aportación específica de la banda sonora de Roque Baños, pero Howard va más allá de cumplir el expediente y se percibe y disfruta de un elaborado trabajo de puesta en escena.
Eso sí, no me olvido del defecto que mencionaba antes, y es que llega un punto en el que la sobredosis de espectáculo de ‘En el Corazón del Mar’ trae como consecuencia cierta sensación de redundancia que Howard no consigue esquivar. Aquí es cierto que la búsqueda del realismo no le daba grandes alternativas, pero también que esa fuerza a la que aludía antes se disipa en parte y que las debilidades del guión impiden que se compense a través de la conexión emocional del espectador con los protagonistas.
Déficit de corazón
Es en el guión de Charles Leavitt donde encontramos el principal problema de ‘En el Corazón del Mar’, y es que todo resulta demasiado básico y superficial, desde el perfil psicológico de los personajes hasta las relaciones entre ellos. Sí que es verdad que a simple vista parece hacer un esfuerzo para crear una dinámica de compañerismo entre el personaje de Chris Hemsworth y el resto de marineros, mientras que no faltan las esperadas rencillas con el capitán, pero está todo ya demasiado manoseado como para conseguir que nos impliquemos.
El que peor parado sale de todo esto es un intrascendente Benjamin Walker, mientras que Hemsworth es el que más oportunidades tiene de salirse de lo rutinario, algo que tampoco termina de aprovechar del todo bien. Además, la cosa tampoco cambia demasiado cuando la aventura se convierte en una lucha por la supervivencia de los protagonistas, reincidiéndose en lugares comunes y desaprovechándose por completo la transformación psicológica de los personajes por su “enfrentamiento” con el cachalote mitológico. De hecho, lo que mejor refleja ese punto es la poco más que anecdótica aparición de Jordi Mollá.
El último asidero emocional estaba en que al menos podría habernos dado esa sensación de importancia e historia única en el hecho de que el relato principal es algo que uno de los personajes de ‘En el Corazón del Mar’ cuenta a otro, una solución que puede dar más trascendencia o simplemente quedarse como una especie de pegote. Aquí se queda a mitad de camino de ambas opciones, y lo hace más por el buen trabajo de los tres intérpretes de esa parte de la película que porque el guión realmente consiga que así lo sintamos todo como algo especial.
En definitiva, ‘En el Corazón del Mar’ es un espectáculo visual bastante interesante que consigue escenas puntuales con bastante fuerza, pero esto última dura poco debido a las limitaciones de un guión que no sabe sacar partido a un factor humano en el que precisamente lo que falta es auténtico corazón. Al final lo que queda es una vistosa aventura que quizá se alarga más de la cuenta y que deja en –casi- todo momento la sensación de oportunidad perdida, aunque no de mala película.
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