Hace ya tres años del estreno de ‘The Purge: La noche de las bestias’, una película con un punto de partida tan jugoso que luego le fue imposible estar a la altura al optar por un acercamiento más convencional y limitado de lo deseable. Poco después nos llegó ‘Anarchy: La noche de las bestias’ (‘The Purge: Anarchy’), una secuela que sacaba más partido a ese singular universo, pero que también sabía a poco teniendo en cuenta sus posibilidades.
Mañana es el turno de la llegada a los cines españoles de ‘Election: La noche de las bestias’ (‘The Purge: Election’), la tercera entrega de una trilogía que, al contrario de lo que suele ser habitual, ha ido mejorando según avanzaba y que en esta ocasión ha optado por acotar el mundo creado por James DeMonaco y dar un satisfactorio cierre a una franquicia que, eso sí, nunca ha terminado de sacar todo el jugo a su potente premisa.
La mejor de la trilogía
Es lógico que en un momento u otro surja una fuerte oposición a la purga, ya que hay muchos motivos para oponerse a una solución tan radical que al final no acaba siendo más que una forma de negocio o una excusa para que la gente saque lo peor de sí misma y se dedique a matar indiscriminadamente. Eso es algo que ya mostraron las dos primeras entregas y ahora es el turno de hurgar más en todo el tinglado montado detrás, optándose, como no podía ser de otra manera, por las ramificaciones políticas.
Está claro que no es casualidad que James DeMonaco haya optado por ese enfoque justo cuando los candidatos a la presidencia de Estados Unidos están metidos de lleno en la precampaña, pero no esperéis que aquí se profundice en ello o que se establezca qué roles asumirían republicanos y demócratas en el universo de La Purga. Aquí lo que importa es que los que están en el poder representan el mal y la corrupción y la aspirante a cambiarlo pues justo todo lo contrario.
DeMonaco no puede evitar caer ahí en esos excesos propios de la saga que anulan cualquier tipo de sutileza en beneficio de un entretenimiento extremo con ciertos valores. Ahí sí que sabe mostrarnos detalles interesantes -los turistas de la muerte- y también abrazar al mismo tiempo ese lado más frenético y absurdo sin por ello olvidar la fuerza de su mensaje. No obstante, nunca llega a conseguir el deseado equilibrio y eso provoca una clara tendencia al altibajo durante su ajustado metraje.
Un detalle clave al respecto es que el propio guion de DeMonaco sigue echando mano de una construcción de personajes un tanto esquemática, ya que da la sensación de que le interesa más lo que representan que la forma de exteriorizarlo. Por suerte, el reparto está implicado y hace lo que puede por dar a sus personajes una mayor entidad de la que tienen sobre el papel, pero tampoco esperéis algo milagroso si no queréis llevaros una decepción.
Ese problema no deja de ser una consecuencia directa de lo cómodo que se ha mostrado siempre DeMonaco echando mano de multitud de clichés para dar forma a las sucesivas entregas de la franquicia. En ese aspecto está claro que a él le interesa más la tensión global y la fuerza visual de determinadas escenas que el echar mano de una narrativa más pulida que le permita profundizar en lo que plantea. No creo que sea la mejor decisión, pero aquí es donde más partido saca de ello.
’Election: La noche de las bestias’, un final satisfactorio
En esta ocasión el terror está más supeditado que nunca al thriller y la acción, no quedándose lo primero en el simple golpe de efecto -aunque varias veces así sea-, pero sí como un catalizador y obstáculo que hay que ir superando -dando pie a algunos momentos con mucha fuerza visual-, no teniendo tampoco el más mínimo miedo en que los excesos resultantes de ello lleguen a coquetear en varios momentos con el absurdo -la chica de la chocolatina- o lo abiertamente delirante -el otro candidato a la presidencia-.
La cuestión es que al final son esos excesos donde reside la diversión de un viaje que todos sabemos perfectamente cómo va a acabar, ya que DeMonaco tampoco se ha complicado nunca en exceso sobre la lectura sociopolítica de la saga, en la cual es aún más directo en ‘Election: La noche de las bestias’. Esa obviedad y la sobrecarga de tópicos probablemente saquen a muchos de la película, pero la saga tampoco ha querido nunca ir más allá.
Por lo demás, nos quedan buenas escenas de violencia sin pasarse nunca de gráficas -se opta por los planos muy abiertos en las que tienen más capacidad de perturbar al público-, un ritmo bastante conseguido que impide que uno llegue a aburrirse incluso cuando su interés flojea y la sensación de que han logrado un buen cierre a lo que han planteado. Es cierto que ojalá las formas hubieran sido otras -hasta podría haber sido una trilogía memorable-, pero ‘Election: La noche de las bestias’ no engaña a nadie y da lo prometido.
En resumidas cuentas, ‘Election: La noche de las bestias’ es la mejor purga hasta la fecha, pero no por ello deja de ser una propuesta que dejará a muchos pensando que es una lástima que su creador no haya sabido exprimir a fondo el fascinante universo que ha creado. Por mi parte, considero que es un buen entretenimiento y, pese a sus defectos, la versión definitiva de la historia. Pueden hacer más para sacarnos los cuartos, pero creo que ya no tendría sentido.
¿En qué orden ver las películas y series de la saga La Purga?
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