La primera temporada de ‘Élite’ fue todo un bombazo para Netflix. El hecho de ser una seria hablada en español no impidió que el público de todo el mundo cayese a sus pies de una obra adictiva y entretenida que sabía jugar muy bien sus cartas. El hecho de contar con solamente ocho episodios ayudaba a que uno pasase por alto sus limitaciones y se centrarse en disfrutar de este thriller adolescente.
Quedaba la duda de si los responsables de ‘Élite’ serían capaces de reproducir en su segunda temporada las virtudes de la primera tanda de episodios. Todavía no puedo dar una respuesta rotunda -solamente he podido ver los dos primeros episodios-, pero sí apuntar que el regreso a Las Encinas está mereciendo la pena. En este arranque se abraza el exceso pero manteniendo la misma estructura, una jugada que por ahora les ha salido bien.
A partir de aquí encontraréis pequeños detalles -nada realmente importante- de la temporada 2 que quizá no queráis conocer.
El regreso a clase
Marina murió hace ya un buen tiempo, pero su asesinato sigue teniendo un gran peso en la historia. De hecho, ‘Élite’ aprovecha todo lo relacionado con la investigación que se establece para intentar aclarar lo sucedido para idear la temporada de tal forma que se mantengan los saltos en el tiempo tan característicos de la serie.
Esto se enlaza de forma directa a un misterio destinado a aclararse en el episodio final, un recurso que puede estallarles en la cara si acaba convirtiendo a ‘Élite’ en una propuesta repetitiva. Y es que guste más o menos, pero la serie de Netflix nunca ha tenido miedo en quemar tramas, liar las cosas y jugar con la incredulidad del espectador sobre lo que está sucediendo. Eso no solamente se mantiene en esta segunda temporada, sino que va incluso a más.
Tampoco se olvidan de cómo abordar la nueva situación de los personajes, siendo en muchas ocasiones la fuente de esas decisiones precipitadas que llevan a muchos de ellos al borde del abismo. Incluso cuando actúan de forma que puede dañar su imagen de cara a la imagen que el público tenga de ellos, siguen siendo reconocibles, un detalle muy importante para no perder nuestro interés.
Los nuevos estudiantes
Por ahora son tres los nuevos personajes con una importancia reseñable en la trama, aportando cada uno de ellos cosas muy diferentes. Quizá la más llamativa sea Claudia Salas como Rebeca, una recién llegada a este mundo de lujo y riqueza que en algunos momentos te puede hacer pensar en una especie de versión adolescente de Nairobi, el personaje interpretado por Alba Flores en ‘La casa de papel’. Obviamente, el escenario es muy diferente y también el escenario, pero en la actitud sí que se ven varios lugares comunes.
Por otro lado tenemos a Jorge López como Valerio, un mujeriego empedernido y experto en drogas que trae por el camino de la amargura a su hermana Lu. Bueno, medio hermana según él y queda claro que al menos por su parte que te hace pensar en ‘Crueles intenciones’. La naturaleza de culebrón de la serie seguramente potencie este punto en episodios venideros, pues Lu tampoco está en una situación cómoda con Guzmán.
Por último tenemos a Georgina Amorós como Cayetana, otra recién llegada a Las Encinas que vive sola en una casa impresionante y que dice llevar varios años sin pisar un colegio. Sobre ella es mejor no saber nada más, pero en estos dos episodios también se plantan las semillas sobre lo que podría aportar en un mundo tan lujoso como lleno de mentiras.
El nuevo caso
Ya apuntaba más atrás que se establece una nueva investigación para intentar sacar a lo luz lo sucedido con Marina. La sombra del personaje sobrevuela en todo momento incluso en términos narrativos, ya que el gran hilo conductor de la temporada apunta a ser descubrir quién está detrás de un nuevo suceso escabroso.
Es un recurso cómodo para no salirse de lo que ya ha funcionado y permite además seguir explorando la situación de los personajes sin que un hecho tan definitivo como el asesinato de una de sus compañeras provoque un punto y aparte definitivo. Ahí es cierto que la capa de suspense resulta menos estimulante, pero sí lo suficientemente funcional como para centrarnos en seguir adelante en lugar de pensar en la posibilidad de que la serie haya perdido su razón de ser -hola ‘Por 13 razones’-.
En resumidas cuentas
El arranque de esta temporada 2 de ‘Élite’ tiene todo lo que funcionó en la primera, añade nuevos personajes que encajan muy bien en este universo y plantea un nuevo misterio que tiene el suficiente interés para que uno siga enganchado a la serie por la historia y no solamente por cómo se relacionan sus personajes. Eso sí, si saliste huyendo tras darle una oportunidad en la primera temporada, será mejor que no te acerques a la segunda.
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