¿En qué momento de nuestra vida entendemos que nuestra piel es lo más profundo que tenemos? En su segundo largometraje, Elena Martín ('Júlia Ist') ha colocado el cuerpo en primer plano para indagar justamente en ese interrogante que parafrasea la sentencia del poeta Paul Valéry. Somos carne, piel, pero sobre todo el resultado de un gozo, del deseo.
Pocas cosas más tabúes, más incómodas de ver y a la vez tan fascinantes que una mujer sintiendo placer. La iconografía del gozo femenino está por todas partes, desde las imágenes de las Venus que se entregan a la mirada masculina hasta el cine pornográfico, farsa atlética de todo aquello que puede el cuerpo femenino.
En 'Creatura', Martín deja de lado la peliaguda cuestión iconográfica de las relaciones sexuales para centrarse en otro aspecto también espinoso: cuándo y de qué manera una mujer, en este caso Mila, la protagonista, comienza a sentir placer y al mismo tiempo sentirse culpable por ello. Para tal misión, Mila efectuará una investigación por sus recuerdos con el fin de trazar un mapa de su educación sexo-afectiva, clave para que el placer deje de provocarle urticaria.
'Creatura': las tres edades de un coño
Co-escrita junto a Clara Roquet ('Libertad'), 'Creatura' explora la sexualidad de Mila a partir de tres momentos clave de su vida: la edad adulta, cuando sufre de problemas para alcanzar la plenitud sexual; la adolescencia, cuando su deseo emerge marcado por la mirada de los demás; y los primeros instintos sexuales durante la infancia.
En esas edades más tempranas, Mila, encarnada por Martín en su edad adulta, tiene el rostro de Clàudia Malagelada y Mila Borràs. Las tres componen ese abanico emocional tan complejo que acompaña el fenómeno de la sexualidad. De hecho, no son pocos los momentos incómodos que bordea la película con un riesgo inaudito.
De hecho, y al hilo de las sensaciones incómodas que despierta la película, la estructura de 'Creatura' podría evocarnos las varias fases de aprendizaje emocional y sexual propuestas por el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. Por momentos, el filme parece que va a abrazar algunos de sus teoremas, pero, por fortuna, no son más que pistas falsas del recorrido.
El sexo, siempre con humor
En esa maraña de sentimientos contradictorios, Martín se atreve a abordar algunos de los problemas que sufre su protagonista con un sentido del humor desprejuiciado.
La serie de bromas con las que va jugueteando la película sirven para contrarrestrar la idea de que todo debate sobre sexo ha de ser aleccionador. Todo lo contrario, la historia de Mila es franca y directa, y dibuja un relato que explica también su manera de estar en el mundo. Desde el placer pero también desde el miedo, emoción que recoge la carga social, en todas sus dimensiones, que siguen soportando las mujeres a causa de sus cuerpos.
"Tu cuerpo es un campo de batalla", reza el título de una de las obras más conocidas de la artista Barbara Kruger. Para Elena Martín, también de reconciliación.
En Espinof | Carla Simón y el milagro del cine "de la nada" que se ha convertido en el mayor éxito español del año
Ver 2 comentarios