Increíble. Por fin, hoy, se estrena en España esta película, prácticamente un año después de la fecha en que llegó a los cines norteamericanos. ¡Un año! ¡Con Russell Crowe y Christian Bale como protagonistas principales! ¡Número 1 en la taquilla estadounidense! Lo dicho, increíble. Pero cierto. Se supone que ahora tenemos que alegrarnos, ir al cine, pagar lo que sea que haya que pagar, ver la película doblada al español y dar las gracias. Como muchos de vosotros, no voy a seguir la música de la flauta. No, probé la miel original y no me gusta esto que llega tarde, envasado y adulterado, a ese precio, no puedo engañarme de esa forma. La volveré a ver, en un futuro, en DVD, cuando esté a un precio razonable.
Porque 'El Tren de las 3:10' merece más de un visionado, cuando acaba te quedas con ganas de más, a pesar de que no es precisamente corta (dos horas) y su argumento, parece, podría despacharse en menos tiempo; de hecho, la original (de 1957) dura media hora menos. Pero es que lo que ha rodado James Mangold es muy bueno. Una de esas extrañas joyas que rompen la popular regla de que todo remake es innecesario. De hecho, después de verla, me sorprendió que pasara desapercibida en los Oscar, siendo nominada sólo a mejor sonido y a mejor banda sonora, de Marco Beltrami, un trabajo fantástico. Pero ya sabéis lo de las últimas estatuillas, uno de los años más flojos. 2008 no va mejor. Por eso, si aún no has visto 'El Tren de las 3:10' y no te importa (o prefieres) verla en español, desde aquí te recomiendo que si vas al cine no dudes a qué película ir, no te pierdas este western.
'El Tren de las 3:10' ('3:10 to Yuma', 2007) nos presenta a Dan Evans, un veterano del ejército de la Unión al que no le van nada bien las cosas en su rancho; por culpa de las malas cosechas, debe dinero y su familia pasa hambre. Desesperado, su destino se cruzará con el de Ben Wade, un despiadado forajido cuya banda lleva años siendo perseguida por la ley, de forma infructuosa. Casualmente, Wade es capturado, pero entonces comienza la verdadera aventura, porque debe ser trasladado hasta el tren de las 3:10 que va a Yuma, donde debe ser juzgado. El dinero por llevarlo hasta allí es lo que Evans necesita, pero la banda de Wade no va a descansar hasta liberar a su jefe...
Básicamente, se trata de llevar a un criminal a la justicia, durante un largo camino. Los peligros son claros, el propio criminal, la banda de éste, que busca liberarle, y la cobardía de los hombres que defienden la ley. A esto hay que sumar dos grupos más que no estaban en la primera versión de esta historia, la que dirigió Delmer Daves hace 50 años, secuencias que explican la mayor duración de este remake. Los apaches y los que buscan venganza por los actos de Ben Wade. Los dos obstáculos provocarán grandes cambios en los protagonistas, en su relación, que será muy diferente al principio y al final de la película. Los indios, ingrediente antes necesario para un buen western, serán la excusa perfecta para que Wade demuestre una vez más sus habilidades, pero principalmente para permitirle rebajar su nivel de maldad a los ojos de sus captores (y de los espectadores). El grupo de hombres que buscan venganza será una prueba de fuego para Dan Evans, quien no sólo repudia lo que se quiere hacer a Wade, sino que ve peligrar el dinero que necesita, el motivo por el que hace el viaje.
Cuando supe de este proyecto, me extrañó mucho la asignación de los papeles protagonistas. Me parecía más lógico darle a Christian Bale el papel del pistolero Wade y a Russell Crowe el del granjero Evans. No sólo porque físicamente me parecía más adecuado, sino porque Bale encajaba más en mi cabeza como ese criminal de personalidad tan ambigua, que resulta no ser tan sanguinario y despiadado como pinta ser en un principio. Evans, por el contrario, es un personaje más simple, menos jugoso, y aunque considero a Crowe uno de los mejores actores del planeta, capaz de todo, pensé que le venía mejor éste, porque le sería más fácil ponerse al público de su parte, sacándole más provecho que Bale. Me equivoqué, en parte. El Ben Wade de Russell Crowe es genial. Sólo por verle ya merece la pena ver 'El Tren de las 3:10'.
Como en la primera versión, y como no podía ser de otra forma, el personaje del criminal es mucho más interesante y fascinante que el del granjero. El espectador, en este sentido, se convierte en el personaje del hijo de Evans. Ben Wade, encarnado por un Russell Crowe impresionante, es una figura que despierta admiración, es un pistolero del salvaje oeste, impone respeto allá por donde va, es temido, nadie le hace sombra, hace lo que quiere cuando quiere y con quiere. ¿Cómo no sentirse atraído por él? Sin embargo, como digo, el personaje es mucho más que un criminal sin rival, y esto es algo que hay que agradecer muchísimo, porque la evolución que sigue su relación con Dan Evans, ese duelo entre ellos, psicológico y físico, es una gozada. El personaje de Christian Bale no permite lucirse demasiado al actor, ocurre algo parecido a lo de 'American Gangster' (Denzel Washington tenía un rol más atractivo que el de Crowe), pero el desarrollo de los acontecimientos le favorece, logrando, que lleguemos a los últimos minutos de la película con un nudo en el estómago, temiendo por su vida. Al igual que ocurre con su hijo, el espectador comprende a Evans y llega a admirarle, más aún que al pistolero Wade.
El final, por cierto, es otra de las más significativas modificaciones que hace James Mangold ('En la Cuerda Floja') respecto al film original. Y es todo un acierto. A mí al menos me encantó que me ofrecieran otra (coherente y atrevida) versión del desenlace de la historia de estos dos hombres tan diferentes unidos por la casualidad y el paso de un tren. Es muy posible que al gran público lo que ocurre le parezca una tontería, pero creo que hay que tomarse un poco de tiempo en pensar las motivaciones de los dos personajes, el camino que han recorrido juntos y lo que significa para cada uno lo que se está haciendo. Del resto del reparto, decir que hay varios rostros muy conocidos, que cumplen con su cometido, pero que tienen escasa relevancia en pantalla, dejándolo todo casi a las dos grandes estrellas. El único que roba un poco de protagonismo es Ben Foster, en el papel del mejor pistolero de la banda de Wade, su mano derecha. Foster está estupendo, lo cual puede suponer otra llamativa sorpresa para muchos, llega a imponer respeto y despertar mucha inquietud cada vez que aparece; su mirada de psicópata y su habilidad con el revólver perseguirán a Evans hasta la parada del tren...
'El Tren de las 3:10' es una de las mejores películas que podrá verse en los cines españoles durante este año, un tenso thriller de acción en forma de preciosista western, lo cual ya es un estupendo motivo para verla, no es algo que se haga habitualmente. Magnífica propuesta que se ganará un hueco en la memoria de los aficionados al cine con el paso del tiempo, gracias especialmente a un extraordinario duelo interpretativo entre Russell Crowe y Christian Bale, dos de los mejores actores que pisan el planeta, que en nada tiene que envidiar al que protagonizaron Glenn Ford y Van Heflin allá por 1957. 'El Tren de las 3:10' no es volver al cine de antes, es contar una historia tan bien como se hacía antes.
- Otra crítica de la película en Blogdecine: