Este pasado viernes 9 de marzo se estrenó en nuestras pantallas 'El Velo Pintado', un drama situado a comienzos del siglo pasado dirigido por John Curran y que cuenta con dos estrellas del calibre de Edward Norton y Naomi Watts como protagonistas (y productores ejecutivos). Al final, lo más destacado es la extraordinaria fotografía de Stuart Dryburgh y la magnífica banda sonora de Alexandre Desplat. La película carece de interés casi desde el comienzo y llega a aburrir poderosamente conforme pasan los minutos. Parte de culpa la tiene la falta de química en la pareja estelar; Norton lo intenta seriamente y consigue buenos momentos pero Watts está fuera de lugar desde el principio, como si no se creyese su personaje. Algo lógico, por otra parte, porque la historia a veces parece requerir a dos protagonistas idiotas. Claro, en las cuestiones amorosas todos podemos serlo, yo el primero, pero, joder, aquí se pasan de la raya. Una pena, porque la película parecía que daba para más.
'El Velo Pintado' ('The Painted Veil') está ambientada en los años 20 y cuenta la historia de una pareja inglesa; Walter (Norton), un médico de clase media, y Kitty (Watts), una joven de clase alta, que deciden casarse por motivos equivocados y se establecen en Shanghai. Allí, Kitty se enamorará de otro hombre. Cuando Walter descubre la infidelidad de su esposa, acepta en venganza un trabajo en un remoto pueblo de China azotado por una epidemia mortífera. A su pesar, Kitty se ve obligada a acompañarle. Ambos emprenden entonces un viaje que dará sentido a sus vidas. John Curran lo intenta (hay escenas realmente preciosas) pero le sale una película lenta, aburrida, donde el interés decae con fuerza por culpa de una acción que no progresa adecuadamente y un ritmo deficiente. Es muy posible que el guión de Ron Nyswaner tenga parte de culpa, al adaptar la novela de W. Somerset Maugham. Ya sabemos que las adaptaciones no son fáciles, pero aquí se patina gravemente sobre todo en la plasmación de la relación sentimental entre los dos protagonistas. Lo comentaba con un amigo con el que fui a ver la película, los dos personajes parecen tontos, castigándose mutuamente sin sentido por una unión matrimonial absurda. Se puede entender que el médico quiera vengarse de su esposa por haberle engañado, claro, pero irse a un territorio donde hay una epidemia de cólera y donde tienen muchas opciones de morir... actitudes gilipollas aparte, Curran parece no saber por dónde acercarnos a los personajes y pierde mucho tiempo en intentar que nos sintamos cerca de ellos, naufragando por completo y ralentizando el relato. Sólo Kubrick sabe qué podría haber hecho con este material un señor director como Wong Kar-Wai, por poner un ejemplo de alguien realmente competente en narrar estos temas tan resbaladizos y fascinar al mismo tiempo.
En el apartado interpretativo, decir que, en general, todo el reparto está más que correcto, destacando especialmente Edward Norton, que logra que sintamos empatía por un personaje que comete graves estupideces y que en un principio deseas que le den una hostia, a ver si se despierta. Sin embargo, el actor es uno de los grandes en la actualidad y compone una interpretación notable, llena de matices y con algún momento realmente inspirado, que haces que te olvides totalmente que se trata de una actuación. Evidentemente, y como he dicho antes, Norton se come a Naomi Watts en prácticamente todo el metraje. La actriz está extrañamente sosa, desganada, floja, mientras que su personaje requería a una mujer más enérgica y fresca. De nuevo, el guión debe ser responsable en algún grado, porque hay escenas donde ella tiene cometidos como mirar el horizonte; sí, está aburrida, vale, y el espectador también, lo cual es pecado. He leído que Norton tuvo que convencer a Watts para que hiciese el papel y que ella en un principio no lo veía claro; parece que la intuición femenina sigue siendo muy efectiva. Con otra actriz, la película habría mejorado bastante. Eso sí, hay un primer plano en la parte final, donde Watts se sale, lástima que no estuviese más implicada. En papeles secundarios con importancia tenemos a tres actores que están bastante acertados: el desaprovechado Liev Schreiber, en el papel del amante de Kitty; Toby Jones, Capote en Infamous, como el amigo de la pareja en China; y Anthony Wong, como un coronel que ayuda a Walter a intentar frenar la epidemia de cólera. Personalmente, disfruté mucho con el trabajo de Wong, muy centrado en su papel y al que ojalá podamos ver más en producciones de este calibre.
En pocas palabras, 'El Velo Pintado' es una fallido drama romántico que no consigue nunca atrapar al espectador ni emocionarle. Un pequeño fiasco que quizá os pueda servir para pasar el rato sin sobresaltos sentados cómodamente en la butaca. O quizá para dormir plácidamente. Destaca la banda sonora, la fotografía en un escenario espectacular (la provincia de Guangxi, China), la esforzada interpretación de Norton y la presencia de Wong. Nada más.