‘Elige o muere’ es una nueva película de terror de Netflix sobre un viejo videojuego que se articula a base de decisiones que tienen el poder de manipular la realidad y causar daño a personas relacionadas con su jugador, es el tipo de proyecto diseñado para un grupo demográfico joven y está en la línea de thrillers como ‘Escape Room’ (2019), pese a que su premisa principal acaba dando algunas vueltas inesperadas.
La historia de Internet está indisolublemente unida a la historia de los videojuegos de formas fascinantes. Algunos de los primeros ordenadores de los años 1950, se usaron para videojuegos y alrededor de 1976, una de las primeras redes de programación informática, ARPANET (Advanced Research Projects Agency Network), creó juegos multijugador como Colossal Cave Adventure, y su desarrollo continuaría llevándonos a Internet tal como la conocemos.
Juegos malditos y elecciones mortales
Hoy el cine de terror ha intentado incorporar el medio en distintas manifestaciones, desde el terror en zoom de ‘Eliminado’ (Unfriended, 2014) es una constante cada año, pero la relación con los videojuegos no ha tenido nunca tanta suerte, sin embargo, ambas ideas de incorporar la tecnología a las nuevas narrativas están bastante conectadas y ‘Elige o muerte’ funciona como una de las nuevas películas de terror basadas en apps de móviles que ponen pruebas terroríficas.
Aquí tenemos a una estudiante universitaria sin dinero llamada Kayla, que interpreta una convincente Iola Evans, ahorrando para cumplir su sueño de ser programadora y ayudar a mantener a su madre drogadicta. Cuando visita a su amigo Isacc (Asa Butterfield) este le enseña un juego de la década de 1980 del que ella nunca había oído hablar. Ella lo coge para restaurarlo y ve que si gana la recompensa son 100.000 dólares, pero queda atrapada en una trampa mortal.
Cuando empieza a jugar debe elegir entre dos opciones con peligrosas consecuencias para ella y para todos los que la rodean, una dinámica muy común a películas como ‘Siete deseos’ (2017), ‘Verdad o reto’ (2018) o ‘Countdown. La hora de tu muerte’ (2019), películas de terror dirigidas a público adolescente o juvenil en la que la entidad maldice algún dispositivo u objeto para hacer decidir a las personas entre opciones terribles, variaciones de la idea del deseo con trampa de ‘La pata de mono’ y los intentos de engañar a la misma muerte de ‘Destino Final’.
Simpatía por los 80
‘Elige o muere’ empieza en ese mismo desarrollo pero va tomando algunas decisiones que no encajan al 100% con la lógica planteada desde un principio, las primeras muertes con decisión de por medio son denterosas y evocan la saga ‘Saw’, pero una vez sabemos más sobre el juego la realidad y la de la pantalla se funden sin reglas claras, salvo plantear todo como un gran ejercicio de fetichismo por los videojuegos retro de los 80, la estética 8 bits y los colores verdosos de monitor viejo.
Tiene una continuidad con las películas sobre videojuegos interactivos y peligrosos como la historia de Emilio Estévez en ‘Pesadillas’ (1983), la muerte de un personaje a manos de Freddy dentro de un videojuego en ‘Pesadilla Final: la muerte de Freddy’ (1991) –no por casualidad Robert Englund pone la voz al juego haciendo de sí mismo–, pero sobre todo la película ‘Juego mortal, viaje interactivo’ (Brainscan, 1994) que ya compartía cierta fascinación por las mismas texturas.
La novedad es que el elemento retro también recupera la fascinación por el VHS, otra tendencia reciente en películas como ‘Censor’ (2021) o la serie ‘Archivo 81’ (2022), aplicando el glitch a los propios personajes, recibiendo mensajes grabados casi como en el juego ‘Atmosfear', compartiendo ciertas claves con ‘Beyond the Gates’ (2016), o diseñando muertes como vomitar la cinta de vídeo. Todo conforma un collage consciente de nostalgia por la tecnología afuncional que hace de ‘Elige o muere’ casi un capricho visual pensado para volcar una representación nostálgica que los personajes acaban rechazando.
Ideas de clase y resolución subversivas
El desarrollo es algo caótico y tontorrón pero el final sorprende, si entras en su juego, y hay algunas ideas subversivas desperdigadas a lo largo de su escasa hora y media que la ponen algo por encima de la media de estos pasatiempos juveniles. Kayla tiene una vida dura, es brillante y no puede acceder a la meritocracia que tanto se suele publicitar en Estados Unidos, para ella “la realidad está maldita" y en el universo del juego se sugiere la idea de que cada vez que alguien gana dinero si alguien más lo gasta, o si comemos algo, ha muerto un ser vivo para ello.
Las camisetas o el calzado barato proviene de la esclavitud de otros a los que no vemos, siempre que alguien gana alguien pierde, una regla del capitalismo cuya narrativa dominan cierto tipo de familias que han conseguido heredar riqueza, por ello, el final de la película propone un conflicto de interés pero que al mismo tiempo es un empoderamiento de clase, raza y género que invita a romper la baraja y cambiar el flujo sin entorpecer el ritmo.
Hay otros detalles como ciertos pasajes de fotografía o la música electrónica de Liam Howlett, de la banda The Prodigy, que dan cierta personalidad a una película nacida para usar y tirar, que sigue tropos de terror, y propone algunos detalles inesperados, como ese collage de recortables en la cara de ciertos protagonistas. ‘Elige o muere’ es un modesto pero simpático artefacto de fetichismo por los universos creepypasta y la estética 4-8 bits.
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