'El último voto', descafeinada sátira política

'El último voto' ('Swing Vote', 2008) fue una de esas películas que llegó a nuestro país en las últimas semanas de forma silenciosa, de tapadillo, eclipsada por títulos más ruidosos, como 'Red de Mentiras' o 'Gomorra'. Fue el viernes 14 de noviembre, aprovechando el "boom" mediático de las verdaderas elecciones norteamericanas, cuando se estrenó en España este film, dirigido por Joshua Michael Stern y protagonizado por Kevin Costner, Dennis Hopper y Stanley Tucci.

La película se centra en "Bud" Johnson, un tipo simple y sin metas en la vida, al que le encanta la cerveza. Está divorciado y tiene a su cargo a Molly, su hija de doce años, más inteligente de lo normal y, por descontando, que su propio padre. Molly quiere que su padre entienda la importancia del voto, ya que las elecciones presidenciales están próximas, y aunque Bud pasa del tema, promete a su hija ir a votar. Llegado el día, Bud es despedido y se emborracha, olvidando su promesa, pero antes que el colegio cierre, Molly consigue votar por su padre.

Esta primera parte del film es de las más críticas y más amenas del conjunto, tanto por lo que se dice de las elecciones como por lo que ocurre con Bud y su hija, casi una versión en carne y hueso de Homer y Lisa Simpson. También recuerda esta primera aproximación a los personajes y a la historia que se nos va a narrar con más detalle (queda mucho por delante), a 'Gracias por fumar'. Desgraciadamente, en 'El último voto' no está la mano de Jason Reitman, sino la de Jason Richman, co-autor del guión junto a Stern.

La historia de Bud y Molly con la política norteamericana podría haber acabado en las urnas, pero entonces estaríamos ante otra película. Los guionistas a los que hemos hecho referencia se sacan de la manga un complicado malabarismo para provocar diversos sucesos en cadena. Para empezar, la máquina donde Molly estaba votando se apaga antes de que el proceso se complete definitivamente, lo que produce un error que tendrá sus grandes consecuencias.

Paralelamente, las campañas de ambos candidatos han animado (o desanimado) a prácticamente el mismo número de ciudadanos, por lo que los resultados han sido prácticamente iguales. Los dos candidatos están prácticamente igualados. Y aquí va a entrar de nuevo Bud y Molly. Porque, por la magia de los guionistas (que dirán que todo es posible, fórmula para justificar todo tipo de sucesos increíbles), el voto no es procesado correctamente por la máquina y el voto de Molly en representación ilegal de su padre, debe volver a repetirse... y es crucial para elegir al presidente. Un voto para inclinar la balanza hacia el lado demócrata o el republicano.

Llegamos pues al meollo de la cuestión. El próximo presidente de los Estados Unidos se decidirá cuando Bud vaya al colegio electoral que le corresponde y emita su voto; en definitiva, él elige al presidente. Esto provocará un evidente revuelo, y tanto los medios como los candidatos se lanzarán a por Bud, que se ve atrapado inesperadamente en medio de un huracán que cambiará su vida para siempre.

Llegado a este punto, de no retorno, 'El último voto' se define. Y en lugar de revelarse como lo que todos esperábamos, una comedia atrevida, desenfadada, mordaz, agresiva, crítica... se nos desinfla y se descubre como lo que verdaderamente es: torpe, blandita, patriotera, simplona... aburrida. Decepcionante el desarrollo de una historia que parece que daba para mucho más, pero que se conforma con dar lo mínimo, con provocar dos o tres sonrisas a costa de unos actores entregados a la exageración (supuestamente divertida, pero a mí me pareció soporífera) y con un mensaje de esperanza sobre las bondades del gran (ejem) país que es Estados (ejem) Hundidos.

Destacar del reparto, eso sí, a un Kevin Costner muy entregado a su personaje, como dije, un Homer Simpson de carne y hueso, buena persona pero muy irresponsable, un ciudadano que no importa a nadie. Costner realiza una de esas interpretaciones que en una película más acertada y con un director de más talento, podrían haber resultado memorables. Sin embargo, como el resto del film, el personaje de Bud va de mejor a peor, convirtiéndose finalmente en una mala marioneta al servicio del patriotismo y el conservadurismo cinematográfico.

'El último voto' es una comedia descafeinada, sin pólvora, sobre el sistema electoral y político norteamericano, así como, de pasada, sobre las responsabilidades del ciudadano medio. Ése al que va dirigida la película, ése al que se pretende convencer, en lugar de intentar dirigir la flecha a un público más amplio (¿o debería decir más específico?), ése al que se le vende que realmente importa, que el sistema no es tan malo, sólo la apatía de todos los participantes. No está mal la idea, pero sí la conversión de la misma en película, que, de todas formas, puede resultar entretenida, si no le pides buenas frutas al frutero.

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