Dicen que las más grandes historias hablan sobre el amor. Durante siglos y siglos, poetas, pintores, escritores, cineastas y demás artistas, han intentado representar dicho sentimiento, en un vano deseo de encerrarlo en expresiones. Si hacemos un repaso a la historia del cine, vemos que infinidad de películas —la inmensa mayoría— cuentan en su columna vertebral con el amor como principal motor de sus relatos. Y si no centramos únicamente en aquellas que lo han tratado de frente, la lista puede ser de lo más variopinta. Juan José Campanella ya nos había ofrecido alguna historia en la que el amor cobra vital importancia; tanto ‘La hijaEl hijo de la novia’ —la película que le hizo famoso—, como ‘El mismo añoamor, la misma lluvia’ —estrenada en nuestro país a raíz del éxito de la antes mencionada—, o ‘Luna de Avellaneda’, contenían en sus tramas aproximaciones al tema de las relaciones amorosas.
Ahora, Campanella —que también ha logrado ganarse cierto prestigio como director de series de televisión americanas—, va más lejos con ‘El secreto de sus ojos’, sin duda alguna, una de las mejores películas que se han estrenado en este 2009. Con la apariencia de un thriller, excelentemente construido y narrado, el director se adentra en los recovecos de lo único que realmente merece la pena en este mundo: el amor.
‘El secreto de sus ojos’ narra la historia de Benjamín Espósito, quien acaba de jubilarse después de haber pasado prácticamente toda su vida profesional como empleado de un Juzgado Penal. Ahora, para matar el tiempo libre que tiene, decide escribir un libro en el que narrará una experiencia vital de su pasado. En el año 1974, el juzgado en el que trabajaba es encargado de investigar un caso de violación y asesinato, en el que Espósito se vio envuelto de forma muy directa, al llegar a conocer al marido de la asesinada, y conmocionarse por la capacidad de amarla que tenía éste, y al que ayudará en todo lo posible para encontrar al asesino.
Un argumento de thriller, en el más puro estilo clásico, en el que Campanella apuesta fuerte yendo más allá, narrando una de esas historias atemporales en la que la mirada del cineasta, apoyada en las miradas de sus personajes, desviste a los mismos en un relato, que con gran sutileza, y amor por lo que narra, respira verdad por cada minuto de su metraje. Como ya había hecho con anterioridad, el director argentino, hace explotar con enorme sencillez —que no simpleza— emocionalmente al espectador, en un duro e inolvidable viaje, en el que la verdadera historia se halla tras los ojos de los personajes que componen la película. Ojos tras los cuales se ocultan secretos, pero que no pueden mentir. Amores secretos y reprimidos, amores incondicionales, amores destructivos, amores muertos, son los mostrados por los ojos que en el film se cruzan miradas de verdad, motivaciones de todo lo hecho por los personajes.
Campanella siempre coloca su mirada a la altura de la de sus protagonistas, a los que trata con mimo y delicadeza. Su puesta en escena, de latente sobriedad, a veces apoya emocionalmente lo narrado. En cierto momento clave del film, una de las incógnitas al misterio de encontrar un asesino, es revelada mediante una emocionante definición sobre la pasión —palabra ligada al amor sin ningún tipo de duda—, en la que Campanella alza la cámara, para en el siguiente cambio de plano, bajarla desde lo más alto en un impresionante travelling, seguido de un falso —pero muy eficaz— plano secuencia que funciona como catarsis emocional. Grandilocuencia que se da la mano con la sencillez más pasmosa, que muestra la envidiable capacidad de Campanella para narrar, llegando a una elegancia que hacía tiempo no se veía en una pantalla de cine.
Puede que ‘El secreto de sus ojos’ resulte un poco larga, cayendo un poco en el subrayado en su parte final, pero incluso eso puede tomarse como algo bueno. Campanella está enamorado de los personajes, como si no quisiera soltarlos, y en un bloque final lleno de revelaciones, el director se la juega poniendo sobre la mesa mucho más de lo esperado. Con una sola secuencia —la sorpresa argumental del film, pelín previsible— Campanella derrumba sin prejuicios todas nuestras creencias sobre la justicia y la venganza, y enfrenta las distintas consecuencias que un amor sentido durante mucho tiempo puede provocar. Los secretos salen a la luz, algunos son horribles, y otros simplemente no van a ser fáciles, y en una maravillosa escena final, Campanella cierra la puerta tras el personaje central, para hacer íntimo por fin lo que todos ya sabíamos.
Ricardo Darín, Soledad Villamil, Pablo Rago, Javier Godino y Guillermo Francella, en verdadero estado de gracia, logran a lo que todo intérprete aspira, que veamos un personaje y no un actor. Todos a merced del amor, la verdadera motivación de cada uno de sus actos, y Campanella jugueteando con ellos, demostrando que dicho sentimiento puede producir al mismo tiempo algo bello y horrible. Dentro de muchos años, nadie recordará films muy taquilleros de este año, pero cuando se haga un repaso a la presente década, ‘El secreto de sus ojos’ se alzará como uno de los títulos más importantes de nuestros días, como la magistral película que es.